Este texto forma parte de un artículo publicado en el número 490 de la revista Historia y Vida. Uno a la vez fueron cayendo en poder de los franceses todos los barrios. El desánimo cundió entre la población y han comenzado a levantarse voces que clamaban por la capitulación. \’, uno de los grabados de la serie \’Los desastres de la guerra\’ de Francisco de Goya, con Agustina de Aragón adelante del cañón. A ojos de los franceses la operación no suponía dificultad. Se apostaron en tres puntos específicos, el Portillo, la Puerta del Carmen y la de Santa Engracia.
Fue una corto pausa en el continuo peregrinar al que, en guerra o en paz, parecía estar condenada. Ante el progreso de los imperiales, tuvo que organizar la defensa de la ciudad haciendo más fuerte las murallas y reclutando voluntarios para agrandar las asimismo escasas tropas. La novedad de las derrotas españolas en Mallén y Gallur, cerca de allí, causó estragos en la moral de la población. En contrapartida, arribaban a la ciudad diversas columnas de asilados, huidos de otras poblaciones que habían sido ocupadas por los franceses.
¿Triunfaron Las Guerrillas La Guerra De La Independencia Española?
Los ataques sobre Zaragoza se habían intensificado y la defensa fue poco a poco más enconada. Tras alzar un puente sobre el Ebro, los franceses habían ocupado el vecindario del Arrabal y cortado la acequia que proveía agua a las huertas de la región, dejando a los zaragozanos sin oportunidad de autoabastecerse. A fines de mes los bombardeos se hicieron cada vez más intensos. Una explosión casual en el barrio de la Magdalena abrió un boquete en las defensas y los franceses consiguieron una vía de penetración en el núcleo urbano. Entretanto, Palafox, que había efectuado una serie de maniobras de distracción en los alrededores, regresó a la localidad. En su cuartel general del convento de San Francisco, recibió la visita de una joven que se ofreció como facultativa.
En el mismo grado que llama la atención el afán capitalizador de su figura por los aragoneses, sorprende la apatía catalana respecto a la condicióncatalanade Agustina. Y sucede que el mito de Agustina, tantas veces usado por la memoria épica de la guerra de independencia, es visto como unlastre inútil y contradictoriocon el discursonacionalista catalán, tan posesivo de los suyos. Es tiempo de finalizar mi comunicación, si bien no la investigación sobre la auténtica historia de Agustina de Aragón, en la que todavía quedan ciertos puntos oscuros, demacrados por la historia de historia legendaria (asimismo la «leyenda negra»), porque de ellos por el momento no se ocupa la obra que, aunque bajo la ficción literaria, nos ha servido esta vez como fuente histórica. Además le solicitó a la heroína sus atentos y sortijas, para mandarlos a Londres, donde se custodiarían por haberle pertenecido, y regalándole a cambio otros anillos que representaban la coalición, un cañón y un mortero, y unos atentos en forma de bellotas guarnecidas de brillantes.
El 4 De Marzo De 1786 Nace Agustina De Aragón
Según Palafox en sus memorias -y de ahí arranca en parte la novelización de los hechos-, Agustina amaba al artillero moribundo. De ahí a decir que era su prometido había un paso, afirmación que Coy Cotonat desmiente de buena fe, aduciendo que mal podía ser su novio, si ella estaba casada. Lo que está claro es que, si en Zaragoza sitiada hubo alguien con quien Agustina sostuvo una relación, no era su marido, Juan Roca, el cual, estaba «en las acciones de María, Montorite y Belchite, los días 15,16 y 18 de junio de 1809», según su hoja de servicios. El 14 de junio de ese año, el Ayuntamiento de Zaragoza acordó empezar las gestiones para trasladar sus restos a la ciudad que había defendido con tanto valor en la Guerra de la Independencia, lo que se hizo trece años después. En su expediente militar no hay novedades de su vida hasta el momento en que de nuevo la podemos encontrar, en el mes de noviembre de 1810, en la defensa de Tortosa, donde sirvió en entre las baterías hasta la rendición, que sucedió el 2 de enero de 1811, siendo entonces conducida, con los demás prisioneros, a Zaragoza.
En temporada mucho más reciente, existen numerosos reconocimientos a la imagen y figura de Agustina, ya no solo la citada película efectuada en 1950, sino que asimismo hay varias calles y institutos homónimos repartidos por el territorio español. Cuando regresa a España en 1825, Carratalá es General, como el novelesco Talarbe. Tras su corto paso por el ministerio15fue Capitán General de Andalucía (13-II-1839) y Senador por Sevilla, hasta el momento en que en 1844 se retiró de cuartel a La capital española, donde radicó hasta su muerte, que sucedió el 13 de diciembre de 1855, un año y cinco meses antes que la de Agustina de Aragón.
A mucho más, fue nombrada sargento por el comandante del puesto, empleo que, al día siguiente, ratificó nuestro capitán general Palafox, con el sueldo de 6 reales diarios. En exactamente el mismo año el Ayuntamiento zaragozano acordó mover su cuerpo, medida que no se realizó hasta 1870, descansando sus restos primero en el templo del Pilar y después, finalmente, en la iglesia de Nuestra Señora del Portillo. Pero los indicios de que pudiese esconder la auténtica identidad de un personaje real eran demasiados para no procurar verificarlo.
Retrato De Agustina De Aragón
De camino a Francia es ingresado en el hospital de Pamplona, de donde se fuga el 1 de mayo de 1809, y el 23 de mayo está en la acción de Alcañiz . El 26 de septiembre de 1809, a cargo de Blake, estaba en la acción sobre Gerona, para liberarla del lugar. Y desde ese instante no constan acciones militares en su expediente, durante los mismos meses en que Agustina viajó desde Teruel a Andalucía, acompañada por Talarbe. Tiene rincón entonces un hecho, que Carlota presenta como histórico, ocurrido en Esparraguera, donde Agustina intercede y consigue que se les perdone la vida a unos soldados franceses. Según un documento de su expediente militar, ciertamente Agustina se hallaba en Esparraguera en el momento en que tuvo lugar la primera escaramuza que padecieron los franceses antes de retirarse hacia Barcelona, si bien no se relata el episodio.
Fernando Vii, De Príncipe Conspirador A Rey “Esperado”
Al acercarme al personaje de Agustina hallé una bibliografía, muy pobre y confusa, donde figuraba la novela histórica redactada por su hija, sobre la que últimamente ha llamado la atención Mª del Carmen Simón Palmer3. El valor literario de la novela es poco, pero, paradójicamente, ha resultado para mí una ayuda muy valiosa en la reconstrucción de algunos aspectos de la vida de Agustina de Aragón4. Los pocos biógrafos que se han ocupado del personaje han rellenado con suposiciones y conjeturas -que ofrecen como si fuesen datos algunos- lo que no lograron verificar con documentación fiable, o han interpretado, con falta de rigor histórico, algunos hechos que no encajan con la documentación que contiene su expediente militar, existente en el Archivo General Militar de Segovia. Su nombre era Agustina Raimunda Zaragoza Doménech y era catalana, natural de Reus en el año 1786 y vivió en Barcelona hasta que, en el año 1803, a sus 17 años, contrae matrimonio con un cabo de artillería, por lo que, con motivo de la guerra con los franceses, se encontraba destinado en Zaragoza y allí debió desplazarse. A los 17 años contrajo matrimonio con Juan Roca Vilaseca, un cabo segundo de artillería destinado en la guarnición de Barcelona.
No podía faltar en nuestro recuerdo y reverencia por las muchas mujeres que fueron valientes, atrevidas y que probaron que el valor, la aventura y las peleas es cosa de hombres, quizá pues la imagen que disponemos de esta mujer hay que casi exclusivamente a su valentía por proteger la entrada contra los franceses a la puerta del Portillo en Zaragoza. La invasión napoleónica obligó a éste a trasladarse sucesivamente, de guerra en guerra, y Agustina lo prosiguió. Vivían en Zaragoza en el momento en que Agustina protagonizó las acciones que la hicieron conocida, durante los cercos y ataques que sufrió la ciudad. El día 4 de marzo de 1786 nace en Reus Agustina-Raimunda-María Zaragoza Doménech, famosa como “Agustina de Aragón” y “La Artillera”.
Mientras que los imperiales se batían en retirada, Agustina defendió la posición hasta que llegaron refuerzos. El oficial que llegó al mando de las tropas de refresco arrancó las insignias de un artillero fallecido y se las colocó a la heroína. Su arriesgada participación en la contienda le valió una pensión de cien reales que le concedió Fernando Vll. Estuvo la heroína unida en matrimonio, primero con un militar, después, al darle por muerto, con el capitán Luis de Talarbe y, finalmente, con otro hombre de armas, Juan Eugenio Cobo de Belchite.