Entre esos críticos de la “boliburguesía” está Carlos Lanz Rodríguez, exguerrillero y ferviente chavista, quien consideró que esta novedosa “casta” económica “dicen revolucionaria pero ostenta automóviles Hummer, relojes Cartier, modelos Gucci, ropa de marca, apartamentos suntuosos en Miami, aeroplanos privados, caballos y yates”. En el grupo de Ramírez se encuentra su primo, el empresario Diego Salazar Carreño, mejor conocido como “El Colorado de Oro”. Hijo de un guerrillero de la década de 1960, vendía pólizas de seguro hasta que Ramírez, una vez a cargo de PDVSA, le otorgó contratos preferentes con la empresa petrolera estatal. El 9 de abril de 2002 la CTV realizó una huelga general y, al constatar su rastreo desigual (en PDVSA se trabajó sin novedad, no obstante la crispación ocasionada por los recientes despidos de ejecutivos rebelados contra el nombramiento de la novedosa dirección y contra la revisión de los criterios de gestión mercantilistas del holding), decidió prolongarla al día siguiente.
A muchos de los militares no nos gustó; porque él lo que deseó es decir que esa Academia Militar la puede utilizar su familia a capricho, lo que es impropio», afirma entre los que afirma, protegiendo su identidad. La Asociación de periodistas venezolanos en España Venezuelan Press no se hace responsable por las ideas y críticas vertidas en este medio. El contenido de los productos aquí publicados es responsabilidad exclusiva de sus autores, que ejercitan su derecho a expresarse libremente. Este sitio web está bajo una licencia de Creative Commons , con lo que lo anunciado se puede comunicar y emplear en otros medios digitales, siempre y cuando se referencie el origen y el creador, y se integre un link a la fuente original.
Extractos Para Comprender (y Recordar) A Venezuela
Asimismo, si bien aseguró que iba a respetar los pactos firmados con la OPEP, no ocultó su intención de propiciar un cambio en la filosofía de esta organización para hacerla menos complaciente con los países importadores de todo el mundo desarrollado. Al hablar de este modo, Chávez tenía presente dado que el desplome de los costos del barril de crudo durante 1998 había causado mucho daño a la endeudada economía venezolana. Una vez instalado en su despacho del Palacio de Miraflores, a Chávez le faltó tiempo para firmar su primer decreto, que no fue otro que el que llamaba a los venezolanos a referéndum para decidir sobre la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente . Si la solicitud prosperaba, las secuelas implícitas serían la abrogación de la Carta Magna de 1961 y la disolución del Congreso, donde los partidos del Polo Patriótico sólo reunían algo mucho más de una tercer parte de los escaños.
Antes de regresar a Caracas, Chávez intervino en el IV Acercamiento Hemisférico de Lucha contra el A.C., al que asistieron 800 delegados de toda América Latina y donde pregonó el carácter socialista de la revolución bolivariana. Meses después, en el mes de agosto, estuvo de vuelta en La Habana para oficiar la distribución de sus títulos académicos a la primera graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina y efectuar un Aló Presidente especial que fue retransmitido desde la localidad de Sandino, en la provincia de Pinar del Río, y en el que tomaron la palabra el líder sandinista nicaragüense Daniel Ortega y el líder comunista salvadoreño Schafik Hándal. El nuevo aliado de Chávez era el gobernante argentino Néstor Kirchner, exponente de un peronismo de centroizquierda y firme defensor de la autonomía y fortaleza del MERCOSUR. El 7 de julio de 2004, en el prólogo de la XXVI Cima del MERCOSUR en la localidad argentina de Puerto Iguazú, Chávez y Kirchner firmaron una carta de intención para crear la compañía sudamericana de energía Petrosur, primera piedra del emprendimiento chavista de fundar una enorme transnacional petrolera latino-caribeña, la citada Petroamérica. Petrosur nacía como un mero marco, sin personalidad jurídica por el momento, con la participación de PDVSA y su semejante argentino recién creado, Enarsa, pero Chávez deseaba más que nada incorporar a la brasileña Petrobrás, una empresa semipública; Lula, por el momento, se limitó a notificar que estudiaría la idea. “La unión económica es considerablemente más lenta, transporta décadas; en cambio, para la unión política basta un momento para aceptarla, basta la voluntad”, aseguraba el presidente.
En este contexto, el poder de los “boliburgueses” asimismo alcanza a ámbitos opositores mediante distintas redes de negocios. Esto le deja a la casta “boliburguesa” ampliar sus cuotas de poder y riqueza frente a un hipotético, pero aún improbable, final del régimen madurista en Venezuela. [newline]En el caso de caída del régimen, los “boliburgueses” proseguirán ocupando un peso esencial en el proceso de eventual transición hacia el “postchavismo”. En 2018, siendo entonces diputado, Juan Guaidó, en la actualidad presidente de la Asamblea Nacional y considerado como el presidente legítimo de la República durante más de 60 países, denunció “el increíble desfalco a la nación” efectuado por la boliburguesía.
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El COPEI prosiguió atacando fuertemente la gestión económica y social del presidente mientras crecía la sensación de una corrupción a enorme escala en las instancias del poder. La intentona golpista de Chávez, sin precedentes en 34 años de historia democrática de Venezuela, se saldó con 19 muertos y un millar de detenidos, la mayor parte soldados y reclutas, los que, según aseguraron los medios de comunicación, fueron conducidos a engaño por un centenar largo de militares expertos, los auténticos autores del golpe. Si bien aplastada, la tentativa de deponer a Pérez fue acogida con indisimulado júbilo por un lado considerable de la población, sobre todo entre las clases desfavorecidas, más allá de que Chávez procedía del mucho más completo anonimato y de que sus intenciones posgolpistas formaban un secreto más bien inquietante. En cuanto a su ideología bolivariana, citada de pasada y de la que nada de sabía, suscitó especulaciones sobre si tomaba de la izquierda o si por contra encerraba un autoritarismo y un nacionalismo de derechas.
Aquella fue la primera de una secuencia de visitas de Maduro para recibir de primera mano las enseñanzas del famoso santón, fallecido en 2011. Más allá de este fiasco, Maduro disfrutaba de la confianza de Chávez, quien le tenía reservados varios de los puestos de mayor compromiso en la institucionalidad republicana. El 5 de enero de 2005, en sustitución de Francisco José Ameliach Orta, el bigotudo y fornido parlamentario chavista fue ungido presidente de la Reunión Nacional, cargo que retuvo tras arrancar la legislatura salida de las elecciones del 4 de diciembre de 2005, las que fueron ganadas hasta el último escaño por el oficialismo merced al boicot en masa de la oposición. A principios de 1991 Maduro, tras sobrepasar unas pruebas de ingreso, entró a trabajar en el Metro de Caracas como chófer de su servicio de autobuses metropolitanos, Metrobús. En esta compañía pública de transportes, el futuro dirigente político se implicó en las luchas gremiales y hacia 1993 organizó el Sindicato de los Trabajadores del Metro de Caracas , a cuyo frente se mantuvo en los años siguientes, siendo vocero del comité de compañía en las negociaciones con la patronal.
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De su pluma brotaron títulos como Vuelvan caras, Mauricio y El genio y el centauro, siendo esta última una obra de dramaturgia que en 1987 ganó el tercer premio de un certamen convocado por el Teatro Histórico Nacional. Tenía maña aun para las artes plásticas, como atestigua la estatua Sombra de Guerra en el Golfo, modelada en 1980 e inspirada por el conflicto armado entre Irán e Irak. En julio de 1975 Chávez terminó sus estudios con la licenciatura en Ciencias y Artes Militares, especialidad de Comunicaciones Terrestres, y con el grado de subteniente.
Solamente ser proclamado vencedor oficial, el gobernante nombró vicepresidente al entonces canciller, Nicolás Maduro Moros, un lugarteniente fidelísimo y de la máxima confianza. A finales de noviembre Chávez retornó a Cuba para un “tratamiento particular” y el 7 de diciembre estuvo de vuelta en Caracas, pero en la día siguiente anunció una recurrencia del cáncer, su regreso a La Habana para ser intervenido y la designación de Maduro como su sucesor. En las semanas siguientes, las limitaciones informativas y los sombríos comunicados oficiales sobre el “duro” postoperatorio y las “complicaciones” que estaban apareciendo alimentaron una guerra de comentarios y mensajes cruzados que mantuvo a la población en desequilibrio. En cambio, el oficialismo prefería resaltar los progresos, indiscutibles, en la redistribución de la renta nacional, la fuerte reducción de las desigualdades y la pobreza, el acceso por miles de de venezuela humildes a casas dignas entregadas por el Estado, la campaña de alfabetización, los programas alimentarios y sanitarios, y el retroceso del paro. De todo ello se ocupaban las genéricamente conocidas como Metas Bolivarianas, cuyo nuevo pilar eran las Enormes Metas. Los comburentes, aunque racionados en algunos sitios, estaban extensamente subvencionados por el Estado y sus precios seguían siendo insólitamente bajos, al filo de la gratuidad.
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Chávez saboreó con exultación su octava victoria electoral sucesiva y se dejó ser magnánimo con la oposición, a la que invitó a “trabajar juntos” por el futuro del país sin tener en cuenta las “heridas” del pasado, pero a la que también solicitó que tuviera un poco de “sentido del ridículo” y dejara de impugnar los resultados del referéndum. Para atenuar los temores estadounidenses a otra huelga en PDVSA, el presidente garantizó que Venezuela mantendría los suministros petroleros acordados. Además de esto, Chávez, infatigable, se dispuso a abrir un abanico de medidas destinadas a “profundizar la revolución” y a “construir el socialismo del siglo XXI”, misiones que traerían implícitos el avance de la democracia participativa, el arraigo de un modelo económico alterno al capitalismo y una mayor implicación de los militares en la vida civil sirviendo a la red social. La indulgencia con el oficial que dos años atrás había atentado contra el orden constitucional y provocado con su golpe de fuerza víctimas fatales fue máxima. Además de esto, siendo obligado a dejar la milicia, Chávez recibía vía libre para desarrollar todo su activismo político en el campo civil y desde la mucho más rigurosa legalidad. Antes de terminar el año, el 13 de diciembre, se desplazó a Cuba, donde fue recibido con todos los honores por Fidel Castro, quien le elogió como un discípulo aventajado de Bolívar y José Martí.
La OFAC declaró que Cabello y otros usaron su poder en el gobierno bolivariano “para favorecerse personalmente de la extorsión, el lavado de dinero y la malversación de fondos”, y que Cabello presuntamente dirigió las ocupaciones de narcotráfico con el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, mientras dividía las ganancias con el presidente Nicolás Maduro.. La Oficina asimismo declaró que Cabello utilizaría información pública para rastrear a las personas adineradas que potencialmente eran narcotraficantes y hurtar sus drogas y propiedades para liberarse de la rivalidad potencial. A mediados de julio de 2017, los periodistas en Washington, DC observaron una mayor presencia de seguridad en torno al senador estadounidense Marco Rubio . Un mes después, el 13 de agosto de 2017, The Miami Herald informó que Diosdado Cabello había iniciado un complot de asesinato contra Rubio, supuestamente contactando a ciudadanos mexicanos para debatir el homicidio de Rubio. Rubio, quien es un crítico del gobierno venezolano, ha liderado un esfuerzo en el gobierno de los USA para tomar medidas contra los gobernantes del gobierno latinoamericano, con frecuencia señalando a Cabello.
De antes de su primer acercamiento con Hugo Chávez Frías tras el fallido golpe de Estado perpetrado en 1992 por el entonces teniente coronel contra el presidente adeco Carlos Andrés Pérez, solamente se difundió sobre las actividades de Maduro en todos los años que ocupó los mucho más altos cargos de la República Bolivariana salvo el de presidente. La muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo de 2013 transformó en presidente “solicitado”, o en funcionalidades, de Venezuela a Nicolás Maduro, su heredero designado de 50 años. Antiguo chófer de autobús y dirigente sindical del Metro de Caracas sin estudios superiores pero adoctrinado en el marxismo ortodoxo y el castrismo, Maduro fue un precoz componente de la extrema izquierda que luego se unió con entusiasmo al movimiento bolivariano, llegando a ser uno de los más importantes jerarcas de la V República y, sobre todo, un colaborador fidelísimo y de la máxima seguridad de Chávez. Político de formas amables, desde 2005 fue sucesivamente presidente de la Asamblea Nacional, ministro de Relaciones Exteriores y, a partir de octubre de 2012, vicepresidente ejecutivo de la República.