A pesar de la dureza de la opresión, de la depuración de la administración y de la consolidación de los privilegios del clero, próximamente se alzaron voces en el interior contra el rey, la mayoría de eclesiásticos. Le demandaban mayor firmeza contra el liberalismo y el establecimiento de un sistema absoluto de signo teocrático. Acorralado por la doble oposición de liberales y ultrarrealistas, y por una grave crisis económica y social, el rey dio vía libre a partir de 1826 a una política reformista encaminada a actualizar la administración. Las medidas, ciertas apreciables, como la creación del Consejo de Ministros y del Ministerio de Fomento, la ley de minas, el código de Comercio, la fundación de la Bolsa de Madrid, etcétera., estuvieron dirigidas a asegurar la pervivencia del régimen fernandino.
Desde finales de marzo hasta mediados de abril de 1808 la situación política en España fue demasiado confusa. Fernando, por su parte, encauzó sus esfuerzos en hallar el reconocimiento del emperador y se mostró presto a continuar todas sus indicaciones, abandonando el gobierno de la Monarquía. Otro dato importante es que los rasgos y manifestaciones del carácter de Fernando se fueron amortiguando a lo largo de su vida.
Desde esa fecha, Escoiquiz se transformó en el mentor político del príncipe y director de la campaña contra Godoy. El 27 de octubre de 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau, con la consecuencia de que las tropas francesas entran en España supuestamente hacia Portugal. Ese mismo día, estando la Corte en El Escorial, Carlos IV recibió un anónimo en el que se denunciaba al Príncipe de Asturias como creador de una conjura contra sus padres. El rey se presentó de improviso en las estancias de su hijo y encontró papeles que le comprometían. Aparentemente Fernando temía con sinceridad que la ambición del favorito le llevara a pretender ajustar la Corona. Fernando fue llamado a declarar frente a un tribunal y, atemorizado, delató a cuantos habían intervenido , charló de los documentos firmados y relató su correspondencia con el emperador3.
Relación Con Otros Individuos Del Dbe
Al mismo tiempo las nuevas autoridades emprendieron una intensa labor propagandística para hacer una imagen demasiado efectiva de Fernando VII, presentándolo como el «príncipe inocente», adornado de todas las virtudes y víctima consecutiva de dos déspotas, el interior y el exterior (Napoleón). Hasta entonces, la Constitución de Cádiz declaró a Fernando VII rey constitucional de España. Bueno, pues antes de realizar ningún diagnóstico, creo que tenemos que tener en consideración dos cuestiones. Por una parte, la escasa concreción del término «trastorno de personalidad» incluso hoy día y, por otro, que nos encontramos aplicando criterios diagnósticos recientes a un rey que vivió hace 200 años. Por ello, y, a pesar de todos los datos expuestos, yo no me atrevería a hacer un diagnostico al rey de «trastorno de personalidad» precisamente por el inmenso anacronismo que implicaría.
Al ser obligado a renunciar al cetro, transcurrió la Guerra de Independencia cautivo en Valencay. En el momento en que el padre aceptó el poder, Fernando fue reconocido como príncipe de Asturias . Medidas como la reinstauración de la Mesta, los gremios, los privilegios fiscales estamentales, la devolución de las características desamortizadas, etcétera. llevan al país a una situación de bancarrota. La carencia de compromiso popular, sepa de remordimiento y de sentimiento de culpa y las relaciones emocionalmente superficiales son también claras. En todo caso, es necesario apuntar que en el momento en que hablamos de personalidad (patológica o no), hablamos de «ser» de una cierta manera frente al «estar» enfermo de un deprimido, de un esquizofrénico o de un diabético, por servirnos de un ejemplo.
Restauración Absolutista De Fernando Vii
Además de esto, Fernando creyó haber obtenido el acompañamiento de Napoleón, pues los en compromiso en la trama de El Escorial habían contado con el concurso del embajador francés, François de Beauharnais. Quienes lo trataron lo han presentado como un individuo de enclenque carácter, muy influenciable por sus allegados, hipócrita, sumamente desconfiado, tímido y cobarde, incapaz –al decir de lord Holland– de sentir afecto hacia el resto, incluidos sus padres, quienes le correspondieron con exactamente la misma moneda. Retraído frente a las dificultades hasta caer en la abulia, si las circunstancias le eran favorables se imponía a los demás hasta dominarlos, mostrándose entonces déspota y despiadado, presto a cualquier cosa para satisfacer su egoísmo.
Por otro, atizaba los combates entre las dos facciones del liberalismo, al tiempo que alentaba a los absolutistas y llamó a las potencias de europa a fin de que enviaran un ejército a reponerlo en el trono en 1823. La guerra de la Independencia había dejado a la armada de españa en una lamentable situación. Se necesitaban buques para transportar las tropas desde España para sofocar la rebelión en Hispanoamérica. A tal efecto, la camarilla cercana al rey se hizo cargo de comprar a Rusia ocho naves por la escandalosa suma de casi setenta millones de reales.
Curiosidades De La Historia
Desde esa fecha hasta enero de 1820, Fernando VII actuó como rey absoluto , aunque no ha podido poner en vigor todos y cada uno de los organismos y usos del Viejo Régimen. A lo largo de estos años, los liberales procuraron –infructuosamente- restablecer la Constitución a través de el sistema del pronunciamiento y aun ciertos planearon terminar con la vida del monarca. Después de los sucesos de El Escorial, la posición de los fernandinos frente a la opinión pública era insuperable. Todo dependía de aprovechar cualquier ocasión para publicar una exclusiva acometida contra Godoy.
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A estos se aúnan todas y cada una de las instituciones del Viejo Régimen y la Iglesia, que no acepta la abolición de la Inquisición, la libertad de pensamiento y el ataque a sus características, arrastrando a las masas populares a apoyar el retorno absolutista. Una cosa es que las modificaciones del comportamiento de un sujeto deriven de una enfermedad y otra muy distinta que sean propias de la forma de ser, de la personalidad, de cada uno. Hay asimismo una incapacidad para planear el futuro, al tiempo que un interés centrado en su mayoría en el corto plazo. Ello se refleja en las cartas que escribe solicitando el acompañamiento de Napoleón, sin vaticinar que deja el destino del país en un árbitro ebrio de poder y tremendamente ambicioso, quien, al igual que ha cambiado ahora fronteras y monarquías en Europa, puede realizar lo propio con España (como en el final terminará pasando). Esta torpe planificación también tenemos la posibilidad de observarla en su imprudente viaje hasta Francia, cruzando la frontera por propia iniciativa con dirección a su propia prisión.
El liberalismo iba a sufrir otra vez una persecución sin cuartel hasta el punto de que la Santa Alianza se mostró alarmada. Luis XVIII aconsejó a Fernando que moderase el gobierno y que tomara medidas liberalizadoras3. El embajador extraordinario del zar, conde Pozzo di Borgo, fue enviado a La capital de españa y, con el apoyo de otros dos diplomáticos, logró la destitución de Víctor Sáez, responsable principal de la línea dura.
En concreto, frecuentaba el burdel de Pepa la Malagueña, el mucho más popular de la ciudad más importante española. Era culpado por los liberales tanto por su populismo y connivencia con el pueblo como por su desprecio a la soberanía nacional, representada por las minorías liberales. Hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, Fernando VII nació el 14 de octubre de 1784 en el Palacio de El Escorial.
El nuevo gobierno, encabezado por Zea Bermúdez, no era precisamente liberal, pero sí reformista. Además de esto, el rey anuló el decreto del 18 de setiembre2, 6, atribuyendo a quienes le rodeaban la culpa de este nuevo cambio de parecer y presentándose como víctima de «hombres infieles» y de la enfermedad. Estamos otra vez frente un caso de muestra de lo que llamamos mecanismos proyectivos o ingrediente atribucional externo.