Hija del empresario del Teatro Calderón de La capital de españa, que la deseaba bailarina y no actriz, contradijo los deseos paternos y logró, en 1948, que Luis Peña y Josita Hernán la admitiesen de meritoria en su compañía. Entre sus películas mucho más conocidas, destacanAtraco a las tres,Los Palomos,Operación Cabaretera,¡Como está el servicio! OSor Citröen, donde interpretaba a una mona, la hermana Tomasa, que se ve obligada a estudiar a conducir. La cinta de Pedro Lazaga estaba protagonizada por Gracita Morales y Rafaela Aparicio. Su sobrina recuerda que en sus últimos años de vida unas monjitas se aprovecharon de su fragilidad mental para cuidarla en su apartamento del madrileño y exclusivo barrio de Salamanca y también incitarla a firmar unos documentos notariales.
Gracita Morales rodó en los años 60 varias películas por año. En los años 40 comenzó a representar teatro, debutando con la compañía de Luis Peña. A principios de los años 50 Morales comenzó como actriz, al formar parte en el filme Elena de Jesús Pascual; pero no fue hasta finales de los años 60 cuando cautivó a todo un país por su interpretación de la monja más entretenida y conmovedora en Sor Citroen , de Pedro Lazaga.
Gracita Morales: Del Cine Al Psiquiátrico Y A La Estafa De Las Monjas
La vida le deparó algunas cosas buenas, como trabajar con su hermana Ana María en Sor Citroën y en ¡De qué forma está el servicio! Su hija María Luisa recuerda que Gracita “era cariñosa, un encanto, con una enorme preparación y formidablemente tímida, con lo que lo pasaba muy mal”. Fue la gran chacha del cine español, si bien sus orígenes fueron el de una señorita bien. Su madre, Ana Carvajal, era entre las mujeres mucho más millonarias de Ciudad Real pues era la dueña de las minas de carbón de Puertollano y su padre, José Morales, empresario del teatro Calderón de Madrid. Sus 4 hijos, Consuelo, Ana María, María de Felicidad y José, nacieron entre nubes de algodón que se fueron evaporando cuando su progenitor empezó a perder el patrimonio familiar por su afición a las cartas.
Adecentar obsesivamente las roulottes en las que se alojaba a lo largo de los rodajes, gritar al directivo de turno o quejarse de las compañeras mucho más jóvenes, a las que parecía envidiar, eran varios de los comportamientos que forjaban un carácter bien difícil, irascible e incomprensible para el resto de las personas con las que compartía rodaje. El motivo que habría podido desencadenar sus inconvenientes personales podría ser el fin de su matrimonio conMartín Zerolo, un pintor canario con el queno llegó a tener hijos. Ocho años tras casarse, eligieron tomar caminos separados. Él salió a París y la abandonó, según ella misma confesó, dejándole enormes problemas económicos. Quienes la conocían apuntan a que, el hecho de no haber tenido descendencia, fue otro de los detonantes dela infelicidadde Gracita Morales.
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María Gracia Morales Carvajal, mucho más conocida como Gracita Morales, fue entre las actrices más querida por el público español, con un talento innato para la comedia y con una voz inconfundible. Esta situación, además de desequilibrios que provocaban tensiones con otros intérpretes, le fue distanciando paulatinamente de los primeros créditos de sus películas, de manera especial a partir de finales de los años 60. Interpretó a una guía turística en “Casi Un Caballero” , película con Alberto Closas apuntada por Forqué, quien asimismo dirigió el mismo año a la madrileña, nuevamente como… criada… en “Vacaciones Para Ivette” , siendo la Ivette del título la francesa Catherine Diamant.
Ahí están Atraco a las tres , La localidad no es para mí o Sor Citroën . Si bien en pantalla la actriz madrileña era todo simpatía y alegría, en la vida real su fuerte temperamento produjo enfrentamientos en los rodajes. La característica voz aguda de Gracita se fue haciendo más habitual en el cine con los años 60, su mejor periodo como intérprete en el que se transformó en entre las actrices mucho más reconocidas de España, rodando múltiples comedias con dirección de Mariano Ozores, José María Forqué o, entre otros muchos, Pedro Lazaga. A duras penas ha podido formar parte en un capítulo de la mítica ficción televisiva Los ladrones van a la oficina y, desde ese instante, toda su vida fue cuesta abajo y sin frenos en una amalgama de pastillas que la mantenían sedada, drogas y un sinfín de abandonos personales que la habían llevado a vivir completamente sola. El 3 de abril de 1995, entre el ostracismo y el desvarío, se iba para siempre la mujer que mucho más logró reír al público español de una temporada en la que España precisaba ‘chachas’ y comediantes que le pusiesen una sonrisa en la boca.
Uno de los papeles más recordados de Gracita fue el de “Sor Citroen” , película donde, como la hermana Tomasa, conducía un Citroën 2Cv al lado de Rafaela Aparicio. En el año 1965 destaca “Un Vampiro Para Dos” , comedia en la que, casada con López Vázquez, Gracita viaja para Alemania para trabajar para el vampiro Fernán Gómez.
Gracita Morales: La Cara Amarga De La Cómica Mucho Más Simbólica Del Cine Español
” jamás imaginarían que la actriz de ojos claros y apariencia tan inofensiva como la Sor Citroen que encarnó en pantalla pudiera ser tachada de “déspota, algo envidiosa y muy loca”, por personas que compartieron rodaje con ella. Un ático en la madrileña calle O\’Donnell y una mansión en San Pedro de Alcántara que perteneció al dueño de cervezas Mahou. Hubo años en los que llegó a rodar una decena de películas. Vinieron las depresiones, los desequilibrios sentimentales y las crisis inquietas. De ahí sus inesperados cambios de humor y su alarmante temperamento. Pero nadie quiso reforzar en la psique de la mujer cuya única meta en la vida fue la de llevar a cabo reír, aunque por la parte interior se ahogara en lágrimas.
En 1948 fue meritoria en la compañía de Josita Hernán y Luis Peña. “El inconveniente de sus desequilibrios mentales vino tras tener un matrimonio fallido, que le duró apenas ocho años. Eso la dejó tocada para toda la vida”, afirma una compañera de profesión. Gracita se casó en el primer mes del verano de 1960 con Martín Zerolo, un pintor canario con el que no tuvo demasiada fortuna ni tampoco descendencia. “Esa fue la auténtica razón de sus crisis depresivas”, añade la actriz.
En el año 1968 también intervino en otro propósito con López Vázquez, “Propósito Bi-Ki-Ni” , ejercitando de timadora en Torremolinos; apareció en “Long Play” , musical con el grupo pop Los Pasos en el que hacía de sueca; y formó una parte del reparto de “¡Cómo Está El Servicio! ” , comedia en la que era una criada de pueblo que deseaba ponerse en Madrid gracias a su ‘primo’ López Vázquez. Su historia personal se desmoronó con la separación de su matrimonio con Zerolo, que se vino abajo en la parte final de los años 60, hasta confirmarse en un divorcio en el año 1982. En el año 1962 rodó una de sus mejores películas convirtiéndose en ladrona apasionada, “Atraco a Las Tres” , comedia de hurto a un banco apuntada por José María Forqué. En los inicios de la década de los 60, la actriz madrileña pudo ser vista como Niní en “Maribel y La Extraña Familia” , adaptación de la obra homónima de Miguel Mihura que dirigió Forqué con la mexicana Silvia Pinal como Maribel. En su última etapa tuvo algunas intervenciones en televisión, siendo Los ladrones van a la oficina casi una despedida de su trayectoria, puesto que el 3 de abril de 1995 murió a la edad de 66 años.
En 1967 fue novia de José Sacristán en “Novios 68” ; protagonizó como prostituta convertida en espía “Operación Cabaretera” , sátira de James Bond con López Vázquez; intervino nuevamente con Manolo Escobar en “Pero… ¿En Qué País Vivimos? ” , con Conchita Velasco como protagonista femenina; y participó en la comedia veraniega de Mariano Ozores, “40 Grados a La Sombra” , película vacacional en la que Gracita estaba casada con Antonio Ozores. Ese año ejercitó de camarera para el torero Palomo Linares en “Nuevo En Esta Plaza” ; o participó en “Operación Asesora” , comedia redactada y dirigida por Mariano Ozores con López Vázquez tratando ganar los favores de su guapa asesora, la mexicana Fanny Cano, en un hotel en donde trabajaba como camarera Gracita Morales.
A pesar de ofrecer una imagen completamente contraria, sus compañeros de profesión no guardan un buen recuerdo de la actriz, a quien le fue cambiando el carácter. Diríase que viviósus últimos años en soledadhasta los 66. Medicada y dejada, Gracita Morales falleció el 3 de abril de 1995 en Madrid, gracias a unainsuficiencia respiratoria. Morales participó en prácticamente un centenar de películas y a lo largo de varias décadas trabajó en el teatro con distintas compañías pero, sin duda, su temporada dorada fueron los años 60.