Se conformó un patronato y precisamente el primer presidente fue el obispo Francisco Barbado Viejo. A su muerte, en Barcelona a consecuencia de un cáncer de mama por ejemplo graves dolencias, y como consecuencia de morir sin testamento y sin herederos directos, el Estado se encargó de sus bienes y se creó con una parte de ellos una Fundación Benéfica que se llamó Fundación Inés Luna Terrero. Era conocida en la zona por el alias B.B y contó con una apasionante y azarosa vida que llegó a transformarla en una leyenda viva, adorada por varios y desprestigiada por otros. Hija única, heredó de sus predecesores, con apellidos ilustres alguno de ellos, un grandioso patrimonio. En este sentido, la novelista resaltó que su personaje principal era capaz de realizar las labores del campo e momentos después coger un vehículo y conducir por media España, o viajar y moverse por el Norte de África o Europa del Este. Le tocó vivir a fines del siglo XIX y inicios del siglo XX, aun de este modo no se acobardó frente al machismo que todavía entonces imperaba.
Radicaban en la Finca El Cuartón, en Traguntía, en la comarca de Vitigudino, pero esto no era suficiente para el espíritu de La Bebé, fueron frecuentas sus viajes tanto a Francia, como a Inglaterra así como a Italia e inclusive África, pasando obviamente por La capital española. Gracias a estos viajes, Bebé, aprendió distintos lenguajes y se transformó en una mujer culta y también muy interesante. Sin testamentos ni herederos directos, el Estado se hizo cargo de sus bienes, creándose una Fundación Beneficiosa que transporta su nombre. Anunciado por la Diputación de Salamanca en el mes de marzo del 2015, Dama Luna, es la biografía novelada de Inés Luna Terrero, entre los personajes mucho más atractivos y enigmáticos de la historia reciente de la tierra salamanquesa que la considera una leyenda. Inés Luna Terrero supone “modernidad y tradición”, “un personaje especial y maravilloso” que charlaba cinco lenguajes, que fotografiaba su vida cotidiana y que pudo en vida desde enamorarse de un joven labriego hasta ser amante de Miguel Primo de Rivera, explicó Charo Alonso. Charo Alonso explicó entonces, en la presentación de la obra, que \’Dama Luna\’ ofrecía en sus 173 páginas “una biografía novelada” de un personaje “nada dispuesto” a realizar lo que la sociedad del momento esperaba entonces de una mujer.
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Al morir sin testamento y sin hijos todo el patrimonio de Inés Luna Terrero pasó a ser propiedad del Estado. Con esta suma de dinero se creó la fundación benéfica llamada Fundación Inés Luna Terrero, la cual se encuentra en el arroyo de Beato Domingo en Salamanca, y tiene objetivos tanto culturales como beneficiosos y sociales. Aparte de sus viajes, La Bebe era famosa por su actitud despreocupada y libre.
Inés Luna Terrero, La Bebe, aunque nació en Francia en 1987 y viajó por toda Europa, se sentía salmantina, con gran afición por la ganadería, una peculiar mujer del modernismo español que tuvo una interesante y azarosa vida que llegó a transformarla en leyenda viva. Estableció su vivienda en la Finca El Cuartón , lo que supuso un choque frontal con las costumbres de la época, y más si cabe con la comarca de Vitigudino. Nuestra casa era leal reflejo de su existencia burguesa y, por qué no decirlo, extravagante. Rodeada de jardines, esculturas de mármol, piscina, estancias de suntuosas telas y alfombraas de pieles exóticas, rezumaba una modernidad a la que no estaba acostumbrada aquella Salamanca provinciana. Quizás por ello su relación con la sociedad salmantina fue escasa, realizando de La capital de españa y de su vivienda en la calle Zurbano el centro de su vida social. Viajante impenitente, alternó su vida en la finca con usuales viajes a Francia, Inglaterra e Italia, así como con otros por España, Centroeuropa o sitios más exóticos, como Túnez o Argelia.
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Parece que se irritaba bastante cuando las cosas no se hacían a su gusto. ” No sé si dijo loca o algo de esta manera. Y sor Pilar, como sabía toda la historia ha dicho, “sí, sí, monseñor, muy rara o extravagante sería, pero de usted y de sus seminarios bien se acordó”. Qué dices, le dijo el obispo. Y sor Pilar, “pues el testamento que logró y no han recibido, ahí venía tanto para los maronitas, tanto para el seminario. El hecho fue que, a los ocho días de esa charla, vino esta novedad en el periódico, \’Barbado Viejo con Franco\’. Pero si su vida fue manifiestamente novelable, no lo fue menos su muerte. Murió en Barcelona, el 7 de febrero de 1953, en los brazos de su fiel quiere de llaves, Consuelo. Mediante testamento sacramental, repartió su hacienda, sus fincas, sus viviendas, sus acciones, sus joyas, entre sirvientes y obras sociales y piadosas.
Incluso se había fijado bien en su forma de vestir, atractiva, “ella traía vestidos o cosas distintas de fuera y se los ponía, cosas que aquí nunca se habían visto. La multitud la veía rara”. Deseé saber si eso provocaba admiración o rechazo, y don Teófilo se encontraba convencido que “Más rechazo. Normalmente no se le tenía cariño. Había algunos que sí, o ciertas que sí, pero comunmente no. A la burguesía le daba poco aproximadamente. Entre la gente del pueblo había rechazo. Por varios no era bien vista”. Le pregunté qué imagen guardaba él de ella, “Era un personaje muy llamativo en su temporada, muy fuera de su contexto normal. Hacía su vida. Tenía unas ideas que no se conformaban ni reajustaban a la época”. Como es lógico pregunté a qué ideas se refería, “Ideas políticas, estéticas, de todo tipo. Era de armas tomar, no creas tú que ella se achicaba por las buenas. No era nada desvalida”. Ahí le pregunté si de eso él habló con sor Pilar, “Ella sabía que yo no se encontraba de acuerdo en varias cosas, pero muy poquitas ocasiones charlé yo con ella”.
Por otra parte, en marzo de 2015, la maestra de literatura y autora Charo Alonso publicó la novela \’Dama Luna\’, una obra publicada por la Diputación de Salamanca y con fotografías del fondo de la familia Luna Terrero en el Archivo Histórico Provincial. Esta pasión por conocer mundo, por los coches y por gozar de nuevos parajes le llevó a hablar cinco idiomas distintas, interesarse por el modernismo que apremiaba en su temporada y comprender esenciales personalidades del momento. Se asentó en la Finca El Cuartón, a apenas ocho kilómetros de Vitigudino y a unos 30 de la Fuente de San Esteban, donde vivió una parte importante de su vida, sin dejar de conocer y disfrutar de La capital de españa o de sus viajes por Francia, Inglaterra, Argelia o Túnez.
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Semeja que ámbas mujeres habían conectado muy bien, “sí, era gran defensora de la señora. Ahora lo creo, y ella se portó muy bien con sor Pilar. Tonta no era Inés Luna Terreros, era una persona con una personalidad muy acusada”. A eso que se ve, sor Pilar asimismo, “Ya lo sé yo. Eso ha podido ser, que conectaran”. Para todos aquellos que tenemos la fortuna de vivir en Salamanca, hablar de doña Inés Luna Terrero es hablar de una de las historias mucho más atrayentes que han producido los mentideros de la región. “La Bebé”, pues de esta forma la llamaban, ha pasado a la posterioridad como una mujer extravagante, adelantada a su tiempo.
Inés Luna Terrero, retratada como una interesante y peculiar mujer del modernismo español, contó con una interesante y azarosa vida que llegó a transformarla en una leyenda viva. Adorada por muchos y desacreditada por otros muchos, no dejó indiferente a absolutamente nadie. En algunos medios se la define como una interesante y original mujer del modernismo español, una elegante de la alta sociedad, de sangre noble y burguesa, inmersa en la primera etapa del pasado siglo.
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Con la recopilación de testimonios, la consulta de vivencias, la revisión de documentos, de catastros y padrones, de la correo que se guarda en el Fichero Provincial, la lectura de los trabajos que se le han dedicado, pretendo entender quien fue. Voy comprobando que fue una mujer inusual, impensable en estas tierras y en aquella temporada. Pero sobre todo compruebo que no fue comprendida, ni en vida ni después. Nacida en Bagneres de Luchon el 2 de julio de 1885, como hija única heredaría de sus padres, D. Inés Terrero, un ingente patrimonio con propiedades por toda la provincia de Salamanca, en su capital, así como en Valladolid y La capital de españa. Carlos Luna Beovidefue la persona que trajo la energía eléctrica a Salamanca y Dña Inés Terrero, tenía propiedades por toda la provincia de Salamanca, estableciendo su vivienda en la Finca El Cuartón (Traguntía) donde pasó gran parte de su historia.