Biografia De Jose Juaquin De Olmedo

Cuántas ocasiones no pasa que, efectuada de una forma u otro alguna trasformación de inmensas secuelas, se toman los desenlaces permanentes de la misma como cosa natural, sin volver a meditar en la causa que de esta manera modificó el corte de los acontecimientos. Realizada la apoteosis de Bolívar, endiosado el héroe a los ojos de los americanos, poco se piensa en el influjo definitivo que tuvo en este fenómeno el cantor del Guayas. Lo que en el Canto a Bolívar no se ha ponderado bastante es el concepto histórico de esta obra singular, que, desbordándose, del campo de la literatura y de la poesía, llegó a cobrar excepcional relevancia en el orden civil y patriótico, en la formación del espíritu nacional. Después del choque doloroso entre los 2 enormes hombres, provocado por la beligerante anexión de Guayaquil a Colombia, el resentimiento que ha podido preservar Olmedo quedó ahogado por la convicción de lo importante que era Bolívar para llevar a término la obra de la emancipación americana. La revolución del 6 de marzo de 1845 fue la reacción del Ecuador entero contra el extranjerismo que vejaba la vida nacional. Olmedo en su Mensaje recordando que los dos movimientos se desarrollaron en la localidad porteña, apellida a Guayaquil por el primero «cuna de la Independencia», y por el segundo, «cuna de la Independencia del Ecuador».

Con esta fecha he recibido los poderes, instrucciones, cuadro de armas de la ciudad y los demás documentos, en 21 piezas numeradas desde el número 1 hasta el 21, que me remiten Vuestras Señorías por comisión del Excelentísimo Cabildo. Si como son justas y patrióticas estas instrucciones, tienen un éxito feliz, será para mí un doble fundamento de satisfacción, ya por el bien que le resultará a mi patria, y ahora por desempeñar en parte la grande obligación en que estoy constituido para con Su Excelentísima por el honor de haberme confiado su representación. Emblema de los sitios desiertos; y que Pitágoras ha querido exhortar a sus discípulos a dejar las ciudades donde se levantasen guerras y turbaciones civiles, y hundirse en las soledades. El bien y prosperidad de un pueblo imbécil y bárbaro no va a poder conseguirse sino más bien con medidas rudas y violentas; en los pueblos dotados de sensibilidad y de imaginación, los recursos mucho más sólidos no podrán adquirirse sin proteger y promover las artes liberales; de otro modo los mayores sacrificios no producirán sino más bien un efecto enclenque y tardío.

En mi previo dije a usted las causas que me obligaron a imprimir el canto de Junín, pese a ser una propiedad de usted. Como he hecho algunas variaciones y adiciones de diez o doce versos, he creído que debía presentar a usted un ejemplar, si bien la impresión no merecía ese honor. He dicho a usted que mi Plutarco está traducido por Amiot en francés, no sólo viejo sino obsoleto.

La Victoria De Junín Canto A Bolívar

Fue un hombre que marcó la trayectoria y participó en el avance de la historia del país ecuatoriano. En el artículo las obras de José Joaquín de Olmedo, nos adentramos a saber los primordiales trabajos escritos por este literario heroico, uno de los enormes personajes históricos de Ecuador. En su existencia se dedicó a la independencia de su localidad natal y a plasmar particulares poemas. Seis años después de culminar su trayectoria, en 1811, el ecuatoriano fue enviado a España para que representara a Guayaquil en las Cortes de Cádiz. Cinco años después, regresó a su localidad natal para mantener sus ocupaciones en el mundo de la política mientras que desarrollaba sus capacidades con la poesía.

Revise un listado parcial de los otros protagonistas de la gesta octubrina. En 1845 Olmedo participo en la revolución antifloreana donde se opone a Juan José Flores (A quien apoyo en el proceso de separación del Ecuador de la Gran Colombia) luego de ver que el gobernante quiso abusar del poder. Tuvo una señalada participación en el desarrollo independentista que tuvo lugar en Octubre de 1820, una vez conseguida la proclamación de la independencia en relación a la corno española, Olmedo fue designado como presidente de la Provincia Libre de Guayaquil.

Las Cortes, el Gobierno, todos por aquí están bien persuadidos de la acendrada lealtad y del genio naturalmente inmovil y pacífico de esa Provincia. Así en el momento en que los Ministros van en su día señalado a reportar a las Cortes del estado de los negocios de su ministerio, y tratan de América, siempre se hace justicia a Guayaquil, siempre se le nombra con elogio, y siempre y en todo momento mi alma rebosa de placer oyendo las alabanzas de mi patria. Amigo, vea usted hasta dónde va mi pereza, para corregir las pocas composiciones de mi musa, aun cuando están amenazadas de salir al público, que han pasado años antes de meditar en ese trabajo. En este momento por las insinuaciones de usted siento por la primera oportunidad un retardado y prácticamente imperceptible quiere de consagrar ciertos ratos a esa ocupación verdaderamente ímproba y quizás infructuosa.

Dificulto que complazca a usted especialmente en las proyectos morales, en que la expresión debe contribuir bastante a la inteligencia. Las obras históricas, como las vidas de los consagrados, no necesitan tanto del auxilio del estilo para interesarnos. Sin embargo, remitiré con nuestro amigo Saá un par de tomos, como usted desea, escogiendo los que contengan cuestiones más entrometidas. Deseo que usted me escriba sobre esto con alguna extensión, diciéndome con toda franqueza todas las ideas que usted quisiera que yo hubiera suprimido. Lo deseo y lo exijo de usted, porque en mi viaje pienso lijar mucho este canto y hacer en Londres una regular edición, y para entonces quisiera saber el parecer y juicio de usted. Pero ya no hay remedio; puesto que no puedo trabajar para mi gloria y la de mi patria, me consolaré con que he puesto cuanto se encontraba de mi parte para ocupar mi comprometimiento como poeta.

Al General Flores

En este sentido Olmedo y Bolívar son indivisibles, son dos hombres hechos el uno para el otro. Sin Bolívar, no hubiese habido Olmedo, se comprende el Olmedo del máxico epinicio pindárico inigualado. Y sin Olmedo, Bolívar, aunque indudablemente hubiera hecho todo lo que logró, pero no sería ante nosotros lo que en este momento es. Pues a Bolívar lo ve la posteridad con la aureola de gloria que en su frente puso Olmedo, y en la atmósfera sobrehumana a la que, en vida, le sublimó con su canto.

Al tener novedad en México de la disolución de aquella Junta, hostigada de localidad en ciudad por los ejércitos franceses invasores, volvieron en el instante a Guayaquil. No obstante antes de desaparecer, la Junta General había convocado a Cortes, convidando a ellas por vez primera a las Municipalidades americanas. La de Guayaquil eligió por su gerente a Olmedo, el 11 de setiembre de 1810; y este, el enero siguiente, emprendió el viaje que se extendió penosamente por ocho meses, pues no desembarcó en Cádiz sino más bien por año racional, el 11 de setiembre de 1811, para incorporarse al Cuerpo Constituyente el 2 de octubre. Tras diez años de sueño me despertó la victoria de Miñarica, lo que me sorprendió en términos que me creía poeta o versificador por la primera oportunidad. Olvidado se encontraba ahora de la impresión de semejantes agitaciones y me hallaba en una zona novedosa y extraña. Empiezo, y como el principio solo es ya la mitad de una obra o de un camino, tenía que mi composición, si bien no saliese buena, sería concluida a lo menos.

José Joaquín Olmedo: Poesía-prosa

Su padre fue el Capitán español Agustín de Olmedo y su madre la guayaquileña Ana María Maruri. Iluminó a todo el país desde antes de su creación merced a su búsqueda de la independencia, su gestión política y lo virtuoso de sus poemas. José Joaquín de Olmedo murió a los sixty six años de edad en Guayaquil un 19 de febrero de 1847 gracias a continuos dolores de estómago y estitiquez ocasionados por un cáncer retardado, cuando se conoció de su muerte, se festejaron entierros en su honor en todas las ciudades de Ecuador.

– Es el carro de la independencia que se pasea en triunfo desde las majestuosas riberas del Orinoco hasta el último borde del destemplado lago en que sobrenada la isla de Titicaca, dibujando en su carrera los tonos del iris. Quisiera que se presente la ocasión de remitir el Lucano traducido por Marmontel. Pienso que a usted le será más fácil en el momento en que venga alguna persona de su conocimiento hacerle este encargo, que a mí conseguir alguna que lo lleve. Yo aconsejara a usted que no leyera entero el original, porque casi no hay página en que no se encuentre un enigma que acertar, por el vicio de que le hablé antes, o locuciones poco inteligibles por la tumefacción de que justamente es censurado. Siento en mi alma el que tenga esos defectos, porque me parece un genio poético superior a Virgilio, más allá de que la Farsalia es un astro que se obscurece al punto que la Eneida hace aparición sobre el horizonte. Es muy acertado el pensamiento de leer la traducción de Marmontel, que le desposee de la hinchazón y falso brillo, y expresa bien la hermosura de muchos pensamientos del original.

¿Pero quién es el osado que pretenda encadenar el genio y regentar los secuestros de un poeta lírico? El hermoso caos es el alma de la oda como dice su mismo Boileau de usted. Si el poeta se remonta, dejarlo; no se pide de él sino no caiga. Si se sostiene, llenó su papel, y los críticos más severos se quedan estupefactos con tanta boca abierta, y se les cae la pluma de la mano. Por otra parte, admito que si cae de su altura, es más ignominiosa la caída, así como es vergonzosísima la derrota de un baladrón.