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Biografia De Julio Correa

En general, la práctica escénica fue un medio de divulgación esencial a lo largo de la historia del país. En temporadas como la de la dictadura de Stroessner, era un instrumento de pelea contra las ideas institucionalizadas por el poder. De ahí que a lo largo de la historia, el poder viese al género teatral como un enemigo por su facilidad para publicar ideas y hábitos en la población paraguaya, y lo condenara a una concepción de arte declamatorio sobre su carácter de catalizador de ideas y conciencias.

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De Asunción de la actividad emprendida por Marinetti, el iniciador del «futurismo», quien contemporáneamente haría una estruendosa visita a Buenos Aires. Esta referencia tiene carácter puramente informativo, ya que el informante paraguayo no fue alén de ese propósito. (obra que ganara el primer premio en un certamen realizado en 1958 por el «Año de Sacerdocio»), para mencionar solo ciertos títulos representativos. Llevada a cabo en Francia, España y Colombia ese mismo año por la actriz paraguaya Ana María Imizcoz.

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Luego emprendió una brillante trayectoria al servicio del Gobierno y la Administración Pública de su país, que le condujo primeramente hasta Europa, donde ejercitó como Cónsul de Venezuela en Le Havre . Integrado, de esta manera, en el cuerpo diplomático de su nación, tras unos años fue designado integrante de la Delegación Venezolana mandada a la Conmemoración del Congreso de Panamá ; y, a su regreso a Venezuela, quedó finalmente incorporado a la política nacional, donde, en 1929, ejercitó como Director de la Imprenta Nacional. Su refulgente carrera en la vida pública alcanzó su punto culminante en 1931, cuando fue designado Directivo del Gabinete del Ministerio de Relaciones Interiores. En homenaje a su intensa tarea cultural de tantos años, antes de su fallecimiento el Gobierno de España lo galardonó con la Cruz de don Alfonso X el Sabio y la Universidad Nacional de Asunción lo nombró Doctor Honoris Causa de dicha institución. Tiene, sin embargo, varios poemas, ensayos y narraciones en antologías y revistas literarias diversas. La prematura muerte de Dávalos en un trágico accidente automovilístico truncó de raíz la carrera poética del joven escritor, entre los miembros mucho más promisorios de su generación.

Toda la oficialidad subalterna y la élite del ejército del Chaco están listas. Sólo esperan una señal del líder innato para rebelarse y volver a poner el poder popular en la república. La atenta mirada de los amos de las finanzas imperialistas no tardó en cernirse sobre el Paraguay innovador. Y Spruille Braden, señalado exponente de la Standard Oil Company de New Jersey, comenzó a descargar contra los negociadores y la cancillería paraguaya de la revolución de febrero su malhumor de accionista petrolero en saldo colorado.

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Traducción española de la ópera de Mozart, donde el papel del conde era interpretado por el tenor Manuel García. Ella se casó con otro actor del mismo nombre, Manuel García Parra. El pueblo paraguayo tiene a Correa como espejo de su esperanza, dolor y alegría.

Esos más «modernos» eran los autores de la escena madrileña -Benavente- y los que él había representado -Casona- fundamentalmente. Eran los autores que él había representado y dirigido en «La Farándula»; populares en la España anterior a la Guerra Civil. El que desconozcamos la mayor parte de las actividades de Fernando Oca del Valle antes de su exilio en Paraguay, hay que, en decisión correcta, a que él nunca alardeó de enormes conocimientos trágicos, al revés de lo que acostumbraba a acontecer entre la intelectualidad del país guaraní. Se limitó a aplicar sus conocimientos y a beneficiar la llegada de nuevos cuadros de actores, actrices, técnicos y directivos, que traían nuevos puntos de vista que no se fundamentaban de forma exclusiva en puntos como la relevancia única de la declamación o la búsqueda de niveles realistas.

También es creador de relatos breves de intención histórica. Su orientación y su estilo se anotan en los temas propios del decadentismo, que en el Río de la Plata mantuvo su vigencia hasta los primeros veinte años del siglo de hoy. [Ficha bio-bibliográfica preparada por el profesor Raúl Amaral]. Supo detectar la trayectoria de la literatura nativa, en especial del romanticismo. Su contribución a la historia del Paraguay es importante y desde todo punto de vista insoslayable. Josefina Pla, como directiva con Roque Centurión Miranda, y asesora, de la Escuela Municipal de Arte Escénico de Asunción, jamás actuó en su favor, aunque le apoyó en algunos instantes difíciles.

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Estos pasaron a formar parte, más tarde, del libro Cuerpo y alma. La guerra civil de ese año afectó de forma negativa al creador y se deprimió. Permaneció aislado en su casa de campo de Luque , donde murió el 14 de julio de 1953. (nombre de la gaceta que publicó entre 1960 y 1964), ha editado más de veinte obras de autores paraguayos y extranjeros. Tiene también poemas incluidos en antologías, gacetas y suplementos literarios nacionales y extranjeros.

No debemos olvidar que José Ricardo Morales fue motor del crucial Teatro Universitario Chileno, con Pedro de la Barra. De la misma forma, Fernando Oca del Valle tuvo una aventura teatral en Paraguay digna de resaltar, como pretendemos en este trabajo. El teatro paraguayo contemporáneo, escasamente popular y comunicado -como cerca del total de la literatura de este país-, presenta producciones singulares como las de Josefina Pla, Augusto Roa Bastos, Mario Halley Mora, Alcibiades González Delvalle, Roque Centurión Miranda, Ricardo Lago, Gloria Muñoz y Edda de los Ríos.

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El segundo nombre español a destacar en la renovación del teatro paraguayo contemporáneo es el del exiliado Fernando Oca del Valle. Éste, a diferencia de Josefina Pla, comenzó su destierro posterior a la guerra civil de españa en la ciudad más importante paraguaya en 1940. Fue uno más de la diáspora que concluyó su periplo en las agradables tierras americanas. Jamás fue un creador y no se conoce ninguna obra escrita por él, si bien sí presenta alguna atribución como coautor. No obstante, fue un directivo reconocido y, más que nada, uno de los pedagogos teatrales más conmemorados en Paraguay, si bien tampoco se conserven tratados suyos.

Su actuación estuvo próxima al decadentismo literario, que él aceptó también como una manera de vida. La bohemia terminó con su vida y obscureció su obra, la que no se puede soslayar a pesar de no ser reunida en volumen. Báez era el directivo, que prosiguió con la vena de Julio Correa hasta su fallecimiento. Hicieron algunas representaciones esporádicas en Buenos Aires, donde no tuvieron demasiado repercusión, dado el carácter localista de este teatro habitual. Joel Estigarribia perteneció, con sus contemporáneos, a la irrepetible generación de la guerra del Chaco. Aquel espíritu de fábula que alentó las pasiones de aquellos jóvenes y que dejaría un remanente en sus herederos inmediatos explica por qué razón aquel pueblo paraguayo se atrevió a soñar, en el mes de febrero de 1936, sin riendas lo imposible.