Se procura utilizar el saber actual para realizar mejores fármacos, prolongar la vida o mejorar la producción industrial. La industria va encontrando nuevos materiales y experimentando nuevos procesos de fabricación con exactamente el mismo fin de antaño. Empezarán a mostrarse mucho más alquimistas en el período medieval, Roger Bacon en Inglaterra o Basilio Valentín en Alemania. La alquimia empieza a ignorar la iglesia y se aproxima a los laicos.
Los contenidos de esta publicación se escriben solo con fines informativos. En ningún instante tienen la posibilidad de ser útil para hacer más simple diagnósticos o reemplazar la labor de un profesional. La psicología de la alquimia de Jung nos recuerda la relevancia de entender los símbolos contenidos en nuestra psique y nuestro inconsciente. Muy tempranamente, Paracelso optó por presenciar por cuenta propia y tener un trato directo con los enfermos. Quizás por eso, este genio siempre y en todo momento prefirió la compañía de los mucho más desvalidos. Paracelso nació en 1493, en una región próxima a lo que hoy es Zurich .
Corto Historia De La Alquimia
La alquimia era atrayente para la extensa pluralidad de clérigos porque ofrecía una visión racionalista del cosmos donde los hombres solamente estaban comenzando a aprender sobre el racionalismo (Edwards p. 24-7). El simbolismo alquímico ha sido usado esporádicamente en el siglo XX por psicólogos y pensadores. Carl Jung revisó el simbolismo y teoría alquímicos y comenzó a concebir el significado profundo del trabajo alquimista como una senda espiritual. La filosofía, los símbolos y los métodos alquímicos han disfrutado de un cierto renacimiento en contextos postmodernos tales como el movimiento Nueva Era. Los alquimistas jamás tuvieron voluntad para separar los puntos físicos de las interpretaciones metafísicas de su arte.
Receloso de sus descubrimientos, emplea una técnica que habrán de seguir todos y cada uno de los alquimistas, la de velar con nombres ininteligibles elementos, procesos y resultados. Los filósofos islámicos asimismo hicieron enormes contribuciones al hermetismo alquímico. El creador más influyente en este aspecto posiblemente fuera Jabir Ibn Hayyan (en árabe جابر إبن حيان, en latín Geberus, comunmente escrito en castellano como Geber). El objetivo escencial de Jabir era la takwin, la creación artificial de vida en el laboratorio alquímico, hasta e incluyendo la vida humana. Jabir examinó cada elemento aristotélico en concepto de las cuatro características básicas de calor, frío, sequedad y humedad (Burkhardt, p. 29).
Con toda posibilidad, este Hermes Trimegisto, que muchos pensaban que era el mismísimo Dios Thot egipcio, exactamente el mismo que le concedió al hombre la escritura, magia, astronomía y la medicina, fue de todos modos un grupo de sacerdotes que recopilaron su conocimiento práctico en algún género de archivo escrito. Ya sea de origen mesopotámico, griego o egipcio, lo que hace aparición claro en varios escritos es que la historia de historia legendaria alquímica más especial tiene un nombre, Hermes Trimegisto. Pero no nos engañemos, los alquimistas nunca nos lo pusieron fácil, no hay consenso porque intentaron esconder, disfrazar y engañarnos. Los alquimistas eran herméticos, aun sus apuntes, fórmulas, anotaciones y escritos no eran para todo el planeta. Estaban encriptados muchas veces, escritos en clave para que solo los iniciados los pudieran leer. Con jerarquías de maestro a aprendiz, en el que esas recetas adelantadísimas a su temporada unicamente se revelaban dentro de ese círculo, bajo voto de silencio.
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Jabir desarrolló una elaborada numerología mediante la que las iniciales del nombre de una substancia en árabe, cuando se les aplicaban múltiples transformaciones, sostenían correspondencias con las características físicas del elemento. Los papiros de Leiden y Estocolmo no son los únicos documentos auténticos que han subsistido del periodo greco-egipcio. Se escribieron varios libros y tratados en ese período que nos han llegado en compilaciones de fragmentos; constituyen el Corpus alchemicum graecum, compilado por autores bizantinos.
Sin embargo, sus declaraciones no tienen bases para poder revisarlo. También, en sus libros se enseña ciertas técnicas usadas por los primeros alquimistas. ES por este motivo que son un documento apreciado para el estudio del tema, un verdadero clásico en la literatura sobre la alquimia.
Paracelso, Biografía De Un Alquimista Y Soñador
San Anselmo (1033–1109) fue un benedictino que creía que la fe debe preceder a la razón, como Agustín y la mayor parte de los teólogos anteriores a él había creído, aunque él añadió la opinión de que la fe y la razón eran compatibles y fomentó este último en un contexto católico. Sus puntos de vista sentaron las bases para la explosión filosófica que habría de suceder. Pedro Abelardo continuó el trabajo de Anselmo, preparando los cimientos para la aceptación del pensamiento aristotélico antes de que las primeras proyectos de Aristóteles alcanzasen Occidente.
Por ejemplo, la destilación es una de ellas la cual permite separar los componentes de un fluido. Otro resultado esencial fuente la obtención del agua regia, la que combinaácido clorhídrico con nítrico el que fue empleado con el propósito de disolver oro. Asimismo, la práctica de la alquimia permitió el avance de importantes herramientas utilizadas en laboratorios que permiten la producción de diversas substancias químicas. Las concepciones de la materia y su composición (alma y cuerpo de Zósimo, mercurio y azufre de Jabir, minima de Geber, tria prima de Paracelso, materia prima y forma importante de los escolásticos, los semina de van Helmont y todos los otros) dirigían la intención y el quehacer del alquimista. Se van desmontando viejos prejuicios que veían en la alquimia burda trapacería de ensayo y fallo; las visualizaciones en el laboratorio y en el planeta tejieron un núcleo de vivencias desde las cuales emergieron las teorías y prosiguieron desarrollándose.
La Alquimia En El Antiguo Egipto
Gerberto de Aurillac , quien después se convertiría en el Papa Silvestre II, fue entre los primeros en llevar la ciencia islámica a Europa desde España. Después, hombres como Abelardo de Bath, quien vivió en el siglo XII, trajeron enseñanzas adicionales. Pero hasta el siglo XIII los movimientos fueron primordialmente asimilativos (Hollister p. 124, 294). La alquimia egipcia es famosa eminentemente por medio de los escritos de viejos filósofos helenos (helénicos), que paralelamente han subsistido de manera frecuente sólo en traducciones islámicas. Prácticamente no se ha conservado ningún archivo egipcio original sobre la alquimia. Estos escritos, si aparecieron, probablemente se perdieron en el momento en que el emperador Diocleciano ordenó la quema de libros alquímicos tras sofocar una revuelta en Alejandría , que había sido un centro de alquimia egipcia.