«Como López Ochoa tiraba más hacia la izquierda, hay un momento, según me contaba mi madre, que mi padre le saca la pistola y le encañona». Abomina de los partidos nacionalistas y de la Ley de Memoria Histórica, que ha hecho desaparecer el nombre de su padre de monumentos y inmuebles. Concede, eso sí, que quienes tengan a sus deudos en cunetas logren recobrar sus cuerpos y proporcionarles digna sepultura. “No es sencillo ser hija de un general como Yagüe. Pero lo asumí, siendo consciente de que no podía vivir a la sombra de mi padre. Pero yo soy María Eugenia Yagüe más allá de la hija de Yagüe”, piensa.
Arriba, a la izquierda, María Eugenia Yagüe con el diario de su padre referido a la Revolución asturiana de 1934. A la derecha, Juan Yagüe en la temporada en la que operó en Asturias. A la izquierda de estas líneas, la fotografía dedicada que Göring envió a Yagüe, y, a su lado, el militar durante la misa de campaña en Barcelona, tras entrar en la Ciudad Condal el 26 de enero de 1939. A María Eugenia le hubiese dado gusto ser maquilladora de teatro, afirma, por ese inquietante desarrollo de transformación de una persona, si bien admite que “el periodista asimismo debe cuidar el personaje, pero sin pasarse, porque el personaje es el otro, pero sí te abre las puertas, pues de esta forma la multitud responde mejor y te recibe mejor”.
Yagüe le responde asegurando que le están calumniando por sus acciones en el mes de octubre de 1934, y que «soy arrollado en Asturias por López Ochoa de una manera que no he popular en mi vida militar». Por lo relacionado a Asturias, el fichero contiene varias decenas y decenas de documentos que, una vez tecleados, llenan unos 300 folios. En cambio, Yagüe afirmaba que él había sido quien limpió Oviedo de revolucionarios. María Eugenia Yagüe se transformó, en 1966, en la primera mujer concejal de la historia del Consistorio burgalés.
Por este motivo son muchos los que hoy piensan que los cimientos de Liria se tambalean y que tras la duquesa perderá su brillo. En ese tiempo de enfrentamientos, con un Yagüe que acusaba veladamente a Ochoa de blandura y desgobierno, es donde se encuadra el arresto domiciliario y el expediente. El juez instructor había sido el jefe militar de Gijón, Rogelio Caridad Pita. Entre los papeles del fichero se incluye el escrito de autodefensa que Yagüe dirigió al ministro de la Guerra, Diego Noble Durán.
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Tras el cierre del Colegio, María Eugenia prosigue con su labor enseñante en distintos centros hasta el momento en que, en 1992, el Presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Lucas, le pide incorporarse a su Gabinete, donde permanece hasta su jubilación, en el año 2005. Tras una vida dedicada al trabajo, escoge desarrollar su pasión y reforzar en la figura de su padre y en su legado. Por este motivo, el 2006 crea la Fundación que transporta su nombre.
“Lo que hicieron con ese fichero es un escándalo. Lo tienen que devolver”, afirma. Sus acciones militares en la guerra tienen dentro también la batalla del Ebro, «cuyos documentos he metido ahora en el computador y, tal y como están redactados por él, podrían publicarse directamente». Teclear y escanear todo el fichero fué la labor de María Eugenia Yagüe a lo largo de los últimos años. \’ logra la convidación de todo un referente en nuestro periodismo de sociedad. María Eugenia Yagüe nos abre la puerta de su casa y asimismo conseguimos conocerla un tanto mejor. Detrás de una mujer aparentemente fría (un marcado carácter nórdico que asimismo se palpa en toda su casa), resulta que se deja ver con timidez una mujer humilde, con muchas historias excelentes que contar y sí, sentido del humor.
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El día 12 se encontró con Eduardo López Ochoa, que era el general al cargo del cuerpo del Ejército y jefe de zona de operaciones. Las fuerzas de África desembarcadas en Gijón le correspondían a Yagüe, y el jefe de la zona de León y de la retaguardia era el coronel Aranda. Yagüe había mandado 2 escuadrones, una bandera, 2 batallones y una batería de ametralladoras. Las diferencias y tensiones del falangista Yagüe Blanco con el republicano y masón López Ochoa fueron intensas.
Desde ese momento, dedica su jornada a trabajar para la Fundación, desarrollando un trabajo increíble al ordenar y estudiar el ingente Archivo del General. Este libro es la última obra en la que, hasta la fecha, han trabajado la autora y la Fundación que encabeza. Otra porción de documentos se refieren a la distribución de la Medalla Militar al teniente coronel de Infantería Juan Yagüe, por sus servicios en Oviedo. O al homenaje de la capital asturiana a la Legión, el 2 de febrero de 1935. Un conjunto de mujeres ovetenses, encabezadas por Alicia Salcedo, tienen especial importancia en dicho acto, al que Yagüe no asiste por imposición de López Ochoa. Quizás para compensar, es nombrado hijo adoptivo de Oviedo, según se lo comunica el alcalde Francisco González Castañón, quien también le comenta que «la obsesión de López Ochoa ha sido usted y él fue el constructor de todas las adversidades».
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No obstante hay algún telegrama, como el que Yagüe manda «cuando nace la nieta de Franco y mi padre le llama abuelo». En los últimos meses, esta temperamental mujer estuvo haciendo un trabajo en una biografía de su padre que espera poder divulgar cuando finalice la crisis sanitaria. En ella, quiere enseñar el lado mucho más humano de su progenitor. Ha sido articulista de Sábado Gráfico, Cambio 16, Interviú y Tribuna, entre otros medios escritos. María Eugenia Yagüe, diplomada en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo, es hoy en día columnista de sociedad del periódico El Planeta.
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En Cuba trabajó con un tal García Kolhy, ministro de Gobernación o algo de esta manera, un amo con derecho de pernada. Cuando el marido abandonado en Galicia se presentó en la isla de Cuba, apareció ejecutado. Raramente, el fichero de Yagüe tiene dentro muy pocas cartas cruzadas con Franco. «Su relación era más bien telefónica, o se producía en las visitas que mi padre realizaba a La capital de españa».
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Sobre las estanterías del salón, muchas fotografías con individuos esenciales y célebres que fué conociendo a lo largo de su historia, como la Duquesa de Alba. María Eugenia Yagüenació en Oviedo y se licenció en Filosofía y Letras. Columnista de sociedad del periódico El Mundo, escribe sobre moda, corazón y política.Yagüe trabajó como redactora en medios como Sábado Gráfico, Cambio 16, Interviú, Tribuna u Hola. Los editores quieren saber quién es ese tipo que es el padre de Manu. Ella huyó a La Habana desde una aldea pobre de Galicia, donde un marido borrachín la maltrataba.