Manuel de Pedrolo nació en L\’Aranyó en 1918 y murió en Barcelona en 1990. Es uno de los autores más esenciales de la literatura catalana del siglo XX. En sus novelas ensayó toda suerte de creaciones y refleja un fuerte realismo que aborda la aventura del hombre sujeto a su condición humana, con las contradicciones que esto supone. Durante su trayectoria como escritor ganó distintos premios, como el Joanot Martorell, el Premio Mercè Rodoreda de cuentos y narraciones, y el Premio de Honor de las Letras Catalanas. En 1970 el régimen franquista endureció la censura de la publicación de proyectos en catalán, lo cual marcó el comienzo de una crisis en la edición, especialmente de las traducciones.
Descendiente de familia noble, Manuel de Pedrolo fue un escritor tímido, solitario, que escapaba de los oropeles de la vida, porque su historia era la literatura. Cuando recibió el Premi dʼHonor de les Lletres Catalanes en el año 1979, lo aceptó, pero donó su dotación a la Associació dʼEscriptors en Llengua Catalana. Pedrolo no aparecía en la televisión ni en la radio y únicamente concedía entrevistas escritas. Y todavía deberíamos hablar de los ribetes naturalistas como polarización de este realismo, el intento de presentarnos unas ocasiones límite. A la postre, fue un heterodoxo que introdujo elementos de ficción dentro del lote del realismo porque pretendía subvertir la realidad a fin de reunir el máximo número de verosimilitudes, de realidades narrativas, iba a decir. En 1976 Pedrolo decidió abandonar la actividad traductora por problemas de vista y de espalda.
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Debía seleccionar entre seguir escribiendo o traduciendo, y su afán de creación lo llevó a dejar la actividad que a lo largo de tanto tiempo le había dado de comer. No obstante, desde aquel instante y hasta su muerte en junio de 1990, fueron saliendo a la luz toda una sucesión de traducciones que ya había efectuado de antemano. El Montacargas de Harold Pinter, traducción que Maria Ginés y Joaquim Carbó encontraron en su casa entre más material inédito. Pedrolo escribía desde la máxima independencia del constructor (de acuerdo asimismo con su filosofía existencialista), sabiendo que en muchos casos no vería su obra publicada, porque nunca renunció a sus ideas.
De acuerdo con Anna Maria Villalonga, comisaria del año Pedrolo, su gran contribución ha sido la voluntad explícita y decidida de dar un carácter de normalidad a la literatura en lengua catalana en un instante nada simple, la lucha por crear lectores, por acercar sus contenidos escritos en catalán a un campo mucho más amplio de gente. Manuel de Pedrolo (l\’Aranyó, 1918-Barcelona, 1990) fue un clandestino en una sociedad secuestrada. Hijo de una vieja estirpe nobiliaria, nació en los muros de un castillo de la inhóspita comarca de la Segarra, propiedad de la familia paterna. Fue un joven solitario lleno de esperanzas durante la República en una pequeña capital, y un joven soldado que logró la guerra en el bando de los vencidos.
Barcelona Busca Su Gran Novela
Una concepción estética que el poeta creía la mucho más válida pero que se encuentra mucha alejada de la jerarquía de valores del intelectual. Abandonó el cultivo de este género y pasó al ejercicio del cuento y la narración, que asimismo descuidó a partir del 1956, justo cuando ganó el Premio Víctor Català por la recopilación Crèdits humans [Créditos humanos]. Una de estas narraciones, “Diàlegs d\’un fugitiu” es la clave para acceder a su teatro porque se trata de una obra completamente dialogada. Si deseáis insertar las acotaciones dramatúrgicas necesarias, les encontraréis enfrente de una parte teatral.
Hasta 1953 no publicaría su primera novela, Sangre a bajo precio (Es vessa una sang fácil). Se afilió el CNT-FAI durante la Guerra Civil Española, y formó parte del Ejército Popular Republicano en el frente de Falset. Independentista y de izquierdas, sus colaboraciones en gacetas catalanas padecieron fuerte censura durante la dictadura. No podía esconderle los escombros, pero quería que para él no fuesen el desenlace de un mundo viejo, sino los materiales para crear uno nuevo. Por supuesto no podía ocultarle los escombros, pero quería que para él no fuesen el derribo de un planeta viejo, sino los materiales con los que construir uno nuevo.
De Pedrolo I Molina, Manuel
Una novela que empieza, aunque nunca termina, con una frase que hay que finalizar. Y en este ir haciéndose, crea también errores que exactamente el mismo artículo, ya texto/personaje -Blanca- soluciona acumulando datos sobre el conocimiento de la verdad donde evoluciona. Una realidad creada desde la sintaxis, transformada, pues, en cosmos-literatura que “escribe y se redacta”. Por eso, la personaje principal es todas y cada una de las protagonistas y el artículo se transforma en todas las novelas. Una concepción novelística autógrafa que, oh paradoja, inaugura unas posibilidades ilimitadas en una finitud. Faulkner, escribiendo, y publicando, poesía (Ésser en el món, 1949 ), pero no tardó a percatarse de que entre su poética y su emprendimiento existía el abismo del arte por el arte.
Un escritor de posiciones insobornables a lo largo de la dictadura franquista y un intelectual apartado en una democracia avariciosa que, para nuestro creador, desdibujó claramente las libertades colectivas. El silencio de la crítica cerca de su obra logró que en los últimos años de su vida el escritor alimentara la iniciativa del fracaso. Ese año conoció a Carles Riba que, por su parte, le presentó a Joan Triadú, a través del que Pedrolo entró en contacto con el grupo de Ariel. Pedrolo llegó a colaborar en el último número de esa revista (año 1952) con una selección y traducción de seis poemas de autores norteamericanos que eran desconocidos aquí y que sorprendió a todos y cada uno de los pertenecientes del grupo. Las misiones más profundas de esta investigación las encontramos en la obra Espais de fecunditat irregular/s .
En verdad, ahora escribirá su primera obra de teatro publicada Els hereus de la cadira . En el mes de agosto de 1952, en una misiva dirigida al mismo Triadú, adjuntaba la traducción al catalán de La siesta de un fauno de Mallarmé por si acaso se podía publicar en Raixa, pero esta versión nunca salió a la luz y ha permanecido nueva. Finalmente, en 1962 la editorial Nova Terra publicó en la colección Actituds la que sería la primera traducción editada de Pedrolo, Dígale a la libertad, de Peter Abrahams. Fue un autor muy prolífico, con prácticamente cien libros publicados y muy reconocido en Cataluña con premios como Premi Joanot Martorell en 1954, Premi Víctor Català en 1956, Lletra d’Or en 1956 y múltiples Crítica Serra d’Or de novel.la, contes, narració o biografies. El escritor catalán Manuel de Pedrolo nació en Lérida en 1918 y falleció en Barcelona en 1990. Escribió en lengua catalana, pero sus libros se han traducido al castellano y otros veinte idiomas.
En 1950, en una carta mandada a Gabriel Celaya –que en aquella época dirigía la colección de poesía Norte– aseguraba que tenía una traducción de Una temporada en el infierno de Rimbaud, que no podía publicar precisamente por el hecho de estar traducida al catalán. En junio de ese mismo año se dirigió a Ricardo Orozco, editor de El sobre literario, ya que éste le había pedido sus datos personales para escribir un artículo sobre su figura. Pedrolo le resumía la que había sido su producción hasta el momento, y ahora aseguraba que había traducido poesía del francés (Rimbaud, Valéry, Eluard), del inglés y del italiano , la mayor parte de la cual no se ha publicado jamás.
Manuel de Pedrolo (L’Aranyó, 1918 – Barcelona, 1990) pertence a los autores más importantes de la literatura catalana del siglo veinte. Gran dominador del lenguaje y apasionado renovador de la manera, sus contenidos escritos revelan un colosal interés por la comunicación y la independencia humanas, lo cual le acarreó problemas a lo largo de la censura franquista. Prosista, poeta, dramaturgo y ensayista, es en la novela donde realiza su aportación máxima. Escritor siempre para mayores, Pedrolo ha conseguido su mayor éxito de público con Mecanoescrito del segundo origen, gracias a la clamorosa acogida conseguida por parte de los que leen jóvenes, que hicieron posible que sea el libro más leído de toda la crónica de la literatura catalana. Manuel de Pedrolo (L\’Aranyó, 1918 ? Barcelona, 1990) pertence a los autores mucho más esenciales de la literatura catalana del siglo xx. Manuel de Pedrolo , uno de los prosistas mucho más prolíficos de la literatura catalana del siglo XX, fue uno de los escritores más leídos de la posguerra.