En su concepción del lenguaje sigue, sin embargo, muy próximo a la doctrina de Condillac y protege que el «arte de hablar» y la «lengua bien llevada a cabo» son, a su comprender, imprescindibles para una cuenta científica de la verdad. Para los propósitos de nuestro trabajo interesa, sobre todo, su noción de sentimiento, «el primer fenómeno que actúa en el hombre» y la base sobre la que se asientan el intelecto y la actividad. Esta capacitad del alma humana -tal como él define- sirve de punto de inicio y de referencia continua a sus Lecciones de Filosofía y, específicamente, a sus ideas psicológicas, lógicas y estéticas y, en consecuencia, a sus concepciones sobre literatura y retórica. Menéndez Pelayo2ha señalado la gran predominación que tuvo esta doctrina cuyo principal foco se sitúa exactamente en Cádiz, en el Instituto de San Felipe Neri.
Con lo que tiene relación a las relaciones entre antropología criminal y literatura, 2 dimensiones de dirección opuesta merecen destacarse. De esta manera, a la Primera siguió una Segunda Guerra Mundial; de la vieja Europa solo han quedado ruinas. En otros tiempos centro de la política mundial, tras 1945 se convirtió en una doble periferia en un orden mundial bipolar que tenía a la Unión Soviética y los Estados Unidos como nuevos centros. En su grupo, eran la expresión de una confrontación global, de una \’Guerra Fría\’ de los sistemas, que dominó el desarrollo de posguerra a lo largo de décadas. El siglo XIX es también el del comienzo del Derecho Internacional Humanitario, esto es, las diferentes normas, en su mayor parte reflejadas en las Convenciones de Ginebra, que tienen como propósito evitar o limitar el padecimiento humano en tiempos de conflictos bélicos. Jean Henri Dunant promovió en 1863 la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja, con la misión de forma exclusiva humanitaria de resguardar la vida y la dignidad de las víctimas de la guerra, tal como de prestarles asistencia.
Desde el criterio literario, es bien conocido que las novelas de Pedro Antonio de Alarcón, de José María de Pereda e inclusive de la novelista «naturalista» Emilia Pardo Bazán son un reflejo de las tensiones entre las tendencias modernas y una concepción popular cuya armonía reside en los valores cristianos (Pérez Gutiérrez, 1975). En nuestro trabajo nos interesa comprobar hasta qué punto los modelos de belleza y las reglas oratorias están condicionados, e inclusive determinados, por las distintas concepciones sensistas sobre el origen y naturaleza de nuestros entendimientos y sobre la forma de expresarlos adecuada y hermosamente. Prestamos particular atención, naturalmente, a las traducciones españolas editadas a lo largo de este periodo, objeto de nuestros análisis, y, específicamente, a las introducciones y comentarios realizados por nuestros compatriotas. Disponemos asimismo muy presente que en España se recibe el influjo del empirismo inglés por conducto de Francia, Italia y Portugal. Durante la segunda mitad del siglo, el acercamiento a la sociología (y el empleo de la palabra solo se justifica por una extensión de sentido) del ámbito católico se explica por 2 enormes fundamentos. Primero, por la necesidad de luchar contra el liberalismo y después, por una preocupación cada vez más acusada por la cuestión popular, conforme se acentúa el desarrollo de industrialización y el desarrollo de la ideologías obreras.
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Esta comunicación apoya y alarga la del Prof. Hernández Guerrero, titulada «Supuestos epistemológicos de las Oratorias y Poéticas españolas del siglo XIX». Entre las dos, se esbozan las líneas maestras de un emprendimiento de investigación de una hipótesis de trabajo que, por definición, es una mezcla de expectativas y también intuiciones, de dudas e ignorancias, apoyadas en datos todavía incompletos y en análisis previos y provisionales. Este esquema inicial se va a ir, sin duda, cambiando en todo el trayecto y va a ser sustituido probablemente en el final del paseo.
Solo las revoluciones pacíficas del centro y este de Europa a fines de los años ochenta del siglo XX terminaron con esta situación, formando una \’nueva Europa\’ como comunidad económica, solidaria y de valores en un planeta globalizado. El libro que el lector tiene en sus manos informa de la agitada historia de Europa, de los Estados nacionales europeos y del proceso de unificación. Asimismo, este producto muestra, desde la perspectiva de la organización de los géneros más destacados (novela, poesía y teatro), la relevancia que cada uno consigue, los cambios producidos, las creaciones que se incorporan y las tendencias tanto formales como temáticas que se establecen. En este marco genérico, los autores más señalados, y sus proyectos mucho más importantes, indican las líneas de fuerza que dan cuerpo a la vida literaria de un periodo de tiempo muy fértil en ideas y proposiciones que ante todo puede ser considerado como convulso, inconformista y también innovador.
Durkheim, en el final del siglo, procura fundar una sociología autónoma que dé resoluciones frente a la crisis de los valores morales. Federico Le Play, que según Manuel Fraga Iribarne, tuvo enorme influencia en el pensamiento conservador español (Núñez, 1975, n.452, pág. 239), quiere poner término a la inestabilidad social producida por las revoluciones haciendo más fuerte la autoridad moral de las clases dominantes . La sociología europea en el siglo XIX es la sociología de la sociedad burguesa en vías de consolidación. Los múltiples matices introducidos, por ejemplo, por Gabriel Tarde (teoría de la imitación) o por Alfred Fouillée (teorías de las ideas-fuerzas) contribuyen tan solo a enriquecer la concepción general. Es imprescindible, ya que, para entender plenamente la literatura de la segunda mitad del siglo XIX, tener idea, no solo de la verdad política y colega-cultural del período sino también de las grandes corrientes filosóficas y de las novedosas sociología derivadas de dichas corrientes como la antropología, la criminología y más que nada la sociología.
Valoración En La Primera Mitad Del Siglo Xx: Contexto Y Perspectiva General ( 1900 – 1945 )
Dedicaremos también un capítulo al análisis de las afirmaciones teóricas en favor de las diferentes corrientes románticas. Aunque no se compusieran tratados teóricos de corte rigurosamente romántico, son abundantes los juicios críticos elaborados a partir de los principios defendidos por estas academias. La estética de Schiller está presente, por ejemplo, en Aribau y en López Soler; la de Schlegel, en Piferrer y en Cuadrado, y es patente la huella de Heine en Gustavo Adolfo Bécquer.
En lo que se refiere a la sociología, varios autores insisten en la debilidad de esta ciencia en España en el siglo XIX. No es completamente exacto pero bien es cierto que no se puede charlar en el siglo XIX de una sociología sistemática, no de una sociología «científica». Para Comte, para Spencer, para Durkheim, el objeto de la Sociología es la sociedad en que ellos viven y con la que están en simbiosis ideológica; su preocupación mayor es resguardar, consolidar y prosperar el orden social conquistado por la revolución burguesa. No hay ciencia mucho más ligado de la ideología que la sociología y es un fallo considerarla como un absoluto , como producto de una sociedad indiferenciada. Si la sociología europea del siglo XIX es una ciencia es una «ciencia sociológica burguesa». El tan perfecto sistema de Comte es, en último término, una filosofía de la historia, donde lo estático y lo dinámico, esto es, el orden y el avance no pueden separarse y cuya evolución conjunta llevará al estado especial en que los científicos van a tener el poder espiritual y el poder temporal será de los industriales.
La Primera Mitad Del Siglo Veinte: Contexto Y Perspectiva General ( 1900 – 1945 )
Nuestro análisis va a consistir en identificar hasta qué punto es leal a las enseñanzas del maestro y, sobre todo, en valorar sus propias aportaciones. Spencer y Comte y la corriente positivista, especialmente Spencer y el evolucionismo han influido bastante. De este modo sucede que en los estudios sociológicos españoles no imperen en general con exclusivismo ninguna de las directrices sociológicas recientes (salvo en la situacion del Sr. Sales y Ferré, muy evolucionista).
Salillas, autor de múltiples obras que hacen autoridad en esta disciplina , creó la Gaceta de Antropología Criminal y Ciencias Médico-legales, y creó, en 1903, la Escuela de Criminología a la que cooperó Bernaldo de Quirós. Para los nuevos sociólogos españoles no tiene que ver con consolidar un orden sino más bien de conquistarlo. Quizás así logre detallarse la pervivencia de una corriente idealista, es decir fundamentalmente romántica, como asidero en frente de una situación insegura y como fuerza ideológica capaz de dinamizar el movimiento hacia el futuro. La introducción y la asimilación de múltiples elementos de las sociología europeas enriquecen la situación de los intelectuales reformadores que, por norma general, no abandonan sus opiniones (históricas o metafísicas) profundas. La característica dominante de las novedosas sociología en España, y especialmente de la sociología, es un eclecticismo que, si bien puede verse como consecuencia de un atraso histórico, es sumamente original y, en cualquier caso, impide caer en las exageraciones a que llegan los grandes sistemas sociológicos positivistas. A primera vista puede ofrecer la impresión de que el utilitarismo, como doctrina según la cual el valor supremo es la utilidad, no debe ejercer influencia en las teorías estéticas y literarias.
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Es cierto que aún no hemos encontrado -y no es muy probable que lo logremos- una retórica completamente inspirada en esa corriente que apareció en Inglaterra a objetivos del siglo XVIII y se desarrolla en Europa y América en el siglo XIX, cuyos defensores mucho más representativos fueron Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill. También es cierto, no obstante, que es parcialmente recurrente hallar términos e inclusive definiciones sobre «felicidad», «exitación», «satisfacción», «interés», «utilidad», «dolor», etc., utilizados para argumentar la naturaleza de determinadas categorías estéticas. Por tanto, un capítulo de nuestra investigación va a estar dedicado a determinar hasta qué grado está presente esta teoría utilitarista en las formulaciones teóricas de los manuales que estamos examinando e incluso en los comentarios y críticas de investigadores y literatos de esta centuria. Frente a las doctrinas sensistas y empiristas se lleva a cabo en Francia una corriente de pensamiento llamada «tradicionalismo». Los representantes mucho más propios son De Bonald (+ 1840), Bautain (+ 1861) y Bonnet (+ 1879). En España influye más que nada la obra del Vizconde de Bonald merced a la traducción que hizo Juan Pérez Villamil del Ensayo analítico de las leyes naturales del orden social.