Establecemos pues que la relación entre la Independencia como proceso político y la emergencia de una literatura propia es estrecha y de coadyuvancia, además de compleja. Varias son las cuestiones que vienen a las mientes con similar título, partiré solo de las que han incidido en la configuración de este portal. De suerte que por un lado se haya la cuestión ineludible de la periodización, y por otro, el término mismo de literatura, harto distante del que se instauraría más tarde durante el romanticismo. La invasión francesa de España tuvo muy duras consecuencias para la sociedad española. Los grandes ejércitos franceses requerían ingentes cantidades de suministros para abastecerse.
Más allá de que en nuestros días cohabitan, aunque separadas, la tradición histórica de marcar la ruta bélica de la insurrección, y las reflexiones en torno de la cultura política que dejó esa insurgencia y la posterior independencia política, ambos procesos —revolucionario y político— se entrelazan en y merced a la cultura letrada. Aparece pues la cuestión de de qué manera denominar a la producción escrituraria de la época, literatura de la Independencia o los tiempos de la independencia literaria. Un fenómeno narrativo que sucede en las páginas de los jornales y en forma de folletos es la secuencialidad narrativa que se despliega en varios números, produciendo una obra mayor que no puede considerarse como novela, ni como novela corta. Tanto la carta como el diálogo por su naturaleza de fragmento de charla oral o de charla entre ausentes, dejan esta clase de prácticas que, de novedosa cuenta ponen de relieve lo breve como producto de lo precario. Semejantes textos no son proyectos por entregas, sino la ficción hace de marco flexible, capaz de prolongarse según los requerimientos del autor, con la capacidad de dar cabida a otros pequeños géneros. Otro asunto son las novelas —no me extenderé sobre las que Lizardi publicó, pues a él se dedica un portal en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Traducción, Adaptación, El Fragmento
Las acciones de los guerrilleros, junto con la intervención británica terminaron por ocasionar la derrota de los ejércitos napoleónicos en España. Así, los sucesivos reveses en España, forzaron la retirada de un ejército francés perseguido por los soldados de Wellington. Con las fuerzas napoleónicas expulsadas de España, la guerra prosiguió en el sur de Francia, hasta el momento en que, en 1814, Napoleón cedía ante los ejércitos de la Sexta Coalición. En el Prominente Perú, después de 1817 hubo una relativa calma en el momento en que el poder de los caudillos y el virrey del Perú llegó a un punto de equilibrio. En 1820 este equilibrio se rompió cuando el general conservador, Pedro Antonio de Olañeta, se negó a reconocer la Constitución española de 1812 y rompió con el Virreinato del Perú. Asimismo se negó a unirse a los ejércitos rebeldes de Bolívar que comenzaban a arrimarse al Alto Perú pues él se consideraba “el único defensor del trono y el altar” en la zona.
Sin el liderazgo de su comandante en jefe, George Washington, es muy posible que los colonos no hubiesen superado este y otros momentos críticos. Washington no era un militar experto ni un genio de la estrategia, pero poseía una voluntad de hierro y un enorme los pies en el suelo. Sabía considerar los hechos con ecuanimidad y adoptar ideas novedosas, como potenciar los servicios secretos. Poco después, el Segundo Congreso Continental, transformado en el gobierno central de las colonias, se reunía en Filadelfia. Ajeno de las temperaturas, los diputados tuvieron que aguantar el ataque de enjambres de tábanos procedentes de una cuadra próxima a la sala de sesiones.
La Independencia En América Del Sur
Ante las pretensiones de Napoleón y la entrada de las tropas francesas en España, Godoy ha propuesto a la familia real dejar España rumbo a América. No obstante, el modo perfecto de seguir de Godoy, significaba claudicar frente a los franceses. En contestación a las acciones de Godoy, el entonces príncipe Fernando, al lado de sectores contrarios a Godoy, protagonizó el motín de Aranjuez en el mes de marzo de 1808.
¿Qué traman los marinos en el puerto, cerca de dos buques de guerra? ¿De qué charlan, en voz baja, los oficiales del Ejército? En este clima de tensión y desconfianza, un herrero de la ciudad, Paul Revere, recibe una noticia preocupante. Un jóven le cuenta que ha escuchado a un militar inglés decir a sus colegas que se va a “construir la gordita”. Merced a esta y otras informaciones, el herrero anuda cabos.
Todo parecía señalar que a Londres la situación se le había ido de las manos. Solo la fuerza, en su opinión, podía dirimir el conflicto y restablecer su autoridad. “Los golpes van a decidir si han de ser súbditos del país o independientes”, aseveró el rey Jorge III a finales de 1774, en referencia a los colonos. Por año siguiente tenían sitio, de hecho, los primeros combates entre las tropas inglesas y las milicias coloniales. En Bunker Hill los británicos alcanzaron la victoria, pero a un alto precio.
Guerra De La Independencia
Sabemos por el estudio de las obras prohibidas como por el de las obras que llegaron y circularon legalmente en la Novedosa España, que el teatro era mercancía común y abundante que provenía de la península. Y como ahora se mentó este comercio pergeña las condiciones de colonialidad así como las condiciones escasas y precarias de urgencia de una dramaturgia que, en el momento en que la nación transita hacia su independencia política, se va a ver dependiendo de los alterables vientos políticos. El movedizo tiempo político de las primeras décadas imponía al teatro temas políticos y patrióticos después. Con el advenimiento de la Independencia, el teatro figuró como la interfaz de elogio a los héroes y sus gestas, tal como el sastre que confeccionaba la vestimenta contradictoria de la historia nacional a la par de la historiografía, la poesía y la narrativa.
La Guerra De La Independencia De Los Estados Unidos Punto Por Punto
En el mes de mayo de 1826 en Puebla se creó la fábrica de papel 2 Amigos o 2 Hermanos; posteriormente hubo nuevas fábricas en Puebla mismo, Jalisco, Veracruz, y en el Distrito Federal. Las proyectos reunidas de José Joaquín Fernández de Lizardi llenan catorce volúmenes, anotados profusamente y prologados; recientemente se tiene un libro electrónico Proyectos de José Joaquín Fernández de Lizardi en disco compacto, publicado por el Instituto de Indagaciones Filológicas, UNAM. Expectantes por impulsar las novedosas ideas liberales de la ilustración, un óptimo número de cortesanos se pusieron al servicio de José I. Estos hombres, pretendían instaurar reformas que, tiempo atrás, se habían encontrado con el rechazo de la nobleza y el clero. Por su cooperación con José I fueron llamados “afrancesados”.
Así, Napoleón designó a su hermano José Bonaparte como monarca español. Ante el resentimiento por la presencia militar francesa, los españoles se levantaron contra las fuerzas napoleónicas, desencadenándose un conflicto bélico en el que España contó con el acompañamiento de Portugal y Gran Bretaña. La independencia boliviana, conseguida tras siglos de dominio colonial español, fue un proceso que se extendió durante más de 15 años, desde 1809 hasta 1825, e implicó numerosas batallas e innumerables muertes. La lucha por la independencia empezó a nivel local y más tarde Simón Bolívar y Antonio José de Sucre le dieron cohesión a una causa, que había estado fragmentada y desordenada. En último término, el nuevo y también independiente país, Bolivia, recibiría su nombre de Simón Bolívar, el líder militar y político que cambió el curso colonial de América del Sur.