En el momento en que el alimento entra en el estómago, se generan los reflejos gastroileal y gastrocólico, en los que participa la gastrina y nervios autónomos extrínsecos. El reflejo gastroileal hace el vaciado del intestino delgado y el gastrocólico el desplazamiento del contenido del colon al recto. De esa forma se va realizando hueco, primero en el intestino delgado y después en el ciego y el colon, a nuevos contenidos. Las vías biliares son los conductos que conectan el hígado con el intestino delgado y llevan la bilis que se se produce en el hígado.
El aparato digestivo está compuesto de considerablemente más partes de las que frecuentemente se creen. Al tener presentes estos datos, se puede decir que muchas patologías intestinales son eludibles. Estas bacterias son necesarias para una adecuada función intestinal, y algunas patologías y antibióticos pueden modificar la estabilidad entre los diferentes tipos de bacterias que habitan en el intestino grueso.
Por ello, si tienes problemas de digestión, es muy recomendable que prepares tus platos con tranquilidad, contemplando uno por uno todos y cada uno de los ingredientes que vas agregando, para que tu cuerpo se prepare y sepa por adelantado qué va a recibir. Muchas veces, las indigestiones se deben a que comemos sin prestar atención a eso que ingerimos, por consiguiente nuestro aparato digestivo recibe la comida con cierta sorpresa y trata como puede de llevar a cabo su función. La digestión de las proteínas comienza en el estómago por la pepsina, que convierte a las proteínas en enormes polipéptidos. Solo un % de proteínas se asimila en el estómago, al tiempo que el resto lo realiza en el intestino delgado, y solo el 2 % son eliminadas en las heces. En las personas normales, casi todas las proteínas de la dieta ya están digeridas y absorbidas en el instante de llegar el quimo a la zona intermedia del yeyuno. El duodeno y el yeyuno son los segmentos más activos en la absorción de las grasas, tal es así que la mayor parte del total ingerido ya se ha absorbido en el momento en que el quimo llega al yeyuno medio.
Información
El intestino abultado es la última parte del tubo digestivo y está formado por el ciego, el colon, el recto y el canal anal. Los ojos pertenecen a los órganos más importantes de nuestro cuerpo, puesto que no solo cumplen la función de ver lo que sucede a nuestro alrededor, sino se hace cargo de mandar información relevante a nuestro entendimiento. Esta información es primordial para comprender el sujeto de la educación y en el cuidar.
El hígado es la gran fábrica del cuerpo humano y se ocupa tanto de procesar los nutrientes que son absorvidos en el intestino como de eliminar muchas de las sustancias tóxicas que se producen o son ingeridas. Además de esto, tiene un papel fundamental en la regulación del metabolismo de las grasas y los azúcares. La primera mitad del colon tiene dentro abundantes bacterias que forman la flora intestinal. Esta flora es con la capacidad de fermentar los residuos que no han podido digerirse, obteniendo de esto substancias aprovechables.
Anatomía Del Colon Y El Recto
El ciego, que está al comienzo del colon ascendente, es el punto donde el intestino delgado se une con el intestino grueso. Desde el ciego se proyecta el apéndice, una composición tubular con apariencia de dedo que no cumple ninguna función famosa. El intestino grueso secreta moco y es responsable en buena medida de la absorción del agua de las heces. El hígado es un órgano que pesa precisamente 1,5 kg y está ubicado en la parte de arriba derecha del abdomen.
El recto funciona como un reservorio donde se almacenan las heces e impide la incontinencia fecal. El sistema nervioso entérico permite un cierto nivel de autonomía en la actividad de estos efectores, aunque está bajo el control del sistema inquieto autónomo. Es un tubo de diámetro variable, cuya luz interior es una prolongación del medio de afuera, y como tal colonizado por bacterias.
Sistemas Digestivos
El páncreas es un órgano alargado, de aproximadamente cm de largo, que está situado en la parte mucho más profunda del abdomen, tras el estómago. El primero es regular el metabolismo de los azúcares gracias a la producción de insulina. El segundo, el que interesa para el tubo digestivo, es generar el jugo pancreático, que se vierte en el duodeno, la primera parte del intestino angosto, al lado de la bilis. El bicarbonato neutraliza el ácido del estómago y evita que se genere lesiones. Las enzimas producidas por le páncreas son muy potentes y tienen la capacidad de digerir los azúcares, los péptidos y las grasas en sus elementos más pequeños, que tienen la posibilidad de ser absorvidos por las células de la área intestinal. La bilis es un líquido que contiene sales biliares, pigmentos biliares, colesterol, fosfolípidos y moco.
Estos movimientos “en masa” (de esta forma se los conoce como), conducen el contenido del colon hacia la porción distal del intestino grueso, donde queda guardado hasta su expulsión. Los vertebrados carnívoros tienen cilindros digestivos muy simples, y el colon tiende a ser corto y sin áreas distinguidas. Solamente se distinguen el intestino angosto y el intestino abultado; no acostumbran a tener ciego, y si lo tienen, es marginal. En estas especies la función principal (prácticamente única) del intestino grueso es la absorción de sales y agua. En su primera porción recibe las secreciones de las glándulas intestinales, la bilis y los jugos del páncreas. Todas y cada una ellas contienen una gran cantidad de enzimas que degradan los alimentos y los convierten en sustancias solubles sencillos, como aminoácidos, para ser absorbidas.
Tras ello, comienza a realizar contracciones que hacen que los alimentos se mezclen bien con el jugo gástrico. Para entender de qué manera se muestran los tumores en el colon, debemos explicar primero la anatomía del colon. Tiene una longitud aproximada de 1,5 metros y se prolonga desde el final del intestino angosto hasta el ano. El tubo digestivo está compuesto por el estómago, el intestino angosto, el intestino grueso y el ano. Sin embargo, como decíamos, la visión comunica al cerebro de lo que el cuerpo va a consumir, y entonces éste da el aviso al resto del sistema digestivo para que comience a prepararse para la digestión. Este es un desarrollo fundamental, ya que de este modo nuestra digestión será considerablemente más placentera y completa.