Organizada la diócesis de Palencia, Deza se dedicó con entusiasmo y celo a su otro oficio de inquisidor. A fines de 1497 quedó vacante la mitra de Jaén, y por año siguiente Alejandro VI la proveyó en la persona de Deza, que fue sucedido en Salamanca por el obispo de Astorga Juan de Castilla. Pero Deza no tuvo tiempo de bajar a Jaén, aunque se ocupó, desde la distancia y por procurador, de ciertos de sus asuntos. Empezó a ofrecer sus alegatos y fundamentos, y en solos los monjes de San Esteban halló atención y acogida. Pues entonces en el convento no solo se profesaban las Artes y Teología, sino más bien todas las demás facultades que se leían en las Academias . El convento llegó a ser de los más suntuosos, importantes y ricos de la Provincia dominica de España, y en su recinto se festejaron bastantes episodios provinciales.
Un menosprecio en el que asimismo cayeron los cronistas de los Reyes Católicos y todos sus viejos biógrafos. El silencio, por ejemplo, de Andrés Bernáldez , historiador y capellán de Diego de Deza en Sevilla, fue flagrante. En su «Historia de los Reyes Católicos» no logró mención alguna a esta tarea que, sin duda, conoció. Tampoco Pedro Mártir de Anglería −humanista al servicio de Isabel y Fernando, popular por sus escritos acerca del descubrimiento de América− ni Gonzalo Fernández de Oviedo −primer cronista de las Indias recién descubiertas− registraron el papel jugado por Deza en la compañía de Colón. Y eso que este último conoció a nuestro protagonista, a pesar de lo que decidió omitir por completo su participación en el descubrimiento en su «Historia general de las Indias» o las bibliografías que escribió.
Esto facilitó la comprensión de las ideas de Colón, que emocionaron a su nuevo amigo, el cual no dudo en comenzar a realizar gestiones ante Isabel y Fernando para convencerles de la viabilidad de la propuesta del genovés. A esta idea había llegado al estudiar los varios mapas y cartas marítimas que había heredado de su suegro −tras casarse ese año en Lisboa con Felipa Moniz de Perestrelo , hija de un viejo gobernador de Porto Santurrón−, así como toda la información que este había recopilado a lo largo de sus años de navegante por el Atlántico. Después de investigar toda esa documentación, Colón leyó los textos de viajeros como Marco Polo , Plinio El Viejo , Silvio Piccolomini y Pierre d’Ailly . Después se aprendió al aspecto el mapa dejado por el matemático y marino Paolo dal Pozzo Toscanelli , fallecido antes, y por último inventó su emprendimiento. Este testimonio de primera mano fue ignorado por los historiadores de finales del siglo XV y principios del XVI, que se centraron siempre y en todo momento su tarea religiosa y como docente del Príncipe Juan de Aragón , escondiendo esta empresa sin duda más importante.
En San Esteban se conocía y estudiaba la obra Sphoera del padre Leonardo Dati en la que se defendía la esfericidad de la Tierra. Fray Juan de Santo Domingo, conventual de Deza, fue llamado mathematicus optimus y mereció elogios de Lucio Marineo Sículo, y Tomás Durán, fraile asimismo de San Esteban de exactamente la misma temporada que Deza, trabajó en la edición y corrección de la obra de Brawardino Praeclarissimum mathematicorum opus. Además, desde siempre y siguiendo a san Alberto Magno y a santurrón Tomás de Aquino, la esfericidad terráquea había sido doctrina clásico en la Orden de Reverendos.
Salamanca, El Encuentro Entre Deza Y Colón
En ambos linajes se encuentran ascendientes y descendientes consagrados, como el arzobispo Alonso de Fonseca, tío segundo de fray Diego, su sobrino el arzobispo y cardenal de Toledo Juan de Tavera, fallecido en 1554, y un sobrino nieto, con el mismo nombre y apellido que fray Diego, que fue obispo de Coria y de Jaén, fallecido en 1579. Lo demostró magnánimamente, por ejemplo, con la parroquia de San Sebastián, donde había sido bautizado, y con el convento de San Ildefonso. Toro mantiene la memoria de este su gran hijo y le erigió hace algo más de un siglo una escultura, aunque bastante pobre, en una céntrica plaza. Pese al golpazo, el genovés no renunció de su idea de lograr Asia desde Europa atravesando el Atlántico y se ganó a Deza para su causa. Desde ese mismo momento se transformó en uno de sus principales valedores, empezando una amistad que no rompería hasta el día de su muerte.
Este real convento, víctima como tantos de la destrucción del siglo XIX y de la desidia humana y hoy desaparecido completamente, era obra del mecenazgo de la reina María de Molina, que lo creó y dotó espléndidamente en el último tercio del siglo XIII. En él descansaban los restos de su hijo el infante Don Enrique, en él moraron reinas y individuos ilustres y allí mismo dio a luz la reina Catalina de Lancaster a su hijo Don Juan II , padre de Isabel la Católica. Nombrado preceptor del príncipe don Juan, su cercanía a la Corte y a los reyes fue fundamental en su posterior carrera eclesiástica y política. Fue nombrado de manera sucesiva, obispo de Zamora, Salamanca, Jaén, inquisidor general, obispo de Palencia y arzobispo de Sevilla. Por su parte, en 1479, Diego de Deza sucede a Pedro de Osma como responsable de la cátedra de Prima de Teología de la Facultad de Salamanca. Hasta allí había llegado nueve años después de entrar en el monasterio de los dominicos en San Ildefonso, en su localidad natal, y terminar sus estudios en Salamanca como acólito de intelectuales como Antonio de Nebrija y Alfonso de Madrigal .
De Deza, que aparece en un medallón en la base de la estatua levantada a Colón en Salamanca, Colón escribió a su hijo Diego que “él fue la causa de que sus altezas tuvieran las Indias”. “Deza fue la causa de que yo me quedase en Castilla, cuando ahora se encontraba de camino para fuera”, relataba en sus cartas. 2 La triste historia del soldado que inspiró el \’Novio de la Muerte\’, el himno mucho más famoso de La … Asimismo aquí reunió sínodo y dio Estatutos al cabildo catedralicio, fue receloso del culto y de la honra de Dios y visitó habitualmente las parroquias de su dilatada diócesis. Los artículos de la gaceta son alcanzables y tienen geniales expertos que distribuyen su conocimiento.
El Papel Crucial De Salamanca En La Odisea De Cristóbal Colón
En su corte, Deza conoció a Cristóbal Colón, estableciendo buenas relaciones con el investigador. Por su apoyo diríase que América se debía a Fray Diego de Deza y a los dominicos de Salamanca . Al año siguiente es nombrado Obispo de Palencia y en 1504 ocupa la Archidiócesis de Sevilla .
Inteligente y aplicado desde niño, su primera instrucción ha podido haberla recibido en su propia casa, o en ciertos varios conventos que por entonces había en Toro. De entre todos destacaba el de San Ildefonso, de la Orden de Predicadores, en el que entró el joven Diego de Deza a la edad de dieciséis años para hacerse fraile dominico. Pero antes, y sin saberse seguramente la causa, estuvo bajo el cuidado de Diego de Merlo, personaje de los mucho más primordiales de Toro y familia muy relacionada por nudos de amistad con los Deza-Tavera.
Pedro De Deza
«Deza fue la causa de que yo me quedase en Castilla, en el momento en que ahora se encontraba de camino para fuera», insistía en exactamente el mismo mensaje, sobre uno de los momentos claves de la organización del viaje, cuando Colón vio su proyecto fue rechazado por segunda vez y creyó que todo estaba perdido, que jamás podría iniciar su expedición. Colón, tras sus cuatro viajes a América, retornará a Salamanca el 2 de noviembre de 1505, enfermo de gota y artritis. Y continuará más de 4 meses y medio, según recopila la “Gaceta de Estudios Helmánticos”, que edita la Diputación, tratando cobrar las proporciones que le adeuda la Corona de los últimos viajes y transmitir los derechos concedidos a su hijo Diego. Con Isabel fallecida, “Diego de Deza urge al rey los días 20 y 26 de enero para que se expidan cédulas en pos del almirante”. Las necesidades a la Corona se reiterarían desde Valladolid, donde el investigador murió el 20 de mayo de 1506 y fue sepultado en el convento de San Francisco. Sus restos peregrinaron a la cartuja sevillana de Santa María de las Cuevas , Santo Domingo , La Habana y la catedral de Sevilla .
Completó su formación en Teología en la Facultad de Salamanca donde llegó a ocupar la cátedra de Teología. Esta publicación da a conocer, mediante fotografías auténticos, las estatuas de las poblaciones que vamos visitando y su ambiente. Porque comprendemos que la estatua es el Arte que tiene una lectura histórica general y otra particular de cada pueblo. Y es el derecho que disponemos a entender de qué manera es y dónde está esa parte de nuestra historia, el que nos propuso proporcionarla, hasta donde lleguemos.
Próximamente se convirtió en una figura de primer orden en la ciudad, a raíz de lo cual tuvo la posibilidad de iniciar su relación con los Reyes Católicos tras una visita de estos por aquellas tierras en 1480. La impresión que les causó fue tan buena que, seis años después, le nombraron maestro del príncipe heredero Don Juan, único varón de los monarcas. El famoso marino no solo dejó constancia de esto en esta misiva, sino en toda la correspondencia que se envió a lo largo de los un par de años precedentes con Diego Colón . En suma, cinco cartas en las que habla de su protector y amigo nacido en Toro , sin cuyo apoyo y asistencia el genovés reconocía que nunca habría podido tirarse al mar y atravesar el Atlántico con la Pequeña, la Pinta y la Santamaría.