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En La Doctrina Cristiana El Evangelio

Labor popular con los pobres, en suburbios, barrios o aldeas, donde nos preocuparemos de su capacitación integral. Educar a las clases acomodadas para formarlas en la visión de los pobres. Esto es, si bien desordenada y confusamente dicho, cuanto debemos decir ahora para argumentar y comprobar los asertos que promete impugnar La Discusión, y esto nos servirá de punto de partida en el momento en que repliquemos al mencionado periódico.

Sería imaginar que nos llevábamos al Espíritu Beato a los clubs y a las redacciones de los periódicos. A mi ver es tan de lamentar el que haya neo-católicos teocráticos y absolutistas, como el que los haya demócratas, hegelianos y humanitarios. Creemos asimismo que las palabras de Bossuet deben entenderse en este sentido, o debe entenderse, que si la realidad católica es una y eterna, Dios puede ofrecer su felicidad y su luz sobrehumano a éste o aquel individuo, a ésta o a estotra nación, en este momento o antes o después, para que mucho más clara, mucho más distinta, más universalmente, conozcan lo que tuvo a bien revelarnos. Lo que sería absurdo que lo sujetasen los modernos pensadores a una ley progresiva. Castelar y yo, como buenos cristianos, y tratándose de nuestra santa religión, hemos de estar más que según aquel ilustre patricio, sin que altere en absoluto el estado de nuestra cuestión la creencia que los dos contamos de que conviene dar culto a la divinidad para hacérnosla propicia.

En la preparación de este libro he tenido presente un doble propósito. Uno es su empleo como libro de texto para un curso de Doctrina Cristiana en los colegios y academias. Encuentro un considerable interés sobre el tema entre los profesores de Biblia en los colegios y una aparente necesidad de un libro tal.

Propagamos también las buenas lecturas y la recta utilización de los medios de comunicación social para beneficiar la solidaridad entre los hombres y mujeres de el día de hoy. Los recortes son una forma práctica de recopilar diapositivas importantes para volver a ellas después. En este momento puedes personalizar el nombre de un tablero de recortes para guardar tus recortes.

De La Doctrina Del Avance Con Relación A

En aquellas religiones falsas y de pura invención humana, sino más bien las religiones las que se amoldaban y vaciaban en la forma popular y política. No eran Mitras, ni Júpiter Capitolino los que hacían al hombre a su imagen y semejanza, sino el hombre el que hacía a su imagen y semejanza a los dioses. No era este antropomorfismo exterior únicamente, sino más bien íntimo y profundo. No era el Dios de las religiones falsas el que se ponía por modelo a la raza humana, sino la raza humana la que se objetivaba y transfiguraba, y se ponía por modelo de sí propia, con sus vicios, aspiraciones y virtudes idealizados. De esto nacía que al adelantar, o al transformarse, o al perecer una civilización, o la religión perecía, o adelantaba y se trasformaba con ella; mas el cristianismo permanece inmudable, más allá de que se transforme la civilización, y la sociedad progrese o muera.

En la interpretación de la doctrina de Jesús se han esforzado bastante los teólogos, cuyos ensayos unas veces han lanzado luz y otras desunión y combates. Hay tantas luces como sombras en la crónica de lo que vino a nombrarse doctrina cristiana, pues en su práctica y que en su formulación se evidencian enormes contradicciones con la real vida de Jesús. La afectividad hacia el poder ha burlado al valor y a la virtud esencial de la palabra divina para que el hombre optara por una genuina caridad espiritual.

Evangelio De Juan Y La Doctrina De Jesucristo

Las malas doctrinas se han extendido sensiblemente, y si nos espantan, por una parte, la inmoralidad y la irreligiosidad que encierran, no tenemos la posibilidad de menos de admirarnos asimismo, pues también se admira lo malo, de la sutileza y hondura de la razón humana que tan sublime Babel de errores y de absurdos llegó a levantar por sí misma. No se debe de decir con todo que este desventurado progreso, que viene en contra del cristianismo, sea el que nos desea llevar a cabo pasar el Sr. Castelar, no ya como en armonía con el cristianismo, sino como una emanación, como una consecuencia de él, como el cristianismo realizado, y como el fin que los cristianos todos se propusieron y proponen. El mundo marcha, ya que, y en este sentido hay un avance que nadie contradice.

A todas y cada una estas cavilaciones peligrosas ha dado origen la singular manía de realizar del cristianismo algo similar a la iniciativa hegeliana, iniciativa que se marcha desenvolviendo fatalmente en el seno de la humanidad y produciendo el avance; idea que destruye la crítica histórica. En razón de esta iniciativa, no se atiende para reprobar o aplaudir las acciones a la belleza ética de ellas, sino por fin social o político a que van encaminadas; fin bueno o malo, según la opinión política o social del que critica. En razón de esta idea, y como deducción de la creencia en esta unidad misteriosa del conjunto universal que se lleva a cabo eternamente, la raza humana tiene que ser en cierto modo inigualable e eficaz. Religiones falsas o verdaderas, leyes y prácticas y artes, todas y cada una estas cosas, si son reales, son buenas y lícitas, son otros tantos instantes del desarrollo de la idea. Nada es real sino más bien lo que efectúa la iniciativa o está en ella latente antes que se realice.

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Aquí la consecuencia es tan instantánea, tan clara, tan patente, que la malicia humana no pudo torcerla y corromperla, y la luz y la amabilidad del cristianismo resplandecen santa y delicadamente en este suceso. El lugar de la Inquisición, las matanzas del día de San Bartolomé, y hasta si se desea, la Revolución Francesa, son para algunos una consecuencia mediata del cristianismo, ya que, sin suponer el cristianismo como hecho histórico, no podrían explicarla. Mas del principio santurrón y divino sacó aquí la razón humana una consecuencia dañada y malvada, y la responsabilidad de esta consecuencia no está en manera alguna en el principio, sino en la serie de deducciones por donde vino a caer el comprensión en consecuencia tan espantosa y absurda. Pero ni el planeta, ni cuanto en él se encierra, bastan a agradar el cariño y la aspiración del corazón católico, desasosegado mientras en Dios no se reposa. Por lo que no queremos ni debemos disfrutar del mundo y de las cosas que en él hay, sino más bien usar de ellas en esta peregrinación de la vida como de un vehículo y de una escala para encaminarnos y elevarnos a su origen y al nuestro, el cual es también nuestro fin, y no lo efímero y caduco.

Presentación Del Tema: ““la Columna Vertebral De La Doctrina Cristiana””— Transcripción De La Presentación:

Manera el cristianismo, resultando de aquí muchos falsos o incompletos cristianismos en la conciencia humana, cuantas críticas políticas, científicas o artísticas pueden caber en ella. D. Emilio Castelar respondió ahora en La Discusión del 24, no sólo a eso que dije, sino más bien asimismo a eso que pretende que dije al charlar del avance en mi artículo sobre las cátedras del Ateneo. Quizás fuese mía la falta; quizás yo no me explicase con la claridad debida. Con este recelo, y a fin de defenderme de graves inculpaciones, tendré en este momento que ser prolijo para no ser raro. Si en la plenitud de los tiempos se extenderá tanto el cristianismo, que hasta los judíos se conviertan a él, no por eso estará todo el estirpe humano dentro del sector de los leales. En el seno mismo de la Iglesia van a vivir muchos réprobos, como en el arca los animales inmundos.

Pero vino el cristianismo, que no es doctrina política ni social, y fue por lo mismo, y es, y va a ser, si no causa, ocasión de avance. En todo aquello que como doctrina ética y religiosa consagró y descubrió el cristianismo no cabe ahora progreso alguno; pero en lo que no consagró ni descubrió, se ejerce y seguirá ejerciéndose la ingenuidad humana, sin miedo de luchar con Dios, que no se enfrenta, como los dioses, a su avance, si bien asimismo sin invocar su nombre para autorizar un avance, que quizás no lo sea. La religión es relación personal con Dios, pues la humanidad se realiza por la individuación personal, cuya sustancia espiritual propia le capacita para establecer esa relación como contestación a la iniciativa divina. Es cada hombre el que puede ser espiritual, pero no se puede asegurar como tal el idealismo genérico que pueda caracterizar a una red social.

Lo que el católico debe aborrecer en ella son los desorganizados instintos y la debilidad consiguiente a nuestra naturaleza decaída por el pecado. Mas la carne, lo mismo que el espíritu, son proyectos de Dios, y son, por consiguiente, buenos en su esencia, y no solo el espíritu, sino más bien la carne asimismo, aunque purificada y transfigurada, deben gozar de la gloria. Estas consideraciones nos inclinan a meditar que la iniciativa de Dios no puede ser el germen del avance, como se comprende en el día, sino más bien el germen de una aspiración sin limites, que hallándose en contradicción con lo imperfecto de los medios que naturalmente contamos para llegar a realizarla, nos induce y obliga a buscar el último fin por medios sobrenaturales. Lanzamos este libro a la circulación con la esperanza que sea de tanta bendición en el idioma español como lo ha sido en la lengua inglesa.