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Federica De Grecia Biografia

Posteriormente, Federica tuvo a su cargo la dirección de las obras benéficas y de contribuye a los menesterosos. Su marido accedió al trono griego en el año 1948, con el nombre de Pablo III. Fue allí donde se ganó los apodos cariñosos de Freddie y de Fried Egg –huevo frito–, y donde se aficionó a tocar el acordeón. Asimismo donde pudo permitirse ir sin sombrero y descubrió las virtudes de vestir de forma cómoda e informal para, por ejemplo, poder montar en bicicleta por las calles de la región. Algo que le resultaría en especial útil a lo largo de los años de exilio, en el momento en que se vio obligada a vivir en Ciudad de el Cabo, Sudáfrica, o El Cairo desposeída del boato de la corte o del que se le requería en sus viajes oficiales al extranjero.

Fue el padre de Alejandro I, Jorge II y Pablo I, el esposo de Federica. Fue Federica de Grecia, no obstante, quien mucho más influyó en doña Sofía como reina consorte. “[La reina Sofía] sintió bastante que el rey Pablo no nos viera siendo ya reyes, pues él murió 11 años antes. Pero quien tuvo una gran predominación en mi mujer fue la reina Federica”. Federica, sin ir más lejos, fue quien orquestó el matrimonio de los padres de Felipe VI, quienes además se conocieron a bordo del Agamenón, un crucero para “royals” organizado en 1954 por la entonces reina de Grecia.

Entre El \’fuego Real\’ Y Los Altos Causantes De La Cia

Tal y como cuenta en el libro La Reinade Pilar Urbano, mucho más que su padre. Sobre Pablo de Grecia se expresa como “un hombre temperado, mesurado, más apacible y sereno”. “En mi vida y en mi forma de ser hay más influencia de él que de mi madre. Teníamos caracteres mucho más afines”, cuenta en el artículo la madre de Felipe VI, quien este domingo 6 de febrero va a tener presente el recuerdo de Federica de Hannover. Este último supuesto se cumpliría antes de la desaparición de don Juan Carlos. En 2014, doña Sofía pasó de ser la reina consorte a la madre del nuevo monarca, una transición que, a la inversa que Federica de Grecia, logró llenar sin perder el acompañamiento habitual.

En la tarde de ese día, tras proceder a despedir a su hija Sofía y a sus nietas las infantas, que se iban a pasar el fin de semana a Baqueira Beret, se dirigió a la Clínica de La Paloma a fin de que, mediante cirugía, le retirasen unas acumulaciones de colesterina en los párpados. Merced a las ayudas estatales que nuestra Federica se encargaba de recaudar y de donaciones de helenos que radicaban en el extranjero, se reconstruyeron pueblos, centros de salud y institutos destruidos, se hicieron guarderías y aldeas infantiles que daban trabajo a mujeres del campo que bordaban y conservaban de esta manera la artesanía local. Mencionada Federica Luisa Thyra Victoria Margarita Sofía Olga Cecilia Isabel Cristina, Reina de los helenos, nació el 18 de abril de 1917 en Blankenburg . Era la tercera hija de Ernesto Augusto, duque de Brunswick y Luneburgo, Jefe de la Casa Real de Hannover, y de su mujer, la Princesa Victoria Luisa, hija del Kaiser Guillermo II de Alemania.

Historia Paralela De Venturas Y Muchas Desventuras

Sin embargo, no sería hasta la primavera de 1937 en el momento en que formalizarían el deber, coincidiendo con el 20 cumpleaños de Federica, la edad que había requerido su padre para autorizar el matrimonio, que años atrás le había solicitado por carta Pablo de Grecia. Pablo fue invitado por los duques de Brunswick a pasar unos días en su vivienda de Gmunden. Finalmente, su hijo, el rey Constantino, fue depuesto en 1967 por el Golpe de los Coroneles, fecha donde Federica abandonó Grecia para siempre. A partir de entonces, residió en Roma y viajó por el planeta, con visitas destacables a España, donde habita su hija Sofía y sus nietos, el presente rey Felipe VI y las infantas Elena y Cristina. Asimismo viajó a la India para estudiar la filosofía del sabio hindú Shankaracharya, y continuó allí hasta enero de 1976, fecha donde se estableció en España.

Se había educado en la nuevo, absorbente y dominadora cultura hitleriana, de la que abominaría años después, en el momento en que ella misma fue víctima de su euforia belicista y expansionista. “Es la queenie –diminutivo de reina; reinita, o pequeña reina– mucho más hermosa que he visto en mi vida”. O sea lo que exclamó un miembro del congreso estadounidense cuando vio a Federica de Grecia (Blankenburg, Alemania, La capital española, 1981) por primera vez. Lo logró en su cara, sin disimular en lo más mínimo sus impresiones sobre el atractivo de la esposa del atrayente rey Pablo, una mujer tremendamente carismática a quien la gaceta Time describía en 1953 como “esbelta y con un rostro descarado coronado por una aniquila rebelde de rizos castaños”.

Cristina Pedroche, Desviste En La Selva Mexicana Durante Sus Vacaciones Con Dabiz Muñoz

En septiembre del año pasado, Corinna Larsen, ex \’amiga entrañable\’ de don Juan Carlos, la señaló como artífice de un supuesto golpe para derrocar al gobierno de adentro para derrocar al antiguo rey y sentar a don Felipe en el trono por el hecho de que sobre este tenía más predominación. Doña Sofía no entró al harapo y, unos cuantos días después, se dio un baño de vítores en Málaga, a donde viajó para participar en la limpieza de restos de una playa. Pablo de Grecia y su joven esposa, Federica, se instalaron en un inicio cerca de Tatoi, en una vivienda de dos plantas situada en Psychico, al norte de Atenas. Posteriormente, ya en el trono, fue cuando el rey Pablo y su mujer Federica eligieron transformar la residencia de verano en su hogar.

Su llegada en 1937 a Atenas fue decisiva, y no solo para su muy elegante marido Pablo I. Las izquierdas, y hasta Churchill, la criticaban por ser nieta de aquel káiser alemán y gracias a que su hermano militó un año en las SS. Ella no era, por supuesto, similar al comunismo, al que combatió, pero tampoco al nazismo. No se callaba ante tales ataques y contestaba que era asimismo bisnieta de la reina Victoria de Inglaterra y que su padre, el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, duque de Brunswick, podría haber sido el soberano británico de no ser por la Ley Sálica. Asistió al entierro de Kennedy en 1963 y al llegar a España la recibió en Barajas Carmen Polo de Franco. Comentan que el generalísimo la prefería lejos, pero estuvo en La capital española en el bautismo de su nieto Don Felipe en 1968 y Franco la recibió en El Pardo en 1971. La madre del último rey de Grecia, Constantino, también pasaba temporadas en España.

“Mi madre quería que nos acostumbrásemos a vivir para los demás, a estar para los demás, ¡a ser para el resto! Tanto doña Sofía como quienes la conocen bien dicen que la reina emérita se parece más a su padre que a su madre. El rey Pablo de Grecia, según le describe la propia doña Sofía en el libro La Reina de Pilar Urbano, “era un hombre templado, mesurado, más apacible y sereno que la reina Federica, que era más activa y mucho más activa”. Unas palabras que ciertamente encajan con la imagen pública de la reina Sofía, quien luego admite que tenía una personalidad más parecida a la de su padre que a la de su madre. “En mi vida y en mi forma de ser hay más predominación de él que de mi madre. La familia real griega vivía exiliada y el entonces presidente heleno Constantino Karamanlís había prohibido la existencia de cualquiera de sus integrantes en tierras griegas.

Uno de los diarios mucho más leídos tituló que la reina era “la culpable de todos los males de Grecia” por su actitud soberbia, la manipulación que presuntamente ejercitaba sobre su hijo y el gobierno y la manera en que derrochaba el dinero público. En 1962, año de la boda entre su hija Sofía y Juan Carlos de Borbón, se criticó que la dote de la princesa fuese pagada merced a una ley presentada por el gobierno de Constantinos Karamanlís en el Parlamento griego. En 1963, además, los partidos de la oposición boicotearon las celebraciones del centenario del reinado de la Casa de Glücksburg en Grecia.