Asimismo de de qué forma fabricar las piezas y pulirlas para un óptimo acabado. Tendría un último capítulo dedicado a argumentar como preservar, limpiar y ajustar el reloj al mismo tiempo solar. Fernando de Tapia se casó con Margarita Gutiérrez, y tras su boda debieron vivir fuera de Alcalá, quizá viajando por el extranjero. Probablemente fuera a lo largo de estos viajes cuando adquirió la civilización del verdadero ilustrado que fue y los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para la construcción de los relojes. Sólo nos resta charlar […] del insigne escritor don Eugenio de Tapia.
Va a ser Fernando Fernández-Casariego el artífice de la conversión de Tapia en una villa desde la aldea primitiva, consiguiendo que el Gobierno admitiese en 1863 la creación del nuevo concejo de Tapia, independiente de Castropol. Costeó también la construcción de un Instituto de Segunda Enseñanza, la casa consistorial, nuevos muelles y otras proyectos, que cambiaron radicalmente su fisonomía. Después se acordó denominar la capital del concejo como Tapia de Casariego en recuerdo a su benefactor, que había conseguido en 1872 los títulos de marqués de Casariego y vizconde de Tapia. Tapia estaría cerca de los 30 años en el momento en que construyó el primer reloj del que se tiene perseverancia. En 1779 presentó a Carlos III un mecanismo, que, además de las horas, también marcaba las fases de la Luna.
Biografía Profesional De Fernando Pérez Tapia
Tras enseñar un cuadro general de la producción de Tapia, el autor le ubica en su temporada literaria, entre Clasicismo y Romanticismo. Don Eugenio fue entre los mucho más destacados contrarios a este segundo movimiento, al que parodió en distintas proyectos. Eugenio de Tapia fue creador muy renombrado en su temporada, pero ha sido olvidado hoy en día salvo por los especialistas en la primera mitad del siglo XIX.
Este magnífica novela ha animado que Juan Ignacio Ferreras juzgue a Tapia como un magnífico escritor al que se le empieza a estimar hoy en dia como el primer realista en el tiempo. Una vida dedicada a racionalizar y modernizar el país, en pelea con exaltados y absolutistas (Tapia fue quien bautizó a estos con el término de serviciales, en Cádiz). Pasó por instantes de desgracia (prisión en 1814 y muerte en la cárcel de su hijo de corta edad; exilio en 1823) y momentos de triunfo literario y político. Se aprovechó de la temporada de guerras para llevar a cabo negocios y préstamos. Se aprovechó también de la desamortización de Mendizábal ( ) amigo suyo.
Biografías Que Citan A Este Personaje
Cuenta que presentó 2 relojes a Fernando VII y los desmontó en presencia del relojero real, quien fue inútil de volverlos a montar. Este aun llegó a substraer dos piezas para evitar que funcionasen, situación que no impidió que Tapia los volviera a poner en funcionamiento tras verse en la necesidad de fabricar las piezas que fueron sustraídas. Pocos son los relojes que se han preservado de don Fernando de Tapia. Recientemente se ha reconocido su autoría en un reloj de sobremesa con una concepción y diseño realmente auténticos. En su cara de adelante muestra las horas y los minutos en una esfera de 24 horas, las fases de la Luna y dos discos, uno para escoger la armonía del carillón y otro para el silenciador.
Peso importante en el Banco de San Fernando, después sería Banco de España. Una primera de 48 dientes estaría unida al piñón que indica las horas y daría una vuelta completa cada 12 horas, al igual que la manecilla de las horas. En los dientes de esta primera se engastaría una segunda rueda, esta con 63 dientes. En su centro, se pone una rueda con un único piñón, de modo que en el momento en que avance una vuelta completa realice avanzar únicamente un diente de la tercera rueda.
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En la dedicatoria de un libro de relojería escrito en 1809 se puede leer como Tapia da al rey aquella obra y algunas máquinas originales. Tuvo que esperar hasta el regreso de Fernando VII a España, en 1815, para poder ver cumplidos sus deseos y prestar en lo personal sus relojes al rey. Parece ser que la audiencia sucedió el 25 de julio, exactamente el mismo día en que Tapia cumplía 66 años. Guarda Español, en su obra Leyendas y notas para la crónica de Alcalá la Real, refiere una historia, probablemente apócrifa, referida a este episodio.
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Fue entre los ediles que a lo largo de mucho más tiempo permaneció en su cargo. Se jubiló en 1834, conservando todas y cada una de las prerrogativas de su trabajo, en el momento en que contaba la edad de 84 años y 45 años de servicio. Pero aparte de esta labor artística su actuación política fue de enorme efectividad. Actuación que le valió el título de “alcaide de Fuente Chopos” en 1815 cuando Ballesteros ocupó el Ministerio de la Guerra.
Eugenio de Tapia es un integrante paradigmático de esta generación, por su biografía, sus postulados éticos y estéticos, y su grande obra en diferentes campos. El estudio que en este momento nos ocupa dedica un capítulo diferente a cada uno de esos puntos. Fernando de Tapia vivió una etapa importante de la narración de España, la comprendida entre los reinados de Carlos III e Isabel II, con algunos de los cuales se relacionó a través de sus relojes. A lo largo de la invasión francesa fue corregidor interino del gobierno francés.
Este reconoció en sus conclusiones el talento de Tapia y el enorme conocimiento que tenía del arte de la relojería. Fernando de Tapia abandonó la dirección de la Real Escuela de Relojería en 1789 puesto que el clima de Málaga no favorecía a su salud. En 1798 volvió de nuevo a Alcalá la Real y a partir de entonces comenzó a formar parte en la vida política. Saldría en escasas ocasiones de esta localidad, eminentemente para conocer la corte o para tratar en La capital de españa asuntos relacionados con la relojería. Fue alcaide de la Torre de Fuente Álamo y designado por el rey regidor perpetuo de Alcalá la Real a la edad de 39 años.