Surgido de la profesión periodística y la compañía radiofónica, Tony Saca, con 38 años, fue fichado en 2003 por la formación derechista para revertir su ocaso electoral y también impedir el desalojo del poder, conquistado en 1989, por el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional , a cuyo líder histórico, Schafik Hándal, el entonces popular candidato del oficialismo logró noquear en las valoraciones de marzo de 2004. Saca y ARENA llegaron cuestionados a las elecciones legislativas y municipales del 12 de marzo de 2006. La polémica sobre el CAFTA-RD se encontraba en su apogeo y el presidente fue además de esto señalado desde la oposición por llevar a cabo campaña electoral, mítines incluidos, en favor de los candidatos de su partido, implicación proselitista del jefe del Estado que podía suponer una violación de la Constitución.
A últimos de 2008, la grave crisis financiera y económica en que se sumió la superpotencia norteña ya logró sentir sus efectos dañinos en la pequeña nación centroamericana, que vio descender los envíos de dinero de los trabajadores emigrados. Saca rizó el rizo con las observaciones y aseguró que en las elecciones del año siguiente lo que estaba en juego eran “el sistema democrático y de libertades” que representaba su partido y “el sistema comunista” que representaba el FMLN, cuya victoria solo significaría “retroceso” para el país. En un inicio, ARENA sondeó a Saca como pretendiente de la alcaldía de San Salvador, bastión del efemelenismo, en las selecciones de marzo, pero el empresario respondió que a eso que le estaba echando el ojo era la mismísima Presidencia de la República. Fue el banderazo de salida de una ambición política plasmada en un lapso de tiempo tan corto que Saca se convirtió en el personaje principal de una de las carreras presidenciales mucho más meteóricas vividas en Centroamérica desde la normalización del sistema democrático, máxime si se tenía presente que el periodista metido a empresario y ahora a político carecía de la más mínima experiencia de gobierno y jamás había tomado parte en una contienda electoral, si bien, eso sí, disfrutaba de una celebridad pública que para sí les encantaría los miembros del Ejecutivo.
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El aspirante arenero explicó que lo que pretendía para el ISSS era someterlo a una “reforma integral”, dirigida a progresar y agrandar su servicio a los ciudadanos. Entonces, el ex- presidente de la República y presidente honorario del partido Calderón Sol, impulsor del lavado de cara del COENA, se propuso a sí mismo como precandidato mientras lanzaba dardos contra Saca con declaraciones como que “cualquier jóven joven” no podía aspirar a la suprema magistratura de la nación de buenas a primeras. Junto con Saca y Calderón presentaron sus intenciones de competir el actual vicepresidente de la República, Carlos Quintanilla Schmidt, y el director de la Policía Nacional Civil , Mauricio Sandoval, quien dimitió a tal efecto. Pero antes de arrancar la campaña proselitista en el arenismo, Calderón se retiró para no contribuir a la imagen de división, exactamente en un momento en que las encuestas vaticinaban un amplio triunfo del FMLN –que aún no conocía a su candidato-, ademán que fue secundado por Sandoval días después. En 1993 Saca abandonó el Canal 4 y al mismo tiempo puso término a su asociación con la familia Rivas por desavenencias en la gestión de Radio América.
La investigación a Saca por un incremento familiar sin justificar de sobra de cinco millones de dólares se sustanció bajo la presidencia de Sánchez Cerén. En el mes de febrero de 2016 la CSJ votó a favor de iniciar contra el ex presidente un juicio civil por presunto enriquecimiento ilícito. Sin embargo, fue en octubre de ese año en el momento en que el escándalo alcanzó su clímax al conocer la Sección de Probidad de la CSJ una trama delictiva, calificada por el magistrado Sidney Blanco Reyes de genuino “saqueo” de fondos públicos, donde aparecían compinchados Saca y su secretario privado de la Presidencia, Élmer Charlaix Urquilla. Según las pesquisas de la Sección de Probidad, Charlaix había transferido sin justificar a dos cuentas privadas suyas algo más de 15 millones de dólares americanos desde la cuenta institucional subsidiaria del Tesoro Público de la Presidencia de la República; esta elevada suma la había ingresado Charlaix por medio de un cheque a nombre de Saca y después, supuestamente, el secretario privado la había repartido entre personas y compañías afines al presidente, sin descartar el partido ARENA. Las legislativas y municipales del 18 de enero de 2009 fueron el lógico test de las presidenciales que tocaban un par de meses después y a las que Saca, tal como establecía la Constitución, no podía presentarse nuevamente.
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En los comicios a la Reunión, ARENA consiguió volver como estaba y sumó el 39,4% de los votos, lo que le dio derecho a 34 miembros del congreso de los diputados, siete más que en 2003, de manera que fue de nuevo la primera fuerza parlamentaria, condición perdida en 2000 siendo Flores presidente; el FMLN subió también pero menos, al 39,7% de los votos y los 32 escaños. Alén de este punto singularmente objeto de enfrentamiento nacional, Saca situó el término social en el estribillo de su campaña (“agenda social”, “emprendimiento popular”, “bienestar social”), regado de permanentes apelaciones al “Gobierno de rostro humano”, al “avance integral”, a “invertir en la gente” y a establecer una “concertación nacional” por encima de las diferencias partidistas. La invocación de lo popular era mucho más que pertinente en uno de los países de avance humano mucho más bajo del conjunto de naciones, con un PIB por habitante de 4.800 dólares americanos a paridad de poder adquisitivo y de solo 2.000 dólares estadounidenses al tipo de cambio corriente, y donde el 21% de la población no sabía leer ni escribir, el 26% no tenía acceso al agua bebible y el 17% padecía idéntica carencia de servicios de salud. El partido del oficialismo, empero, había dado en el clavo en las presidenciales de marzo de 1999 nominando a un candidato como Flores, joven catedrático de filosofía y tecnócrata en la Administración calderonista, el cual ofrecía una imagen amable, dialogante y cansado alejada de los tonos ultras y vindicativos de una ARENA que hasta hacía bien poco había arrastrado más ideología que pragmatismo.
La inversión social de Red Caritativa, empezada de desembolsar en el mes de octubre de 2005, excedió los 50 millones de dólares americanos en menos de 4 años y benefició sin duda a muchos salvadoreños necesitados, pero, aun y todo y desgraciadamente, el índice de pobreza nacional se vio aumentado. Primero, a causa del encarecimiento imparable de los modelos de primera necesidad y los combustibles; y desde finales de 2008 y adicionalmente, por culpa del crash financiero y la recesión global producidos precisamente en el país, Estados Unidos del que El Salvador tanto dependía para crear su balanza de pagos. De este modo, el PIB salvadoreño, después de seguir un inflacionista 4,3% en 2006, iba a contraerse un -2,1% en el año electoral de 2009. Además, tener en circulación como medio de pago corriente una divisa extranjera que no se acuñaba aquí imposibilitaba cualquier política monetaria dirigida a supervisar los costes.
De cara al lance presidencial de 2004, el FMLN se presentaba mucho más fuerte y confiado en la victoria que jamás, lo que obligó a los miembros del Consejo Ejecutivo Nacional de ARENA y al grupo de empresarios y hombres de negocios más afines al partido –que habitualmente eran las mismas personas- a realizar en 2003 un nuevo esfuerzo de renovación de las ofertas de contenidos y, sobre todo, de semblantes de cara al electorado. El primer paso en esa dirección, cuatro semanas después de la convulsión electoral del 16 de marzo, fue el cambio en la membresía del COENA, adelante de la cual se encaramó José Antonio Salaverría Borja, cultivador de café y diputado de la Asamblea. Por de repente, doce diputados areneros se declaró en rebeldía y anunció su intención de formarse en partido sin dependencia. Entonces, miembros del COENA, con su nuevo presidente, el veterano Alfredo Cristiani, a la cabeza, acusaron a Saca de haber instigado la deserción de los disidentes, exponentes según ellos de unos planteamientos políticos ciertamente conservadores, pero más sensibles a las reclamaciones populares. A Saca también se le echaba en cara su “injerencia” en el desarrollo de selección del candidato presidencial, Rodrigo Ávila, en la elección interna de marzo de 2008, la que perdieron, no sin quejarse por presuntas irregularidades en su perjuicio, la entonces vicepresidenta de la República, Ana Vilma de Escobar, y el previo secretario jurídico de la Presidencia, Luis Mario Rodríguez. Las autoridades de ARENA incoaron a Saca un proceso disciplinario que el 14 de diciembre de 2009 derivó en la expulsión orgánica del ex presidente por “conducta contraria a los principios, objetivos, estatutos y normas del partido”.
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En estos cinco años y medio de servicio, cinco soldados salvadoreños habían muerto y más de 20 habían resultado heridos en ataques de la insurgencia irakí. Saca aplaudió el salto a la dolarización que establecía la Ley de Integración Monetaria, después de haber animado al Gobierno a dar un paso trascendental que sus promotores justificaban por semejarles la estrategia más sabia para sepultar los peligros de repuntes inflacionistas, alentar la caída de las clases de interés, atraer inversiones productivas y ofrecer alas al PIB. No obstante, las tasas de crecimiento conseguidas en 2002 y 2003, sutilmente sobre el 2%, no iban a agradar a absolutamente nadie, arrojando serias dudas sobre la capacidad de la dolarización para reactivar la economía, cuyo sostén principal siguieron siendo las remesas mandadas por los 2,5 millones de salvadoreños residentes en el extranjero –en Estados Unidos la mayor parte- y que en 2003 ascendieron a los 2.105 millones de dólares americanos. Desde la presidencia de SAMIX, Saca obtuvo liderazgos de audiencias en distintos géneros y franjas horarias, y pasó a ser reconocido como un empresario de la comunicación de éxito, hábil conocedor de los deseos de sus oyentes y del mercado de la publicidad, así como merecedor de diversos premios concedidos por asociaciones de todo el mundo de la radiodifusión y las telecomunicaciones. Además, seguía hablando desde los micrófonos, conduciendo servicios de noticias y programas con apellido que incrementaron su difusión popular y sus capacidades innatas para la comunicación, que tan útiles le iban a resultar en su próximo salto a la política.
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En 1997 Saca fue escogido presidente de la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores y algo después tomó a su cargo el Comité Persistente de Independencia de Expresión de la Asociación Internacional de Radiodifusión . El 10 de septiembre de 2001, ocupando la Presidencia de la República el arenero Francisco Guillermo Flores Pérez, Saca reforzó su vertiente de responsable patronal al acceder a la presidencia del Consejo Ejecutivo de la Asociación Nacional de la Compañía Privada , al cabo de un ejercicio como asesor, directivo y vicepresidente de este el primer sector de propietarios del país. Una encuesta divulgada semanas más tarde de su promoción en la ANEP descubrió que Saca era la tercera personalidad mucho más habitual del país, tras el alcalde centroizquierdista de San Salvador aliado al FMLN, Héctor Ricardo Silva Argüello, y el propio presidente Flores. Mientras El Salvador se hundía en un infierno de violencia, Saca remató el bachillerato y se volcó en su vocación periodística. En 1982, siendo todavía un joven, puso en marcha un programa deportivo en la cadena Sonora y de allí saltó al Canal 4 de la televisión, donde le confiaron la transmisión de partidos de fútbol, de hecho los de la Copa del Planeta que aquel año se festejaba en España, alcanzando renombre entre los oyentes. En 1983 era ya el responsable de la parrilla deportiva del Canal 4 cuando decidió sacarse la licenciatura de Periodismo en la Universidad de El Salvador , pero tres años después abandonó el intento de obtener un título superior y se dedicó en única a su prometedora carrera en los medios audiovisuales.
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Su cotidianidad avanza entre mujeres, dinero, placeres hasta que una serie de desgracias lo lleva a la pobreza, a la enfermedad, a la ruina de su matrimonio, a la maldición… El fracaso en el intento de volver a la Presidencia en 2014 y el tirón de orejas de la CSJ por su candidatura fueron para Saca los preludios de un espectacular mazazo judicial que arruinó su carrera política, destrozó asimismo su reputación y lo transformó en presidiario con una extendida condena por actos de corrupción, corrupción cometida y reconocida. Elías Antonio Saca González es el menor de los siete retoños tenidos por Ricardo Jacobo Saca Hirezi y María Luisa González , los dos hijos de inmigrantes palestinos de religión católica. Los Saca, oriundos de la región cisjordana de Belén, echaron raíces en el país centroamericano en la segunda década del siglo XX y prosperaron como comerciantes y mayoristas algodoneros, aunque no en todos los casos les fue bien en los negocios. El joven Antonio, llamado familiarmente Tony, realizó los estudios primarios en la escuela San Agustín de Usulután y en 1978 se inscribió en el Centro Cervantes de la capital, San Salvador, a donde se mudaron sus padres a raíz de la quiebra de la algodonera que regentaban en Usulután.
El resultado mixto de esta doble consulta electoral armó los pronósticos optimistas de los 2 partidos hegemónicos en El Salvador. El FMLN voceó con entusiasmo su triunfo en la Asamblea, donde ARENA perdió 2 miembros del congreso de los diputados, pero el oficialismo se aferró a la victoria de su postulante, Norman Quijano González, en la votación para la Alcaldía capitalina, recuperada para los areneros. De todas y cada una maneras, los sondeos de las presidenciales empezaron a beneficiar nítidamente al candidato del FMLN, Mauricio Funes Cartagena, un periodista afamado por sus críticas a la gestión liberal de la economía y los casos de corrupción aflorados en las administraciones de ARENA. El partido del Gobierno presentó como candidato a Rodrigo Ávila Avilés, el dos veces directivo de la PNC, primero con Calderón Sol y recientemente, entre 2006 y 2008, con Saca. La recesión y la caída de los siempre y en todo momento limitados capital malogró asimismo las repercusiones positivas que se suponía iba a tener el CAFTA-RD, al que Saca, orgulloso de que su país jugara “en las considerables ligas del comercio mundial”, presentaba como “un motor de sobra ocasiones de negocios e inversiones, mucho más empleo y mejores ingresos”, o sea, el instrumento perfecto para el avance económico nacional.