Es cierto que un amigo, a quien quiero bastante, y a quien usted conoce, me logró una o dos veces en Londres exactamente el mismo cumplimiento. Éste no tiene ninguna sospecha contra él, mientras que el otro picarón quién sabe si, entregándome sus versos, utilizaba conmigo un refinamiento de elegancia como para cicatrizar las llaguitas que injustamente supondría abiertas con el corrosivo saludable de su crítica en el cariño propio del cantor de Junín. Para ofrecer a usted una idea del carácter de este amigo, va a bastar decir que tiene el candor y la bondad de darme sus versos para que se los corrija, y lo que es mucho más extraño, la docilidad de ceder a mis visualizaciones. Por esta razón, esas obras si han de tener algo de admirable, resulta necesario que su acción, su héroe y su escena estén siquiera a media centuria de distancia. ¡Quién sabe si mi humilde canto de Junín despierte en cierto tiempo la fantasía de algún nieto mío!
José Joaquín de Olmedo fue uno de los individuos con mayor trascendencia y participación en la historia ecuatoriana, nació en Guayaquil el 20 de Marzo de 1780 y murió el 19 de febrero de 1847. Su padre fue el Capitán español Agustín de Olmedo y su madre la guayaquileña Ana María Maruri. Alumbró a todo el país desde antes de su creación gracias a su búsqueda de la independencia, su gestión política y lo virtuoso de sus poemas.
Revise un listado parcial de los otros personajes principales de la gesta octubrina. En 1845 Olmedo participo en la revolución antifloreana donde se opone a Juan José Flores (A quien acompañamiento en el desarrollo de separación del Ecuador de la Gran Colombia) luego de ver que el gobernante quiso abusar del poder. Tuvo una destacada participación en el desarrollo independentista que tuvo lugar en Octubre de 1820, una vez lograda la proclamación de la independencia respecto a la corno española, Olmedo fue designado como presidente de la Provincia Libre de Guayaquil. Estudio en el Colegio San Fernando de Quito donde tuvo como instructor al ilustrado Dr. Eugenio Espejo, sus estudios supriores los realizo en Lima en la Facultad de San Marcos donde consiguió el título de Doctor en Jurisprudencia. Mira un pequeño resumen de la biografía de José Joaquín de Olmedo, letrado, político y poeta ecuatoriano. En su condición de escritor, Olmedo es creador de obras como “Canto a Bolívar”, “Al General Flores, vencedor en Miñarica” y “Alfabeto para un Niño”, entre otras que le valieron un papel basic en las letras hispanoamericanas.
Presidencia De La República Del Ecuador
En el año 1807, pública En la muerte de doña María Antonia de Borbón, quien era la princesa de Asturias. Tras cumplirse con la firma del Acta de la Independencia, Olmedo tuvo el honor de ser promulgado como presidente de la Provincia Libre de Guayaquil, donde se formalizó la fundación del ejército de Guayaquil. Fue un hombre que batalló por conseguir la emancipación de los otros territorios pertenecientes a la vieja Real Audiencia de Quito, con el apoyo del mariscal Antonio José de Sucre. Olmedo logró importantes contribuciones para la narración de Ecuador; en especial para la provincia de Guayaquil, para la que diseñó su escudo oficial. El poeta mencionó que el emblema debería tener una estrella de cinco puntas rodeada por una corona de lauros, un nudo rojo y la oración “Por Guayaquil Sin dependencia”. Publicada en 1825, esta oda es considerada como una de las mucho más importantes del poeta ecuatoriano.
Sara Pazos Pazos Marta Vallejo Ochoa Elisa Oubiña Nuevo 3º E.S.O. 1. Del país, la recomiendo eficazmente a Vuestra Excelencia para que adopte lo que crea más favorable y político en estas situaciones, añadiendo únicamente que la situación local de Guayaquil es tan conveniente a este emprendimiento como pudiese desearse. En memoria de la publicación de la Constitución las Cortes en general mandaron acuñar una medalla que debía repartirse entre todos los que tuvimos el honor de firmarla.
Al Señor Brandin
Quizá si hubiera podido retirarme al campo quince días, habría hecho mucho más que en tres meses; habría espiado el momento feliz, y en sólo trescientos versos habría corrido un espacio considerablemente mayor del que he corrido en ochocientos. Devuelvo, cedo y traspaso la parte de inmortalidad que me prometí al comienzo. El correo de Lima ha llegado escasas horas antes del tiempo en que debe salir. Y de este modo apenas hay rincón de ofrecer a usted honestas gracias por su memoria y por el término con que honra a su más respetuoso y con pasión amigo. A usted solamente que en el momento en que lo dije no pensé charlar a ese amigo como soldado, sino como a hombre.
Entretanto la oposición contra Flores había ido subiendo como marea incontenible, y reventó en forma violenta cuando tras la primera reelección de 1839, la Convención de 1843 procedió a una tercera reelección y para un período de ocho años. Le quedaba, no obstante por correr la segunda grande aventura poética de su historia. Esta desavenencia no le impidió prestar generosamente sus servicios al Gobierno en las conferencias de límites con Colombia, en abril de 1832, para las que asistió a marchas forzadas a Quito. Desgraciadamente quedaron sin efecto las ventajas que alcanzaron los comisionados ecuatorianos, el doctor Joaquín Nicolás de Arteta (más tarde obispo de Quito), el doctor José Félix Valdivieso y Olmedo, frente a los plenipotenciarios neogranadinos, el ilustrísimo señor José María Esteves, obispo de Santa Marta y el doctor Manuel Restrepo. Olmedo precisamente no le acompañó entonces, ni volvió tampoco a Lima después13. Partía Bolívar con el feliz agüero del cuarto aniversario de Boyacá y por año, casi día por día, el 6 de agosto de 1824, debía ganar su última enorme victoria en los campos de Junín.
Estudios Universitarios
Amigo, vea usted hasta dónde va mi pereza, para corregir las escasas composiciones de mi musa, aun cuando están conminadas de salir al público, que han pasado años antes de pensar en ese trabajo. Ahora por las insinuaciones de usted siento por la primera vez un retardado y prácticamente indetectable quiere de consagrar ciertos ratos a esa ocupación verdaderamente ímproba y quizás inútil. No puedo argumentar a usted el gusto con que he leído las cartitas de las niñas, no sólo por las expresiones con que me lisonjean, sino también por el esmero y perfección de la escritura. Será una lástima que no se adelanten en todo, y mayor lástima si se atrasan. Aseguro a usted que yo sentiría tanto el que perdiesen las gracias que tienen como el que me olvidasen. Estimaré a usted muy particularmente que lleve a cabo afables expresiones de mi parte a la señora Carmencita y familia.
En fecha 12 de agosto del año 1812, anunció su famoso discurso haciendo mención particular a la eliminación de las mitas; aunque no tenía la habilidad de ser un buen orador, el resultado fue reconocido. En fecha 20 de agosto, llega a la ciudad de Guayaquil, y recibe de manos de su padre la compromiso de ser el custodio de sus pocos bienes, y a su vez estar a cargo por el acompañamiento económico de la vida de su madre, quien había perdido la visión, y aún continuaba en la vivienda. Luego en el año 1898, tras de estar en cuatro años de práctica, consigue el título de letrado, se unió al Colegio de Lima, y empieza a impartir la cátedra de Digesto en San Marcos. Inmediatamente, lo llamaron a fin de que se presentará en Guayaquil, a causa de una gravedad de su padre.
Las cartas cruzadas entre Olmedo y Bolívar con referencia al Canto de Junín nos han preservado la génesis y la historia completa de aquel archivo histórico de primera importancia, que nos deja formar iniciativa del alma que puso Olmedo en esa que, como escribía al Libertador, deseaba «fuese la composición de su historia». En efecto, con el 9 de octubre entra la vida de Olmedo en un torbellino que no hallará ni un remanso hasta 1829. El Acta de Cabildo que proclama la independencia de Guayaquil da fe de que aquel mismo día, «debía recibirse el juramento al señor Jefe-Político que se ha nombrado, y lo es el Señor Doctor Don José Joaquín Olmedo, por voluntad del pueblo y de las tropas». Olmedo ciertamente «prestó el juramento de ser sin dependencia, fiel a su patria, defenderla, coadyuvar con todo aquello que concierne a su prosperidad».
Premio Cervantes 2009 José Emilio Pacheco
Nadie como Vuestra Excelencia puede contribuir a que sea constante la conducta de ese pueblo, tan inclinado por sí mismo al bien y a la paz; y absolutamente nadie como Vuestra Excelencia va a ser más acreedor a las gracias y reconocimiento de la Nación. No he amado enseñar en las Cortes aquel Trabajo, por el hecho de que no es necesario. Las Cortes, el Gobierno, todos por acá están bien persuadidos de la acendrada lealtad y del genio naturalmente inmovil y pacífico de esa Provincia. De este modo en el momento en que los Ministros van en su día señalado a reportar a las Cortes del estado de los negocios de su ministerio, y tratan de América, siempre y en todo momento se hace justicia a Guayaquil, siempre se le nombra con elogio, y siempre mi alma rebosa de exitación oyendo las loas de mi patria.