Isabel y Fernando van a tomar muchas resoluciones juntos, y juntos estarán también frente a los numerosos problemas y dificultades que les plantea el gobierno de sus reinos, aun están cerca el uno del otro en ocasiones de guerra, como cuando Isabel espera a su marido en el campamento general, mientras se pelea frente Toro contra el rey de Portugal en 1476. Fernando agrede al ejército portugués el 1 de marzo del año citado mandando las milicias populares y pone en fuga a las tropas portuguesas. Isabel, mientras, aguardará el resultado de la guerra en el campamento o cuartel general. Al poco de saber la noticia de la victoria manda ordenar fiestas de acción de gracias en las ciudades y villas del reino y promete construir en Toledo, la iglesia y el monasterio de San Juan de los Reyes, que se comienza en 1478. El testamento de Isabel I –a pesar de ser un archivo con una redacción en la que pesa bastante el formulario diplomático de esta fuente histórica, y que está redactado con un lenguaje bastante estereotipado- da cuenta, en ocasiones, entre líneas, pero en otras oportunidades de manera clara y reiterada del persistente precaución y mimo que pone la reina en las disposiciones que afectan a su hija.
¿Quién sino ella, que regresa de sus nocturnas excursiones, puede estarlo a estas horas? Por último, se detuvo al pie de un caserón de piedra, oscuro y muy antiguo, y al detenerse brillaron sus ojos con una indescriptible expresión de alegría. En una de las altas ventanas ojivales de aquel que pudiéramos llamar palacio, se veía un rayo de luz tibia y suave que, pasando mediante unas ligeras colgaduras de seda color de rosa, se reflejaba en el negruzco y grieteado paredón de la casa de enfrente.
Mateo 14:22-23; Marcos 6:45-51; Juan 6:16-21
Y en la audiencia posterior hace aparición vestida, aún, con mayor elegancia y exquisitez, luciendo el gran collar de rubíes, cercada de damas y cortesanos. Mandó agasajar espléndidamente a los representantes de Borgoña, hubo danzas y, como era práctica –en el momento en que Fernando estaba ausente-, la reina sólo bailó con sus damas. La visita de los embajadores se extendió y esto dejó a los visitantes ver los magníficos vestidos y capas de la reina. En una corrida de toros ofrecida a los visitantes, la reina se presentó con un traje carmesí, cuya falda estaba adornada con bandas de oro, y una cubierta de satén plisado, y con un collar de oro y una gran corona circundada por otra incrustada de joyas.
Las mismas crónicas apuntan que los reyes estaban en desacuerdo en varias ocasiones en el momento en que alguno de ellos pretendía beneficiar a alguna o alguno de sus consejeros o habitante de sus reinos, y otros muchos y grandes obstáculos dificultaron la relación, pero semeja que su voluntad de pacto y concertación ha podido casi siempre sobre los conflictos. Y deseo y mando […] que las exequias sean fáciles, y lo que se hubiera gastado en unas grandes exequias se destine a vestir pobres y, la cera que hubiese ardido en demasía se envíe a aquellas iglesias pobres que consideren mis albaceas a fin de que arda ante el Sacramento. Isabel I, reina de Castilla, llamada asimismo Isabel la Católica dicta su testamento en lengua materna el 12 de octubre de 1504 y, tres días antes de morir, el 23 de noviembre firma autógrafamente sus últimas voluntades en Medina del Campo.. Isabel afirma heredera universal de sus reinos y de sus bienes a su hija primogénita, la princesaJuana I de Castilla, archiduquesa de Austria y duquesa de Borgoña. Manda que si la princesa Juana está ausente de sus reinos, o no puede gobernarlos, que los gobierne, por ella, el rey Fernando, su padre, hasta que el infante Carlos, su nieto, hijo primogénito de Juana y Felipe el Bello cumpla veinte años y pueda gobernar los reinos. Aparte de poemas conservados en colecciones distintas, formó un Cancionero con sus obras poéticas que dirigió al Conde de Benavente y que forma entre las colecciones mucho más extensas, variadas y perfectas de la poesía cancioneril del siglo XV.
Sor Juana Inés De La Cruz
Esta senda marcada por la predominación de algunos eclesiásticos inflexibles semeja que condujo el quehacer político del reino, aunque va a tardar, aun, en apagarse la llama de la independencia que conservaban y llevaban muchas mujeres y hombres religiosos o laicos que habían estado, y ciertas y ciertos todavía estaban cerca de la reina. Pero la vía de la política reformadora e intransigente cristalizará en 2 medidas que fueron en especial negativas para sus reinos, y tendrá profundas repercusiones, la expulsión de los judíos y el endurecimiento de las medidas contra los musulmanes de Granada. La historiografía ha subrayado en especial estas 2 acciones del reinado de Isabel y ha centrado en ella el peso de estas acciones.
E si los estos recursos muebles para ello no bastaren, mando que las paguen de la renta del reyno y también que por ninguna neçesidad que se ofrezca no se dexen de cunplir e abonar el dicho año por manera que mi ánima sea descargada d’ellas e los conçejos y también personas a quien se devieren sean satisfechos y también pagados completamente de todo lo que les fuere debido. Y también si las rentas de aquel año no bastaren para ello mando que mis testamentarios vendan de las rentas de reyno de Granada los maravedís para toda la vida que vieren ser menester para lo terminar todo de cunplir e pagar e descargar. XI. También mando que en relación que el Papa nos concedió las Islas y Tierra Firme del Mar Océano descubiertas y por conocer [América y las islas cercanas], y como fue mi intención procurar, inducir y captar los pueblos que las pueblan a la fe católica, y enviar a las Islas y Tierra Firme obispos y religiosos y clérigos y otras personas doctas… Para educar a los moradores de aquellas tierras en la fe católica, y enseñarles buenas costumbres.
Y también, considerando cuan estoy obligada a ver por el bien común de mis reinos y señoríos, tanto por la obligación que como reina y señora de ellos les debo, como por los varios servicios que mis súbditos y vasallos moradores de ellos, con enorme lealtad, me han hecho; y teniendo en cuenta, asimismo, que la mejor herencia que puedo dejar a la Princesa y al Príncipe, mis hijos, es dar orden a mis súbditos que les tengan el cariño y les sirvan lealmente como al Rey, mi señor, y también a mí nos han servido […]. También mando que, antes de cualquier otra cosa, sean pagadas todas y cada una de las deudas de cualquier clase que sean –sueldos y casamientos de criados y criadas-, que las paguen los albaceas, en exactamente el mismo año de mi fallecimiento, de mis bienes muebles, y si no se pueden pagar antes de final de año, que se paguen lo más pronto posible. Y si los recursos muebles no bastaran para pagar las deudas, que las paguen de las rentas del reino […], que no se dejen de pagar para que mi alma se vea descargada de ellas […]. Al quedar viuda, Juana de Castilla tiene 26 años, edad en que la mayoría de los reyes de su tiempo estaban gobernando con un poder casi absoluto. De hecho, su madre tenía 24 años cuando sucede a su hermano Enrique IV y uno menos Fernando el Católico.
La economía crece, la demografía también, se activa el comercio y florecen las ciudades. Los Reyes Católicos unifican la moneda de sus reinos y la novedosa riqueza demanda más oro y plata y más condimentas. La «ruta de la seda» ha quedado estrangulada tras la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453 y hay que abrir nuevas vías comerciales.
La Diferencia De Ser Mujer
Se multiplicarán los procesos en busca de cualquier vestigio o sospecha de prácticas no católicas, es decir de cualquier rastro de no ser cristiana o cristiano viejo. Las tierras castellanas se arriesgan a perder la experiencia y saberes que las mujeres y los hombres de las tres etnias y las tres religiones del Libro habían aportado a lo largo de siglos de convivencia. Y asimismo, conformándome con lo que debo y estoy obligada por derecho a llevar a cabo, ordeno, establezco e instituyo heredera universal de todos mis reinos, tierras y señoríos y de todos mis bienes a la ilustrísima princesa doña Juana, archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña, mi querida y muy querida hija primogénita, heredera y sucesora legítima de mis reinos, tierras y señoríos y, que a mi muerte se intitule reina […].
El Mártir Olaya ~ Documentado~
Pero se las había educado para ser princesas, no para ser las herederas del trono de un reino que está en un período complejo de su crónica. Isabel sabe lo duro que es, ella tampoco era la heredera de Castilla, y no ha podido o no supo evitar el duro enfrentamiento que le costó tanto dolor y pérdidas a ella, a su familia y a las y los habitantes de Castilla para reivindicar y ganar su derecho a reinar, y tiene plena conciencia de que toda preparación es poca para desempeñar tal cargo, ha tenido que llevar a cabo un duro estudio, renunciando en ocasiones a los dictados de su corazón, a sus deseos. Pero siempre ha procurado y procurará sostener y probar, aseverando eso sí sus derechos, una gran corrección de cara a la institución monárquica y a la persona que encabeza la representación del reino. XV. Item mando, que se digan veyntemill missas de requiem por las almas de todos aquellos que son fallecidos en mi serviçio, las quales se digan en iglesias e monasterios observantes, onde a mis testamentarios paresçiere que más devotamente se dirán, y también den para ello la limosna que bien visto les fuere. Item, mando que luego que mi cuerpo fuere puesto e sepultado en el monasterio de Sancta Isabel de la Alhambra de la çibdad de Granada, sea entonces trasladado por mis testamentarios al dicho monasterio el cuerpo de la reyna e prinçesa doña Ysabel, mi hija, que aya sancta gloria. Item quiero e mando que si falleçiere fuera de la çibdad de Granada, que luego, sin detenimiento alguno, lleven mi cuerpo entero como estoviere a la çibdad de Granada.
LÓPEZ MARTÍNEZ, N., Los judaizantes y la Inquisición, Burgos, 1953. Isabel y Fernando se ven por primera vez en la mansión señorial de Juan de Vivero, donde se alberga la joven princesa, y este edificio cobijará después la futura cancillería real, la Real Cancillería de Valladolid. Se ha considerado comúnmente como la fecha de cierre de la incorporación de los territorios andalusís a los reinos de Castilla y de Aragón, y también puede considerarse la fecha el inicio de la expulsión de la población musulmana de las tierras de la Península. Isabel I llevó el título de reina de Sicilia por su matrimonio con Fernando de Aragón, rey de Sicilia desde 1468, o sea, un año antes de su boda. Nació en el mes de septiembre de 1958 en Saviñao-Monforte de Lemos . Realizó el bachillerato en el Centro Narciso Monturiol de Barcelona, y la licenciatura en Historia Medieval en la Capacitad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, se doctoró en esta Facultad en el mes de julio de 1995.