La carabela “La Niña III” participó en la expedición al mando de Cristóbal Colón. La réplica de la embarcación se edificó en 1992 en Galicia según el diseño y los criterios de capitán Carlos Etayo. Ese año fue trasladada hasta Palos de La Frontera, en Huelva, lugar desde donde navegó a Las Palmas de Gran Canaria para zarpar hacia la República Dominicana. La carabela ha continuado desde el año 2000 en Las Palmas de Enorme Canaria. Nuestra pequeña-enorme carabela efectuó también el segundo viaje colombino que financió el Señor de Moguer Don Pedro Portocarrero, y cuya expedición formaban 17 navíos que partieron del puerto de Cádiz. Por el contrario, cuando la expedición puso con rumbo a España, la capitanía de la expedición pasó a la \’Pequeña’ por habernaufragado la ‘Santa María’.
Y andar con niños y mayores entre galeones y carabelas está a cargo de todos los visitantes. Aparte de subirte a las carabelas de Colón, hay otros sitios para evocar la aventura y a sus protagonistas. En la catedral de Sevilla se encuentra la tumba del almirante genovés. Y, aunque los historiadores tienen sus mucho más y sus menos sobre los restos, lo cierto es que el pedestal se las trae por tamaño y obra. La narración de cómo fallece Cristóbal Colón, que murió en Valladolid el 20 de mayo de 1506, acabó en Sevilla se debe a sus descendientes. Siglos de tormentas tropicales, cambios en la utilización de tierras y deforestación han perturbado de manera significativa las costas frente a las que navegó Colón en su día.
En concreto, las naves colombinas correspondían a una modalidad especial de la carabela, la llamadaredonda, que combinaba la vela latina con la cuadrada. La Pinta, tripulada por el enorme Martín Alonso Pinzón, se construyó en ese muelle y fue la que regresó ocho meses después, el 1 de marzo de 1493, a Baiona con la noticia del descubrimiento de las novedosas tierra. Desde su palo, cuentan que Rodrigo de Triana grtió aquello de “¡tierra a la vista!” el 12 de octubre de 1492. En Baiona, al pie de la fortaleza de Monterreal, está la copia de aquella Pinta, intrépido y rápida, la primera que trajo la noticia y de ahí que esta ciudad la venera. Según el cuaderno de bitácora de Colón, la Santa María fondeó en un arrecife en Cabo Haitiano, en Haití, en la Nochebuena de 1492. Su casco fue desmantelado y empleado para crear el fuerte de La Navidad, que asimismo está por conocer.
La Tripulación De Colón Practicaba El Reciclaje
Este aspecto era primordial para llevar a cabo la fase principal del emprendimiento, realizar las travesías que hiciera el Almirante Cristóbal Colón desde 1.492 y de esta forma entender sus rumbos y derrotas. Al fin y al cabo, que aparte del espíritu aventurero y científico que caracterizó a las expediciones del Hallazgo, éstas, para existir, precisaron como elemento primordial la Carabela. Al hablar del Hallazgo de America charlamos de un hecho que abarca multitud de aspectos.
En un lugar tan simbólico como el puerto de Palos, de donde eran los hermanos Pinzón. De este mismo lugar partieron las tres naves la madrugada del 3 de agosto de 1492. ¿De qué manera se llamaban los navíos que llevaron a Colón a descubrir América? ¿Cuántas veces cualquier niño español y latinoamericano va a haber repetido esta cantinela en sus primeros pasos por las páginas de historia? No queda ni rastro de las naos originales, son espectros perseguidos por los cazatesoros del mar, pero hay sitios para pisarlas, soñarlas y ponerse al timón de la aventura.
El hecho es solo explicable por la falta de visión para valorar la proeza que habían realizado. Todo apunta a que las dos carabelas fueron remodeladas y reutilizadas para otras naves o necesidades. Ya que bien, en la península de la Magdalena hay tres galeones donados por otro marinero cantabrio, Vital Alsar Ramírez -admirador de Juan de la Cosa-, que participó en la reconstrucción de “La Marigalante”, tercer nombre que se da a la nave de Colón y de la Cosa.
Navegación
Las velas de la Pequeña carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera achicar la área en caso de fuerte viento. Las jarcias que mantenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. La carabela carecía de castillo de proa mientras que el alcázar era bastante pequeño. Solamente 35 días tras su partida, la Niña arriba a Haití en entre los mucho más rápidos viajes trasatlánticos de la historia. “La Pequeña”, la mucho más pequeña y rápida de conducir por Vicente Yáñez Pinzón -los pinzoneseran hermanos de padre y madre ,más allá de la duda que generan sus apellidos, pues se utilizaba asimismo el del padrino-, tiene una réplica también modesta en El Puerto de Santa María (Cádiz), en la Glorieta de la Pequeña. Es obra “de un aparato de artesanos y estudiantes bajo la iniciativa del profesor de la Escuela de Náutica de Cádiz, Luis M. Coín Cuenca”, según el municipio del Puerto, otro sitio para evocar la expedición que cambió la narración de España.
Greg Cook, arqueólogo que ha buscado los restos de las naves de la cuarta flota en la bahía de Santa Ana, en Jamaica, describe cómo extrajo muestras de 6 metros de sedimentos para localizar pruebas del paisaje histórico. Nuevas noticias de la Niña, ahora por entonces propiedad de la Corona, nos llegan desde el puerto de Haití, donde un ciclón hunde en el verano de 1495 a todos y cada uno de los barcos amarrados a puerto, salvo a esta carabela, que si bien sufrió ciertos daños, fue el único navío que no naufragó. La Niña era entre las dos carabelas de la flota de tres barcos con la que Cristóbal Colón navegó hacia el oeste en el año 1492 y con las que descubrió para los europeos el continente americano. Al salir de Palos era una carabela latina, es decir, con velas latinas en los tres palos pero posiblemente a lo largo de la ida del primer viaje la Niña fuera convertida en Carabela de candelas cuadradas durante la escala en Canarias.
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Era (al lado de “La Pinta”) mucho más rápida y eficiente que “La Santa María”. Las velas de la Niña carecían de rizos, con lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la área en caso de fuerte viento y carecía de castillo. La Pequeña regresa del viaje descubridor como la carabela capitana, con las pruebas del descubrimiento de las novedosas tierras, y es la primera en regresar a puerto. Pero habíamos quedado en que los navíos que Colón guió hasta Américano eran de todos modos carabelas. Lo cierto es que la \’Niña’ y la \’Pinta’ sí lo eran.El problema llega con la \’Santa María’. Siempre y en todo momento se ha dicho quela \’Pequeña’, la \’Pinta’ y la \’Santa María’eran carabelas.
La carabela era una embarcaciónespecialmente concebida para travesías largaspor su gran capacidad para transportar mercancías y víveres. Fabricada con maderas de pino y chaparro, la Niña atravesó el Atlántico en el viaje investigador capitaneada por Vicente Yáñez Pinzón, con Juan Niño como maestre y conducida por Sancho Ruiz de Gama.
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Pertenecía a los Hermanos Pinzón antes de ser parte de la expedición. Naturalmente, según dicen los estudiosos, pero no necesariamente porque la Pequeña, la Pinta y la Santa María están consideradas como los beatos griales de la arqueología naval. «Buscar unas partes de un navío es algo así como procurar encontrar un fragmento de la cruz verdadera», afirma Delgado, que piensa que los descubrimientos arqueológicos mucho más esenciales sobre el viaje de Colón aportarán información sobre las primeras interacciones entre las poblaciones nativas y los exploradores europeos. Cualquier navío de madera que resistiera la xilofagia de los teredos asimismo habría debido subsistir a siglos de tormentas tropicales y huracanes en aguas poco profundas, según señala Donald Keith, arqueólogo que ha buscado a La Gallega, un barco de la cuarta flota de Colón que desapareció en 1503.