Pero el apoyo de esta Alianza, y muy especialmente el de Francia y también Inglaterra, era de escencial importancia para los liberales españoles y para el trono de Isabel II, puesto que solo a través de él se podía contrarrestar la asistencia que las potencias absolutistas -y entre ellas el Vaticano- prestaban a los carlistas. Por fuerza los gobiernos liberales miraban con positivos puntos de vistas la substitución del Código de 1812 por otro menos democrático, mucho más conservador y más acorde con las Constituciones de sus respectivos países, y que fuera con la capacidad de aglutinar a las fuerzas liberales mucho más representativas. Esta flexibilidad era consecuencia de las numerosas remisiones al legislador ordinario, con el propósito de que este legislase a su entender sobre aspectos capitales de la organización estatal.
La democracia n oes como la entendemos hoy día, sino en el xix cuando se asienta esta término hablamos de una inclinación y también ideología progresista y muy radical casi mucho más próxima al socialismo, plantea postulados como el sufragio universal, total independencia para los ciudadanos… Y está enfrentada en parte al liberalismo de corte moderado o aun mucho más progresista. Esto pasa en todo el contexto europeo y más que nada en España donde el debate está presente en toda la segunda mitad del xix.
La Revolución Industrial (1760-
Se expandió la convicción de que la raza humana debía terminar a todo lo que había creado las condiciones para que los pueblos se despedazarán entre sí en beneficio de sus oligarquías respectivas. El capitalismo, el imperialismo, el militarismo fueron reconocidos como fenómenos aborrecibles. Produjo tantas simpatías que tanto la socialdemocracia como el anarquismo fueron tentados a superar sus diferencias con el bolchevismo.
Entre las mujeres de clases media y alta, sus vidas transcurrían en el espacio doméstico. La sublimación de la mujer hasta elevarla a “ángel del hogar” fue un fenómeno que irradió en la mayoría de los países occidentales a lo largo del XIX. Esta conceptualización de origen burgués es la que inspiró a todas las clases sociales, no solo a los estratos populares sino más bien también a los aristocráticos, tal es así que aquellas mujeres que no amoldaron su accionar a dicho modelo merecieron el rechazo y la crítica moral de los que detentaban el poder. Lo que si se puede decir es que en 1848 se busca un cambio extremista ya no sirven los postulados teóricos y desde la perspectiva social se reclama un cambio extremista, una pelea entre el liberalismo y las fuerzas democráticas y socialistas.
El Siglo Xix Y La Aparición Del Capitalismo
El problema no reside en la inevitable vida de fallos en un emprendimiento revolucionario tan desmesurado y con contrincantes tan encarnizados. Lo considerable es la presencia de crímenes que no deben ser amparados tras el concepto de fallos. Nunca en la historia de la raza humana existió una clase obrera tan abundante como la actual y en ella reside un enorme potencial transformador. En el contexto de matanzas masivas y privaciones generalizadas de la Enorme Guerra, en la que esta se manifestó en toda su crudeza como una guerra entre potencias imperialistas donde el pueblo solo contaba como carne de cañón, se gestó la Revolución Rusa, dando lugar a la mayor oleada revolucionaria de la historia protagonizada por la clase obrera, entre 1917 y 1923, . Sea como fuere, parece evidente que el aliento libertario presente en él “Estado y la Revolución” no ha podido sobrevivir a la dura experiencia de la construcción y defensa del Estado bajo Stalin y sus sucesores.
De esta manera, el análisis teorético para Lenin y demás revolucionarios del 17, se pone al servicio de la acción política específica que permita captar, en cada instante, el problema central y accionar consecuentemente. Esto nos ayuda a comprender cómo Octubre de 1917 piensa la separación con el economicismo mecanicista, desde la osadía de meditar la revolución allí donde las “condiciones objetivas” no estaban dadas. La Revolución de Octubre y el régimen que terminó asentándose en la URSS no mostraron sus límites como proyecto revolucionario en 1968.
El Proletariado Industrial
Indagación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones a partir de la cual tenemos la posibilidad de decir que aparece todo el movimiento tradicional y que es seguido, aproximadamente fielmente, por todos los otros autores. Tan legítimo es mirar hacia atrás para comprender el pasado como analizarlo para crear el futuro. El mundo globalizado actual es bien distinto al que procuraron “cambiar de base” las masas revolucionarias de Petrogrado.
Tampoco puede comprenderse como tal la implantación de un sistema totalitario que consiguió extenderse después de 1945 al Este de Europa y que formó el ejemplo para el lugar del régimen maoísta en China, tal como de los regímenes estalinistas de Vietnam, Corea del Norte y Camboya. La creación totalitaria estalinista marcó el, siglo veinte tanto o más que los totalitarismos fascistas. Un gobierno de la “mayoría popular” que habría de arrancar –apoyándose en el “Boque popular” y en la movilización-, cauces hacia el nuevo proceso constituyente, medidas que alteren las condiciones de vida de los de “abajo” y la recuperación del estado de bienestar. En el momento en que en una sociedad determinada existen desigualdades entre los distintos conjuntos sociales, se entiende que unos tienen un ingreso preferente o favorecido a los recursos y servicios producidos por el conjunto social, siendo, dichos recursos y servicios resultantes del aspecto trabajo.
La clase obrera no comenzó a oponerse a la burguesía sino más bien cuando resistió violentamente la introducción de las máquinas, como fue la situacion muy al comienzo del movimiento industrial. Los primeros inventores, Arkwright, etc., fueron en primer lugar perseguidos de esa manera y sus máquinas destrozadas; después tuvieron rincón numerosas rebeliones contra las máquinas, y estas se desarrollaron casi exactamente como los motines de los impresores de Bohemia en junio de 1844; las factorías fueron demolidas junto con las máquinas. Su nutrición consiste prácticamente solamente en patatas, en ocasiones algo de papilla de avena, raramente leche, casi jamás carne; un gran número de ellos son irlandeses o de origen irlandés. ¡Y esos pobres tejedores manuales, a los que cada crisis económica afecta con mayor intensidad, tienen que ser útil de arma a la burguesía, a fin de que esta logre resistir los asaltos dirigidos contra el sistema industrial! ¡Miren, exclama ella triunfalmente, miren cómo esos pobres tejedores manuales son reducidos a carecer de todo, mientras los obreros de fábrica viven realmente bien, y en este momento juzguen el sistema industrial!
Las Demás Ramas Industriales
Una reflexión como esta debería servirnos de observación en estos días, en el momento en que la mayoría de las evocaciones del centenario de la revolución que se publiquen serán enteramente negativas, fruto de cien años de lavado del cerebro de una publicidad hostil, animada todavía hoy por el interés en ocultar todo cuanto pueda haber de positivo en su legado. La opción alternativa no puede ser la defensa a ultranza, sino más bien un análisis propósito -no digo desapasionado, pues no es posible eliminar la pasión en algo que trata de la vida y el confort de los seres humanos- con la intención de salvar lo que continúe siendo válido de sus aciertos y evitar caer nuevamente en sus fallos. Desde 1968, sin embargo, el “socialismo verdaderamente existente” mostró precisamente sus límites como proyecto revolucionario, cuando en París renunció a implicarse en los combates en la calle, y en el momento en que en Praga aplastó las posibilidades de desarrollar un socialismo con rostro humano. Perdida su aptitud de generar esperanzas, dejó también de manifestarse como una amenaza que inquietase a las clases propietarias de “occidente”, lo cual las dejó sacar las concesiones que habían hecho hasta el momento, al tiempo que la socialdemocracia se acomodaba a la situación y aceptaba totalmente la economía neoliberal. Además de esto, y a consecuencia de ello, en la Constitución de Cádiz las Cortes se ubicaban en el centro de la organización política. Su convocatoria era automática y en la mitad de los períodos de sesiones ocupaba sus funcionalidades una Diputación Permanente.
Otras ciudades de América Latina procurarán esa misma identificación con la ciudad burguesa europea, limpia, organizada y segregada, acorde no con la iniciativa colonialista de las castas, sino más bien con las más modernas nociones de la ciencia y la técnica. Dejando atrás el damero colonial, se marcha conformando una ciudad orgánica, sometida a flujos de todo género, de personas, pero asimismo de mercancías y de capitales. En este caso un desarrollo revolucionario que triunfa en ciertos puntos pero fracasas en la mayoría aunque a medio-largo plazo fue un triunfo en el avance a la democratización del sistema político.