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Sebastian De Belalcazar Biografia Corta

Fue leal a la Corona, y lo probó tres veces, siguiendo las órdenes reales aun en el momento en que iban contra sus intereses personales , pero no mantuvo esta lealtad con sus jefes, puesto que conquistó Quito y Popayán alzado contra Francisco Pizarro. Pasó por Buenaventura, Panamá y Nombre de Dios, donde tomó un navío para Cartagena. El 23 se sintió mal y dio poderes a sus albaceas Andigno y el capitán Díaz Noble a fin de que testaran en su nombre. El 28 del mismo mes manifestó deseos de llevar a cabo otro testamento, pues no se fiaba de los leguleyos y temió que invalidaran el previo, hecho en la nao.

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Pensaba proseguir hacia el norte, siguiendo las advertencias de Espinosa, pero le detuvo un emisario enviado desde Riobamba por Diego de Almagro, pidiéndole reunirse con él en Quito para llevar a cabo frente a Diego de Alvarado, que había venido a apoderarse el reino desde Guatemala. En Quito se unió con la fuerza de Almagro, unos ciento cuarenta infantes y treinta jinetes, que venían desde Jauja (Perú). Juntos, se dirigieron al acercamiento de Alvarado, que había partido ciertamente de Guatemala en el mes de enero de 1534 con cuatrocientos cincuenta hombres, doscientos setenta caballos, indios y negros. Desembarcó en Caraque y subió por el valle del Guayas hasta alcanzar la cordillera andina en una travesía muy, muy dura, que le costó ciento cincuenta hombres.

Breve Reseña Histórica De Belalcázar

Sebastián de Belalcázar podría haber vivido con el botín logrado en esta campaña de forma cómoda en España o en las novedosas ciudades fundadas por Pizarro en Perú. Sin embargo, el enfermizo afán por mucho más aventura condenó al conquistador a una interminable vida de glorias y sombras. El Cabildo de Popayán y otros suplicaron al Monarca su suspensión y solicitaron a Benalcázar que no se inmiscuyera en el asunto, pero el gobernador ordenó sobreseerlas temporalmente. Pese a todo surgieron algunas acusaciones contra su gobierno, que han quedado opacadas frente a las novedades de la rebelión de Gonzalo Pizarro. El virrey Núñez Candela penetró en Perú presto a imponer las leyes, pero debió retroceder hasta Quito, desde donde pidió contribuye a Benalcázar, que terminaba de recibir unas cartas del rebelde Pizarro instándole a matar al virrey, para bien de todo el Reino. Benalcázar volvió a ser leal a su Rey, más allá de estar mucho más cerca de los rebeldes y se unió a las tropas del virrey en Pasto.

Fecho y también sacado correjido y también concertado fue este dicho treslado de la dicha escritura orejinal de que suena en la billa de Baltanás a beynte y un días del mes de agosto de mill e quinientos y nobenta y cinco años. Presentes que fueron presentes a le ber sacar, correjir y concertar con el orejinal, Rodrigo Núñez y Hernando Mathé aparadores en la esa billa. Y también yo Marcos Mathé escribano público del número de la dicha billa de Baltanás que fui que se encuentra en vno con los presentes a ber sacar y correjir y concertar esta dicha escritura con el orejinal y, por lo tanto, fice aquí este mi signo que es a tal // en testimonio de berdad. Después se reubicó en el puerto de Paita con el nombre de San Francisco de la Buena Promesa, donde se sostuvo cerca de diez años y, por fin, en 1588 ocupó su emplazamiento de hoy, donde por mor de la costumbre se volvió a llamar San Miguel de Piura. Litigaban por una propiedad indígena que ocupaba la notable proporción de 23 caballerías y media, en la que los indios yanaconas sembraban maíz y patatas.

En 1530 fue propuesto para alcalde, e intervino en amortiguar ciertos tumultos contra el viejo gobernador. Benalcázar aspiraba a sucederle como gobernador interino de Nicaragua, pero fue nombrado Francisco de Castañeda, alcalde mayor León. Desilusionado, decidió abandonar Centroamérica y dirigirse al Perú, atendiendo a la llamada que terminaba de hacerle su amigo Francisco Pizarro. Vendió todas sus pertenencias, adquirió dos bergantines y reclutó a setenta hombres, caballos y pertrechos. Partió de Nicaragua en mayo de 1532 y llegó a Puerto Viejo, donde se unió a la hueste de Pizarro, quien le confió el mando de la Caballería, adjuntado con su hermano Hernando y con Hernando de Soto.

Provincia

La casa solariega de los Osuna sostuvo, sin embargo, sanos, sus inmensas propiedades hasta finales del siglo XIX, en que se consumó la sonada quiebra del titular. El 6 de febrero de 1.873 Andrés Caballero y Rozas adquirió la principal dehesa que el duque tenía en Belalcázar por 5.628,471 reales. A lo largo del siglo XIV el concejo de Gahete se consolida y extiende mediante adquisiciones de novedosas tierras, hasta que en la primera mitad del siglo XV hace aparición en escena Gutiérrez de Sotomayor, maestre de Alcántara. El menor de los Pizarro, que tramaba casarse con su sobrina y proclamarse Rey del Perú, no solo le perdonó la vida a Belalcázar, sino que le dejó proseguir a cargo de su gobernación. No en balde, el hostigamiento y las trampas acompañaron al ejército español en su avance, retardado pero implacable, hasta el momento en que Rumiñahui presentó la última y agobiada defensa de Quito. Sus mejores flecheros y honderos se interpusieron a 20 km de la región , rentirándose cuando la caballería europea hizo aparición.

Apeló al rey, quien le concedió poder llevarlo a cabo por los servicios prestados, pero murió víctima de una enfermedad en 1551 en Cartagena de Indias antes de volver a España para defenderse. Según señala un boletín informativo del Hospital Universitario del Valle -de Cali- la fundación de la región todavía se confunde con la historia de historia legendaria. “Belalcázar, que tuvo el heroísmo de atravesar montes y pantanos para buscar oro, fue un gran fundador de ciudades y entre los más valientes conquistadores adjuntado con Cortes, Pizarro y Quesada”.

Unos historiadores cuentan que viajó a Sevilla, que tardó siete años en viajar después de alistarse para esto y que no esperó bastante tiempo para conseguir que lo nombraran capitán. La historia señala que en 1524, Francisco Hernández de Córdoba lo llevó con ese cargo a la conquista de Nicaragua, tras la que fue nombrado alcalde de León, ocupación que ejercitó durante tres años. “Después se estableció en una especie de retiro del guerrero como gran hacendado en Panamá, donde prosperó hasta el punto de que en conquistas siguientes aportó caballos, barcos y hombres a la causa”, insiste el historiador. Cuando Pedro de Alvarado , entre los capitanes de Hernán Cortés, reclamó que Quito estaba en su demarcación real, Belalcázar logró fuerza con Diego de Almagro para expulsar al recién llegado.

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Más tarde, llegó a Piura con el cargo de teniente gobernador, y mucho más adelante, decidió arrancar una expedición hasta Quito, destruida por Rumiñahui. Trasladando su ubicación, el 6 de diciembre de 1534 hizo la fundación de San Francisco de Quito en nombre del rey Carlos I de España. Bajo el mando de Francisco Fernández de Córdoba, el capitán Belalcázar colaboró en 1524 en el proceso de conquista de Nicaragua. Esa fue además la fecha en que se creó la localidad de León, donde ejercitó como alcalde.

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Allí resalta como un jinete de extraordinaria pericia y su ascensión es meritoria, llegado a enviar un contingente de hombres esenciales. En seguida adopta el nombre de Sebastián de Belalcázar, con el que ha pasado a la posteridad. Un año singularmente señalado en esta importante etapa fue el de 1.466, en el que dona Elvira consiguió para su hijo Gutiérrez II el título de Conde. De ahí que y porque con el comienzo de la nueva titulación Gahete cambió el nombre por el presente de Belalcázar (en virtud del bello castillo recién terminado por su sucesos), es a partir de esta fecha en el momento en que se puede hablar de un auténtico “Condado de Belalcázar”, aunque el concejo de Córdoba tardó en reconocerlo. Cuya fortificación prueba que estos pueblos jamás homogéneos disputaban entre si y necesitaban protegerse. En la ermita de la Patrona Virgen de Felicidad de la Alcantarilla, hay restos de cerámica, pues quizá este rincón, como tantos otros, fue un viejo centro de culto.

A la muerte de Pedrarias Dávila a los 91 años, gobernador de Nicaragua, el cordobés esperaba la esperanza de sucederle. Llevaba años apagando incendios para el gobernador, idas y venidas por Centroamérica sin recompensa, de modo que la designación de otro para el cargo cayó como un peso fallecido sobre Belalcázar. «Hombre mediano, pero bien compuesto, y de cuando en cuando de severo gesto»; el cordobés relucía más por sus cualidades militares que como administrador. Castellanos lo definió como “hombre mediano, pero bien compuesto, y en ocasiones de severo ademán”. Ningún cronista ha señalado peculiaridades físicas peculiares, si bien sí morales, como la de ser buen compañero de sus hombres (Fernández de Oviedo, Gaspar de Espinosa).