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Historia De Uno Que Hizo Un Viaje Para Entender Lo Que Era Temor

Creo que entró en la Iglesia en el momento en que había comenzado ya la homilía. Cuando el Padre Urrutia aclaraba la metáfora del Infierno. Explicaba que todo había sido una imagen útil, una forma de argumentar que el mal está en cada uno de nosotros. – Olvidemos el fuego eterno y las calderas- Decía. Pienso que prosiguió con atención el razonamiento y que aun asintió con la cabeza cuando desde el púlpito se ridiculizó la creencia en un ser repugnante con la capacidad de adoptar horribles formas.

En este momento somos millones de gusanos y vamos a ser felices comiendo este cadáver, nuestro padre que nos ha dado la vida. Al fin es viernes, eso sí ahora para irme a casa deberé meterme en el atasco y sin aire acondicionado…”Hasta el lunes”. ¡Qué barbaridad 42 grados marca el termómetro!

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Esto es un infierno y los coches no se mueven. Necesito ayuda.”¿Absolutamente nadie me oye?¡Por favor , ayúdenme,ayúdenme, ayúdenme…” “Lo siento, no pudimos realizar nada por él, el golpe fue despiadado”. Solo en la obscuridad sentia como la vida le abandonaba de a poco.

Tuve que parar en la mitad del sendero que llevaba de aquel sórdido albergue al pueblo ladera abajo, una isla de luces en la noche estival. El sudor empapaba mi cuerpo y el pulso acelerado se debía tanto al temor como al esfuerzo … Las ramas me sobresaltaron y una lechuza me miró a los ojos tras la maleza.

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“Ahora que la guerra es como el rosario de la aurora, toda baja cuenta”, decía mi sargento, y los últimos días de resistencia en La capital de españa lo evidenciaban. – Vamos a por la bala –dijo, acercándose su último cigarro. – Es sólo un obús, ¿para qué? – ¿Desde cuándo me conoces, no cayó quizás tu pelotón defendiendo Atocha hace algunas semanas? – Cierto, pero son los mandos quienes me confiaron a tí. ¿Esos soldados invisibles merecedores de condecoraciones?

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El hombre en esta ocasión sí logró ver el animal de donde partía el terrible ruido. De su garganta salió una estridente carcajada y abalanzándose sobre la fiera la ahogó con sus manos. Pasados dos años ahora se encontraba curado, pero seguía aterrorizado. Sabía que había matado a su mujer. Duermo en la cocina, sobre una esterilla en el suelo. Procuro no realizar estruendos, aprendí a ser una sombra; solo duermo en el momento en que oigo roncar a mi señor.

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Se atemorizó de su propio chillido. Casi seguido al chillido emitió una gran carcajada. Eran las tres de la tarde más calurosa del mes de julio. El camping se encontraba abarrotado de familias.

Uy hermano, conmigo espectro, debiste sospechar que con mi muerte, tu delito, llegaría también la tuya. Sonó como una carcajada enorme y han quedado paralizados, todos menos el viejo que se volvió y soltó el grito mas espantoso que habían oído nunca. Se volvieron y lo vieron. Iba a ser un día de campo y el viejo se empeñó en llevarles a conocer la torre, sola, en la mitad de ese monte negro, con su pozo inmenso que agujereaba la tierra.

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La luz se iba, entonces volvía enceguecedora, y me mostraba un trasiego por recovecos y pasillos que desconocía. No sé si era hastío o enfado, pero comenzaba a marearme tanto corredor húmedo y mohoso. Todos le escuchábamos atentamente. El fuego de la chimenea nos hacía enrojecer. Luis hablaba, y hablaba, y hablaba. Nos relataba la historia de un contador de historias.

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El impacto resultó despiadado, seco….defintivo. Mientras que moría no debaja de meditar que podría haber sido una espléndida estatua…. Allí en el Metropolitan… Y todo por esa maldita carcajada.

Si crees que vas a poder reposar en paz andas muy equivocado. Ya no me duelen las llagas de mis labios ni me oprimen las esposas que lesionaron mis muñecas. Se terminaron los cardenales en mi espalda, los mechones de pelo arrancados entre tus dedos. Por el momento no te temo, Javier, por el momento no tengo ese miedo que me logró silenciar tantos años antes de denunciarte por malos tratos. No han pasado veinticuatro horas desde que dejaste esa horrible corona de claveles sobre mi tumba y ya piensas que lograras comenzar una nueva vida.

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