Y en cuanto terminó la guerra y el marido volvió a casa, quedó claro que aquella pareja carecía de sentido. “Mi matrimonio no me intentó ni felicidad ni sufrimiento. No es que estuviésemos airados, es que no teníamos nada que decirnos. Lo más importante que conseguí fue acabar para toda la vida con mi condición de huérfana. Este autorretrato prueba la relevancia que concede el popular y reverenciado escritor, elegido mejor dramaturgo del siglo XX, por el Royal National Theatre, a la ondulada relación mantenida a lo largo de cinco años con la estrella hollywoodiense.
“Fue como retirarse a un zoológico”, cuenta Marilyn. “Nuestro matrimonio fue una suerte de amistad con permisos sexuales. Después descubrí que los matrimonios suelen ser eso, y que los maridos por lo general son buenos amantes solo cuando engañan a sus esposas”. En seguida, Jim entró en la marina y Norma comenzó a trabajar en una factoría de paracaídas, donde por su físico increíble le sacarían unas fotografías para el departamento de propaganda bélica que serían el germen de su trayectoria.
Era 1942 y el preferido, un obrero aspirante a policía llamado James Dougherty. Ex capitán de fútbol y encargado de clase, tenía 20 años en el momento en que empezó a salir con Norma Jean Baker. Su familia había sido vecina de Grace Goddard, amiga de la madre de Regla Jean, que vivía entonces con ellos. «Iban a mudarse y decidimos casarnos para evitar que volviese a una vivienda de acogida. Estábamos enamorados», recordaría más tarde Dougherty.
Entre iconos andaba el juego.‘Cada hombre vale lo que puede vender’ declaraba siete años antes uno de los individuos de la que se considera su pieza maestra, Muerte de un viajante , acreedora del Pulitzer. No sabemos si Miller llevaba a la práctica esta teoría al casarse con Marilyn pero sin lugar a dudas su unión con la actriz le catapultó a la popularidad convirtiéndole en una genuina figura mediática. La primera oportunidad que el escritor vio a la actriz fue durante el rodaje de una película llamada El gran farsante, estrenada en 1951.
Tres Maridos, Múltiples Amantes
Según ha contado Curtis en sus memorias, ella se quedó embarazada y perdió el bebé poco tras reunirle en una habitación con su marido para contárselo. Se realizó el silencio y podía oír el ruido de las ruedas de los coches chirriando en Santa Mónica», describió. Aunque no se ha confirmado, lo cierto es que el actor jamás ha sido cariñoso con la memoria de Marilyn y ha aireado sin pudor intimidades. Marilyn Monroe tuvo a sus pies a todos los hombres de Hollywood y existe quien dice que asimismo a las mujeres (se cuenta que, presuntamente, habría pasado una noche con Joan Crawford).
Se separaron a los nueve meses, pero sostuvieron siempre la amistad. DiMaggio no vaciló en sacar a Marilyn de la clínica siquiátrica donde continuaba encerrada en una celda de aislamiento y trasladarla a un centro de régimen abierto de Novedosa York donde la cuidó día y noche. El tercer y último matrimonio de Marilyn es quizá el más simbólico de todos. Este amor pilló por sorpresa a muchos y se hicieron chistes a su costa en la línea de “la hermosa y la bestia” o “la rubia tonta se regresa lista”. De la luminaria de Hollywood, puro sexo y pura vulgaridad, a los escenarios teatrales más introspectivos, en pos de respeto y autorealización.
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Al regresar a casa, Dougherty intentó persuadirla de que volviese, pero ella se negó. «Deseaba firmar un contrato con la 20th Century Fox en el que afirmaba que no podía estar casada», contó Dougherty en 1984. El 19 de junio de 1942, con solo 16 años, Marilyn contrajo matrimonio con su vecino James Dougherty, un agente de policía de Los Ángeles. Su Daddy, como lo apodaba cariñosamente, se unió muy pronto a la marina. La joven se sintió abandonada una vez más en su historia y llegaría el divorcio en septiembre de 1946.
Ciertas voces cuentan que él no paró hasta tenerla en su cama y después se despreocupó, mientras que las mucho más conspirativas agregan que los servicios misterios y los propios Kennedy se encargaron de eliminar las pistas. Hay todo tipo de versiones de esta relación, pero no hay presentes. Lo que sí vimos todos, y no olvidamos, es ese cumpleaños feliz en el Madison Square Garden, el 19 de mayo de 1962.
Marilyn Monroe – Arthur Miller
Ignoraba que en la compilación de historias de terror que suele ser Hollywood, la suya iba a ser la más conocida, la mucho más paradigmática, la mucho más triste. “Al decir “aquí termina Regla Jean” me he sonrojado, como si me hubiesen cogido contando un embuste”, contaba en My story. “Pues aquella niña triste y amargada que medró con excesiva rapidez prácticamente jamás está fuera de mi corazón. Con el éxito rodeándome, aún puedo sentir sus ojos asustados viendo a través de los míos. Sigue diciendo “jamás viví, jamás me amaron”, y a menudo me siento confundida y pienso que soy yo quien lo está diciendo”. El escritor Arthur Miller se casó con Monroe en el primer mes del verano de 1956.
Yves Montand
De este modo, el enorme mito sexual se convirtió en ama de su casa en una relación que, en fachada, funcionaba, aunque ciertas de sus cartas dejaron ver después que su marido era infiel. En las memorias que publicó en 2009, el actor estadounidense revelaba que vivió un apasionado romance con Marilyn a inicios de los años 50. Pocos años después, protagonizaron juntos Con faldas y a lo desquiciado, siendo aún amantes misterios. Tony Curtis llegó aun a asegurar que él era de todos modos el padre del bebé que aguardaba la estrella a lo largo del rodaje, más allá de estar casada por entonces con Arthur Miller. Lo perdió en uno de sus múltiples abortos espontáneos.
Las Tres Bodas De Marilyn Monroe
Con Tony Curtis también tuvo una historia que iba y venía. Y según nuestro actor, incluyó un aborto involuntario. La relación comenzó en 1950 y se reactivó en el rodaje de \’Con faldas y a lo ido\’. Marilyn estaba casada con Miller y Curtis con Janet Leigh —la actriz asesinada en \’Psicosis\’—, que se encontraba además embarazada, pero eso no impidió que Tony y Marilyn \’recayesen\’.
Mientras, la rubia estrella viviría con la familia como una más, junto a su esposa Amy y su hijo Joshua. Aquella fue una época feliz y de extraña armonía para Marilyn, acogida como una amiga, una hija y una asociada en la vivienda, pero aquello tuvo que ocultar cuando apareció Arthur Miller. La boda se festejó el 19 de junio de 1942; ella vistió un tradicional traje de novia blanco con velo y ramo de rosas blancas símbolo de inocencia, una “novia pequeña”, en sus expresiones. Las imágenes semejan las de una de tantas parejas jóvenes a las que la segunda guerra mundial había apremiado a casarse porque no había tiempo que perder.