Manrique no era arquitecto, aunque, según García Germán, aprendió a opinar, primero, y a tomar decisiones después. “César no era un intelectual, lo afirmaba él mismo. Le llegaban los libros y llamaba a Pepe para que se los contara”, cuenta Carmensa de la Hoz. ¿Qué cambió la vida de César Manrique en los próximos años para disparar su carrera? En 1988 traslada su vivienda a su nueva casa de Haría, construida y decorada por Manrique y publica “Escrito en el fuego”. Su estudio individualizado expone en qué medida estas toman sus referentes de la escultura moderna, se hacen eco de muchas de las problemáticas y de las indagaciones surgidas en estos campos. Simultáneamente al deber con el territorio insular, Manrique abrió su trabajo creativo hacia otras manifestaciones artísticas.
En 1964, se traslada a vivir a Novedosa York, donde expuso individualmente en tres oportunidades en la galería Catherine Viviano. El conocimiento directo del expresionismo abstracto americano, del arte pop, la nueva escultura y el arte cinético, le proporcionó una cultura visual fundamental para su trayectoria creativa posterior. Terminada la Guerra Civil , ingresó en la Facultad de La Laguna para estudiar Arquitectura Técnica, que a los dos años abandonaría. En 1945 se traslada a Madrid para ingresar becado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se graduaría como instructor de arte y pintura.
Obra
Este aspecto de su personalidad fue significativo, por el hecho de que reveló a un artista y a un hombre puesto en compromiso con la colectividad y con la personalidad e idiosincrasia de la tierra donde nació. Efectuó estudios en la Escuela de Hermosas Artes de San Fernando, en La capital de españa. Durante su estancia en la ciudad más importante de España resaltó como uno de los pioneros de la pintura abstracta española de los años 50. En 1964 se trasladó a Nueva York donde se familiarizó con corrientes pictóricas como el expresionismo abstracto o el Pop Art. Expuso en reputadas galerías neoyorquinas, experiencia que sería primordial en su trayectoria posterior.
Los Jameos del Aguaestán formados por el Jameo Chico, donde se ubica un restaurante y el jameo Grande, donde está una piscina rodeada por un jardín. Fué construido en 1973 por Cesar Manrique que modificó el emprendimiento inicial de Fernando Higueras con la colaboración de Jesus Soto y Eduardo Cáceres. Está formado por 2 bóvedas sepultadas para disimular su encontronazo visual. En 1988 traslada su residencia a su novedosa casa de Haría, construida y decorada por él mismo y publica “Escrito en el Fuego”. Sintió una gran admiración por artístas com Picasso, Matisse y Braque y su infancia transcurrió entre el Charco de San Ginés cerca del puerto de Arrecife y la Caleta de Famara, sitio que inspiró su posterior vinculación con la defensa del Patrimonio Natural de la isla de Lanzarote. Ojala hubiera habido un Manrique en cada provincia de España protegiendo nuestro patrimonio.
Jameos Del Agua
En esta sección podrá acceder a todos los contenidos de manera personalizada, en función de sus intereses específicos y de su perfil sociodemográfico. En esta sección va a poder buscar entre todos nuestros contenidos a través de las diferentes temáticas libres, museos, rutas, destinos, monumentos,… Una actitud diferente, más libre, ante el arte y la vida, identifica la sensibilidad estética de este instante. Su niñez transcurrió entre Arrecife y la Caleta de Famara, donde la familia poseía una casa de vacaciones. [newline]Sus progenitores, Gumersindo Manrique y Francisca Cabrera, vivían en el Charco de San Ginés de Arrecife . La familia estaba compuesta por 4 hijos, César y su hermana gemela Amparo, Carlos y Juana.
La Fundación César Mánrique enseña en un aviso que Lanzarote acumula en su paisaje rincones inauditos, con maravillas artísticas construídas por el artista visionario que intervino en los espacios naturales de la isla para potenciar su belleza y cambiar su destino. Jameos del Agua es una de sus proyectos mucho más originales, un tubo volcánico que oculta un jardín, un espacio lleno de contrastes, de luz y obscuridad, donde las plantas son un elogio a la fertilidad de esa tierra, tan supuestamente hostil. El regreso de Manrique a Lanzarote en 1968 fue definitivo para el pintor, pero asimismo lo fue para la isla.
El novelista Manuel Puig se habría vuelto ido de felicidad si hubiera podido ayudar a un solo día en la rutina lanzaroteña de César Manrique. El artista canario, héroe ecologista, icono gay, beato y pecador, murió hace 25 años y un día en un incidente de tráfico y, en este momento que pasó el tiempo y la tragedia queda lejos, su historia se puede contar como si fuera una ópera italiana. En la época de los años sesenta, coincidiendo con su traslado de residencia a Lanzarote, César Manrique impulsa en la Isla una serie de proyectos artísticos de carácter espacial y paisajístico, novedosos para la temporada, donde plasma su pensamiento plástico y ético. En otoño de 1964, siguiendo los consejos de su primo Dr. Manuel Manrique Sicólogo y escritor en Nerw York, marchó a esta ciudad, donde estuvo hasta verano de 1966. Se hospedó al llegar en casa de Waldo Diaz-Balart, pintor de origen cubano, en el lower East side, vecindario de artistas, cronistas y bohemios, de esa temporada.
César Manrique
Su intervención en el paisaje insular mediante conjuntos arquitectónicos, que combinan de manera no invasiva arte y naturaleza, le valió esenciales reconocimientos en todo el mundo. Comenzó sus estudios en la escuela de Arrecife con Adolfo Topham, donde inició su amistad con Pepín Ramírez. En 1937, radicó con su familia y por una breve temporada en Las Palmas de Enorme Canaria. Durante los años de la Guerra Civil Española y con posterioridad, Manrique vivió en un ámbito marcado por la autarquía y el aislamiento propios de una isla. En 1939 empezó estudios de aparejador en la Facultad de La Laguna, pero tras un par de años decidió dejar este sendero, para proseguir su vocación de pintor, pese a la oposición paterna.
En 1940 Manrique regresó a Lanzarote y conoció a Pancho Lasso, profesor de Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad. La llegada de Pancho Lasso a Arrecife supuso para el artista los primeros contactos con la vanguardia artística. César Manrique dejó un legado inolvidable en las raíces del pueblo canario. Su obra y, en especial, su extraordinaria visión de la relación entre la naturaleza y el hombre, empapa todas sus muestras culturales y arquitectónicas. Se ocupó de plasmar también la forma de meditar de los habitantes de la isla de Lanzarote particularmente y de todos los canarios por norma general.
Cesar Manrique murió en un incidente de tráfico el 25 de Septiembre de 1992 muy cerca de la sede de la Fundación que lleva su nombre y también inagurada en Marzo de ese año. “Artista plástico y arquitecto. Hombre puesto en compromiso con la preservación del patrimonio cultural de su Lanzarote natal, se encuentra dentro de los artistas mucho más destacados de la segunda mitad del siglo XX.” Participó en la Guerra Civil de españa como voluntario del lado franquista. En el verano de 1939, una vez concluida la guerra, César regresó a Arrecife.
César Manrique fue un pintor, escultor, arquitecto y artista español originario de la isla de Lanzarote. Compaginó su obra con la defensa de los valores medioambientales de Canarias. Ambos acometen distintos proyectos en Lanzarote comenzando por las proyectos del Mirador del Rio. Durante las décadas de los 70 y 80 tiene lugar su más esencial actividad como creador de espacios perfectamente integrados en el entorno natural.
Gracias a su primo Manuel, consiguió una generosa beca en el Institute of International Education que patrocinaba Nelson Rockefeller. Ello le permitió alquilar su estudio y empezar a pintar una amplia obra que fue exhibida exitosamente en la reconocida Galería en New York “Catherine Viviano”. Asimismo son abundantes sus obras murales, estatuas, diseños de todo tipo. Escribió y participó en múltiples publicaciones, Escrito en el fuego, que recoge muchas de sus medites acerca del arte y fue objeto de varias condecoraciones y premios desde la Medalla de Oro al Mérito Turístico hasta el Premio Canarias de Preciosas Artes . Viaja por distintas partes del planeta y, en 1964, se traslada a vivir a Nueva York. Como muchos otros jóvenes pintores (desde finales de la década de 1940 y también principios de la de 1950), decidió atravesar las fronteras rumbo a París en la primavera de 1953.