El pequeño cementerio de tierra y ahuehuetes, de vírgenes coloridas y ángeles de escayola, abriga por una noche y buena parte del día a gente del pueblo, como la familia Castro Xolalpa que desde hace unos días inició los preparativos. En la plaza de Tenancingo compraron las cazuelas y los sahumerios donde se encenderá el copal y consiguieron las ceras de una libra para los muertos grandes y de media para los chiquitos. Lynn Sebastian Purcell, profesor de Filosofía de la Universidad Estatal de Novedosa York, se ha destinado a estudiar la filosofía precolombina, centrándose en aquello que los pueblos originarios de Mesoamérica consideraban la búsqueda de la felicidad. Purcell analiza en particular el pensamiento ético de los aztecas o mexicas, o sea, de la civilización que imperaba en el territorio de lo que el día de hoy es México a la llegada de los españoles.
Las ofrendas que los vivos depositan en el cementerio asimismo son en honor y para deleite de Mintzita y Itzihuapa, hijos de antiguos reyes purépechas y guardianes del tesoro oculto bajo las aguas del lago de Pátzcuaro. El arraigo de esta tradición es comprensible en el momento en que uno entiende que se fundamenta completamente en experiencias. Después de esa una parte de recogimiento y tiempo en familia, es tradición visitar los cementerios y mover la celebración allí. Al campo santurrón se llevan novedosas ofrendas que poner sobre las tumbas, comida y bebida e incluso música en un entorno abierto y que fomenta la interacción entre los conocidos. Así, el Día de Fallecidos no se dedica solo a la vida familiar sino capacidad la interacción y las relaciones dentro de una misma red social. La pieza central del Día de Fallecidos es el altar, una composición decorada de forma única y personal donde se colocan las ofrendas y las fotografías de los muertos a los que se honra.
Para todos los que quieran mucho más, a siete km de Soria, en Garray, realizan un Rito Samaín, una ceremonia celtibérica en memoria de los finados y ancestros. Y en Tajueco, cada madrugada del 1 de noviembre celebran el ritual de la Ánimas, que se remonta a la Edad Medieval. Se trata de una lúgubre procesión encabezada por un sacerdote y dos grupos, uno de casados y otro de solteros, que van coreando el cántico de las almas.
El Día De Los Fallecidos: Asumir La Desaparición Celebrando La Vida
En él la Noche de Muertos es asimismo diferente, marcada por El caballo enrosado que se dedica al difunto recién fallecido. La tradición marca realizar un pequeño caballo de madera como ofrenda al familiar que murió ese año. Hacia la media noche, en la plaza del pueblo encabezada por un gran caballo, se reúnen todos los pobladores portando sus pequeños caballitos, partiendo en procesión hacia la casa del último muerto, donde dejarán el interesante obsequio. Más allá de que la tradición manda navegar a la noche, asimismo por el día es típico visitar la isla de Janitzio. Los Voladores, equilibristas que viran cerca de un palo en las alturas, son una atracción mucho más. Al caer las sombras, bajo la atenta mirada de la estatua de Morelos -padre de la patria mexicana- mujeres y pequeños andan hacia el panteón en silencio, portando candelas.
Esta leyenda es el «parteaguas» para la celebración del Día de Fallecidos, entre las tradiciones mucho más esenciales y importantes de la identidad mexicana, muestra a Efe el otro artista responsable de la obra, Benito Fu Chang, originario del oriental estado de Veracruz. Los distintos escenarios eran obstáculos que la gente debían sobrepasar, lo que en la exhibición está representado con alebrijes de hasta tres metros y medio de altura , como lo reconocen a un tipo de artesanías originarias de México que se fabrican con cartón y se pintan de colores llamativos. «Todos los demás debíamos llevar a cabo un paseo y atravesar nueve niveles que nos iban a llevar al reposo de nuestras ánimas, le decían el \’tonalli\’, que es nuestra alma.
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“Estas diosas –redacta– llamadas Cihuapipiltin eran todas y cada una de las mujeres que morían del primer parto, a las cuales canonizaban por diosas […] afirmaban que estas diosas andaban juntas por el aire y se muestran cuando quieren a los que viven sobre la tierra”. Les hablé deJosé Guadalupe Posada, y no quiero olvidarme de uno de sus personajes mucho más populares, la Catrina, esa huesuda señora donde el día de hoy se encarna el recuerdo de la diosa Mictecacíhuatl, reina del inframundo (el Mictlán). El ensayista dilucida también la distinción entre la celebración urbana y la rural de los días de fallecidos, y nos comunica que estas diferencias “se tienen la posibilidad de rastrear hasta finales del siglo XIX”.
Las celebraciones del 2012, comenta, fueron cruciales en el momento de poner a los mexicanos de la provincia en contacto y constituir una idea que también organiza eventos para el Municipio de Algar y Diputación. Este viaje al corazón de la cultura mexicana durante el Día de los Fallecidos en el estado de Michoacán ha sido viable gracias a la aerolínea KLM. Enmarcado en la campaña «Un viaje responsable de principio a fin» me he propuesto viajar de forma sostenible en esta compañía aérea respetuosa con el medioambiente. Aparte de tomar medidas para viajar de forma respetuosa con el mundo, por poner un ejemplo evitando el uso de plásticos dentro de lo posible, un viaje responsable también se apoya en acercarme y poner en valor las tradiciones locales con milenios de antigüedad protegidas por la UNESCO. Tradiciones que, sin embargo, se ven amenazadas por la «invasión» de Halloween y la colonización cultural de lo «yanqui». Este cibersitio emplea Google+ Analytics para catalogar información anónima como el numero de visitantes y las páginas mas visitadas.
Noche De Almas En Los Panteones De Tzintzuntzan
Ciertos se cubren con pintorescos sarapes de lana y viseras de béisbol de los Yanquis de Novedosa York. Todos acuden a velar a sus finados, compartir su itacate y honrar la memoria de aquellos que «solo se nos han adelantado en el camino», como asegura doña Catalina al salir del cementerio y cuando está a puntito de salir el sol. «A mí el gusto que me da es que todos nos marchamos a morir», sentencia doña Catalina Ramírez mientras recoge su canasta colmada de flores antes de perderse entre los sepulcros del panteón de San Gregorio. Es medianoche, pero semeja mediodía por la cantidad de gente que va arribando desde los pueblos próximos a la región lacustre de Nativitas, al sur de la Localidad de México. El puente de piedra es su destino, donde nace el Monte de las Ánimas y donde al calor de una hoguera se realiza la lectura de esta leyenda temible. Después, con las ascuas de la hoguera se crea un un manto de brasas por el que van a pasar descalzos los más valientes.
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Si bien primordialmente se asocia a los días 1 y 2 de noviembre, en algunas regiones se destina el 28 de octubre a las personas que fallecieron de forma trágica, al paso que durante el día 30 se estima la llegada de las ánimas de los «limbitos», esto es, de los niños que no pudieron ser bautizados. Todo en el avance del tzompantli y de la ofrenda a los fallecidos tiene un concepto. En la escenificación de la Casa de Iberoamérica hay un arco, que divide el mundo real del de los finados. Las víboras bajaban el rayo de vida del cielo para fertilizar la semilla que descansa en la tierra. “A través del arco, pasan las almas para regresar a nuestro planeta, siguiendo el sendero de floresy velas hasta donde están los restos, recuerdos y cosas del finado”, sigue Gabriela. Las guirnaldas de colorido papel picado que cuelgan del techo sirven “para informarnos de que ya vienen”, cuando el viento las desplaza.
“Ese día –escribeBradbury–, en todos y cada uno de los lugares alejados del país, las mujeres se sentaban junto a pequeños puestos de madera y vendían calaveras de azúcar blanco y esqueletos de caramelo que la multitud masticaba y tragaba. Y en todas y cada una de las iglesias habría servicios, y esa noche en los cementerios se encenderían velas, se bebería bastante vino y unas agudas voces de contrasopranos cantarían a voz en cuello muchas canciones”. Por su interés, rigor reportaje y amenísima lectura, sigo los planteamientos de este último autor. “Un examen somero de las fuentes –escribeLomnitz– recomienda que, en el siglo XVI, la celebración de los ‘días de fallecidos’ no se volcaba de las iglesias a las calles ni era la ocasión de procesiones muy importantes.
Después se colmaba al difunto con sus elementos personales y con abundantes comidas. Desde este momento, el alma emprendía el camino en búsqueda de su reposo eterno. Así pues, a la Tonatiuh Ichan -casa del Sol- entraban aquellos guerreros que habían muerto en el campo de guerra. A Cincalco iban quienes eran considerados como infantes, ya que al ser tan jóvenes se les consideraba inocentes. Y lo han hecho, como es natural, con un vídeo animado que rápidamente se posicionó en los primeros puestos de YouTube tendencias en México.