Hemingway tenía una habilidad particular para contar bastante con pocas palabras y lograr que cerca de su narración surgiera un entorno extenso del que el lector se hacía consciente acorde avanzaba en la novela. Para escribir como Hemingway había que ser Ernest Hemingway, pero afortunadamente disponemos sus proyectos como legado. De vuelta a su tierra natal, en el mes de enero de 1919, retomó sus buenos oficios como hombre de prensa en el períodico Toronto Star.
En 1953, Ernest Hemingway fue galardonado con el respetado Premio Pulitzer por su novela El viejo y el mar, considerada por muchos como su pieza maestra y que supuso una gran optimización en lo que se refiere a calidad literaria en relación a su previo libro, Del otro lado del río y entre los árboles. En 1954 se le concedería el Premio Nobel de Literatura por exactamente la misma novela, premio por el que Hemingway no mostró demasiado entusiasmo puesto que creía que se lo habían dado por el hecho de que el año anterior había corrido el rumor de que había fallecido en un accidente de avión en África. Hemingway afirmaba que “ningún creador que conociera había vuelto a escribir como en la obra por la que le brindaron el premio después de recibirlo”. Ernest Hemingway escribió diez novelas en las que trasladó el estilo propio de sus cuentos breves a un formato más extenso en el que, sin perder su iniciativa de mostrar únicamente lo indispensable, podía desarrollar la trama y los personajes con un ritmo calmado que ocultaba una sucesión vibrante de hechos.
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Se separaron cuando conoció a María Welsh en Londres, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. El 2 de julio de 1961, solo unos cuantos días tras recibir el alta de la Mayo Clinic de Minessota, Ernest Hemingway esperó a que su esposa Mary saliese de su casa en Ketchum, cogió una de sus escopetas de caza y se quitó la vida tomando exactamente la misma resolución que años atrás había tomado su padre y que él había calificado de “cobarde”. Clarence Edmonds Hemingway, padre del escritor, se suicidó en 1928 tras una larga patología y arduos problemas económicos. Algunos de sus amigos mucho más íntimos, como Scott Fitzgerald, ahora habían fallecido y el maltratado cuerpo de Hemingway, que avejentaba mal después de numerosas lesiones y accidentes y un consumo abusivo de alcohol, comenzaba a limitar las aventuras que le hacían sentir joven de nuevo. El planeta cambió de manera rápida tras la Segunda Guerra Mundial y Hemingway se sentía cada vez más alejado de él.
El estallido de la Guerra Civil De españa provocó el retorno de Hemingway a la Península Ibérica, en calidad de corresponsal de guerra. Sí vio la luz, en cambio, en el transcurso de aquel mismo año de 1937 su novela titulada To Have and Have Not , la primera de sus obras situada en el conjunto de naciones americano. Su acción, que avanza entre Key West (o Cayo Oeste, en la península de la Florida) y Cuba (país en el que habría de afincarse el escritor estadounidense en 1938), revela las peripecias del rudo y solitario Harry Morgan, propietario de un barco que acostumbra arrendar los pescadores de su entorno en el momento en que no lo destina al contrabando.
Imagen Del Escritor Al Lado De Su Pesca En Florida En 1929 Era Aficionado A La Caza Y La Pesca, Como Su Padre
Empezó su trayectoria como periodista, escribiendo para el Kansas City Star, pero sus ansias de aventura y acción le llevaron a alistarse como conductor de ambulancias en la I Guerra Mundial. A lo largo de la contienda fue herido de importancia y pasó tiempo recuperándose antes de retomar su trayectoria periodística como corresponsal extranjero. Después de su divorcio de Hadley Richardson, en 1927, Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer. La pareja se divorció una vez que Hemingway regresara de la Guerra Civil Española, donde había sido periodista, y después de que escribiera sobre ella Por quién doblan las campanas.
Terminada la Gran Guerra, Hemingway contrajo matrimonio en el año 1921 con Elizabeth Hadley Richardson y comenzó a colaborar con la publicación Toronto Star Weekley. Con posterioridad dejó también el periodismo para formar parte en la Primera Guerra Mundial en el servicio de ambulancias italiano. Era el segundo hijo de los seis vástagos del médico Clarence Edmonds Hemingway, hombre apasionado de la naturaleza que se suicidó en 1928, y de su esposa Grace Hall, mujer de fuerte carácter entusiasta de la civilización, especialmente de la música.
El Escritor Y Periodista Ernest Hemingway Al Lado De Un Leopardo Recién Cazado En Uganda En El Mes De Enero De 1954
Aunque sus conocidos mucho más próximos asocian la historia del espionaje con parte de la leyenda que hay en torno al escritor y sus delirios persecutorios con un deterioro de sus habilidades mentales, hay ciertos documentos que semejan respaldar las dos teorías. A estas alturas, a absolutamente nadie sorprenderá comprender que Hemingway también estuvo que se encuentra en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. En los primeros meses, consiguió el permiso del gobierno estadounidense para instalar armas en su barco de pesca y realizar patrullas contra posibles asaltos de submarinos alemanes. El escritor sentía una verdadera fascinación por el planeta militar y por lo que las guerras provocaban en el hombre, conque consiguió ser enviado a Londres y pasó un tiempo siguiendo las heroicas metas de la RAF.
Ella le dio a leer algunos cuentos propios con el suplico de que le enseñara algunas técnicas literarias, y los dos escritores se enamoraron. El día 4 de noviembre de 1940, Pauline Pfeiffer consiguió el divorcio en Kay West, lo que dio pie a que Martha y Ernest se casaran en Cheyenne en el transcurso de aquel mismo mes . El matrimonio partió de viaje a China , y poco después se estableció en La Habana con la intención de consagrarse de lleno a la creación literaria. Hemingway comenzó a esbozar una nueva novela cuya redacción quedó bruscamente interrumpida por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que despertó nuevamente su instinto periodístico y le impulsó a ejercer como corresponsal de la citada revista Collier\’s.
Ernest Hemingway nunca tuvo remilgos en el momento de presentarse como un intelectual de izquierdas, próximo a las ideas socialistas. Su participación en la Guerra Civil Española, donde siempre y en todo momento estuvo del lado republicano y entró en contacto con hombres del régimen soviético logró que tenga existencia una historia de historia legendaria en torno a la viable tarea de espionaje efectuada por el escritor, tanto para el gobierno estadounidense para la URSS. Esto ha podido haberle puesto en el punto de mira del senador McCarthy durante la caza de brujas anticomunista y la simpatía que probó hacia la causa de la revolución cubana y la figura de Fidel Castro no suavizó las cosas.
Ya ha quedado consignada en parágrafos superiores la salida a la luz, a inicios de los años treinta, de Death in the Afternoon , un ensayo sobre la tauromaquia y el arte de vivir al filo de la navaja que, merced a los pormenorizados entendimientos de Hemingway sobre la materia, adquiere en ocasiones las características de un complejo tratado taurómaco. El escritor de Oak Park, que alardeó en alguna ocasión de haber presenciado la muerte de unos mil quinientos astados, fue un auténtico aficionado cabal que llegó a la conclusión de que “sería bueno que hubiera un libro sobre tauromaquia, escrito en inglés”, y de que “un libro serio sobre un tema tan inmoral podría tener su relevancia”. Con pasión defensor del toreo, Hemingway se propone también que el lector viva con él un día de toros, desde el reconocimiento veterinario matinal hasta el arrastre del último animal lidiado por la tarde; y, arrastrado por su oficio periodístico, enseña dónde y cuándo tienen rincón los festejos taurinos mucho más importantes, y anota otras aclaraciones tan interesantes como las que indican cuáles son las mejores localidades de las principales plazas españolas. La determinante consagración de Ernest Hemingway como el narrador cimero de su generación sucedió a finales de los años veinte, en el momento en que su novela llamada A Farewell to Arms (Adiós a las armas, 1929), traducida a decenas y decenas de lenguajes, difundió el nombre del escritor de Oak Park por todos y cada uno de los rincones de todo el mundo. Las grandes miserias de la raza humana desempeñan asimismo en esta obra un protagonismo fundamental, aunque ahora enfrentadas a la pasión de un idilio amoroso que pone un contrapunto de ternura a la desolación dominante entre todos y cada uno de los héroes de Hemingway.
Acorde su carrera como escritor despegó, la sociedad fue dándole importancia y transformándolo en un personaje mediático al anunciar sus vivencias y aventuras. Lo que de cara al público era un hombre seguro de sí mismo e inclusive fanfarrón (llegó a decir que boxearía con cualquier editor que no reconociese su talento), ocultaba de todos modos una cabeza complicada y mecánica que se exigía como escritor mientras que veía de qué manera el planeta idealizado que le ilusionó en su juventud desaparecía. Cabe citar, por último, varios de los títulos de aquellos relatos por los que Ernest Hemingway, al margen de ulteriores discusiones críticas acerca de la calidad de su obra, ha sido unánimemente reconocido como maestro supremo de la narrativa corto contemporánea, como “The Short Happy Life of Francis Macomber” (“La feliz y corta vida de Francis Macomber”, 1938), “The Snows of Kilimanjaro” (“Las nieves del Kilimanjaro, 1938”) y “The Killers” (“Los asesinos”, 1938). Recibiendo el Premio Nobel de literatura al año siguiente por todo su legado literario. Luego de lo que se propone hilvanar una historia sobre la Segunda Guerra Mundial, no alcanzando a concluirla, ya que el 2 de julio de 1961 acaba con su existencia disparándose a sí mismo.
El carisma y la impresionante vida que el escritor llevó le convirtieron en un fenómeno de masas y un personaje mediático como pocos en la temporada. Y su fama no hizo mucho más que acentuarse cuando, en 1961, Hemingway se suicidó con su escopeta de caza. Sus novelas y cuentos convirtieron al escritor estadounidense en una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX. A lo largo de su temporada en París, empezó a escribir, aunque sin bastante éxito, ya queTres relatos y diez poemas oEn este planeta no llamaron la atención de la crítica. Casado y con un hijo,Hemingwayse ganaba la vida viajando como reportero o haciendo de sparring de boxeo, entre otros muchos oficios.