Coran Frases

Quien combata en el sendero de Dios, ya sea matado o ya venza, le daremos una enorme recompensa» (Corán 92/4,74). «Si sois matados en el sendero de Dios, o si morís, un perdón y una misericordia de parte de Dios son mejor que lo que ellos acumulan» (Corán 89/3,157). «Dios se volvió al profeta, a los emigrados y a los auxiliaresque lo siguieron en un instante de contrariedad, después de que los corazones de un conjunto entre ellos estuvieron a punto de desviarse» (Corán 113/9,117). «Los que han creído, y los que han migrado y combatido en el camino de Dios, esos aguardan la clemencia de Dios» (Corán 87/2,218). Quizá algo les repugna, en el momento en que es preferible para nosotros. Y quizá les gusta algo, cuando es un mal para vosotros.

La palabra «tolerancia» ni siquiera aparece en el Corán y resulta radicalmente contraria al derecho islámico. En la doctrina coránica, en el momento en que se anotan los versículos que están abrogados, solo queda una extremista intolerancia hacia todas las otras religiones. En lo que se refiere a los receptores del mensaje del Corán, ¿es un mensaje para los árabes, o para toda la raza humana? La respuesta hay que procurarla con relación a la consideración de Mahoma como «sello de los profetas» (Corán 90/33,40), tema que se tratará en el capítulo posterior. Hay que averiguar si su profetismo se dirigía solo a los árabes o a los hombres generalmente y, seguidamente, dilucidar si eso implica que sea el último mensaje.

Pues bien, si el argumento de la inimitabilidad se basa en la perfección del libro, adecuada a su autoría divina, habrá que probar que esa perfección inimitable es verdadera, o por lo menos verosímil, en el texto. En estas páginas, lo vamos a investigar tanto en la forma como en el contenido. Esta concepción del Corán, de su naturaleza y su autoría la distribuyen por unanimidad todas y cada una de las escuelas islámicas y los eruditos musulmanes de ayer y de el día de hoy. Hasta el punto de que, si una sola de tales características esenciales fallase, como es lógico se hundiría el edificio entero de la religión islámica. Bastantes suras presentan una estructura donde, tras cada cierto número de aleyas, se repite una oración aclamatoria o lapidaria.

De esta manera lo atestigua el Corán, cuando llama «emigrados» a las huestes del profeta armado. Los emigrados eran los protagonistas de la yihad, los que habían salido de sus hogares para proseguir a Mahoma en sus batallas contra los romanos de oriente, populares asimismo como bizantinos. El ejercicio ordinario de la yihad se pone en práctica, siempre que sea viable, como hostigamiento y debilitamiento de los otros, tachados como enemigos. No se desviará del sendero y la meta que fija el Corán, hasta lograr su derrota y terminado sometimiento.

Distintas Colecciones) Con Los Materiales Que Manejaban Los Cuentos

Cuando os enfrentéis con esos que han descreído, en orden de guerra, no les volváis la espalda. Quien, ese día, les vuelva la espalda, a menos que sea al desplazarse para el combate, o para unirse a una tropa, incurrirá en la furia de Dios, y la gehena será su albergue. No sois vosotros quienes los habéis matado, sino que es Dios quien los ha matado. Cuando lanzabas, no eras tú quien lanzaba, sino que es Dios quien lanzaba.

«Que los fieles no tomen a los descreídos como aliados, sino más bien a los creyentes. Quien lleve a cabo eso no es de Dios, salvo que los temáis» (Corán 89/3,28).Pero este matiz está abrogado por el versículo de la espada. Los que están con él son fuertes en frente de los incrédulos, misericordiosos entre ellos» (Corán 111/48,29). «Combatid contra esos a los que se les dio el Libro, que no creen en Dios ni en el último día, no prohíben lo que Dios y su enviado han prohibido, y no profesan la religión de la verdad, hasta el momento en que paguen el tributo con su mano y en estado de humillación» (Corán 113/9,29).

Coránicas Convocan Al Combate Mucho Más De Cien Veces Y, En Determinados Pasajes,

En relación a la primera hipótesis, piensa asumir el mito de una revelación al dictado de un ángel de una parte de Dios, con Mahoma como transmisor, o recordador, quien solo tardíamente, en la etapa de Medina, se atribuyó a sí mismo la categoría de «enviado» y de «profeta» de ese Dios. De todos modos, dejando aparte su intencionalidad teológica, la creencia en el origen divino cumple la función de volver superflua la cuestión de quién fue el autor efectivo que compuso las suras, y da pie a la condena de toda búsqueda histórica del creador humano y sus fuentes. Al tiempo, serviría como base para postular la independencia de la nueva religión, y para descartar al final los libros sagrados judíos y cristianos. Un ejemplo conspicuo de los movimientos semánticos lo disponemos en el cambio de significación de las expresiones «islam» y «musulmán», que no adquirieron el sentido de hoy antes del año 775, tras la consolidación del poder abasí a lo largo del califato de Al-Mahdi. Este definió la teología ortodoxa en frente de la herejía, a fin de reforzar la autonomía del sistema islámico en frente de sus competidores.

Tradujeron al árabe diferentes pasajes de la Biblia, esquematizándolos. Alteraron el sentido de los relatos con vistas a su asimilación árabe, y de a poco los fueron islamizando. De esta forma, acabaron por dictaminar que la Torá y el Evangelio habían sido falsificados, fundamento por el cual debían ser recusados. Prácticamente la totalidad de los exegetas y comentadores musulmanes, y después los coranólogos académicos modernos, se han atenido al primer paradigma, que quiere explicar las oscuridades del Corán mediante la referencia a eso que llaman las «circunstancias de la revelación».

Suceden 4 Etapas (cfr Aldeeb 2016: 9- :

Hay exegetas musulmanes, más que nada chiíes, que consideran la yihad como sexto pilar del islam. El Corán es un libro de 114 suras yuxtapuestas sin orden ni concierto, una obra complicada donde intervinieron decenas de escribas. Por mucho que pretenda ser palabra divina, sus versículos ponen de manifiesto un discurso humano, con muy numerosas incoherencias y no escasas contradicciones.

“Quienes crean, emigren y luchen por Dios con su hacienda y sus personas van a tener una categoría mucho más elevada junto a Dios. Esos van a ser los que triunfen”. “Los creyentes que emigraron y lucharon por Alá, y quienes les brindaron refugio y auxilio, esos son los fieles de verdad. Van a tener perdón y generoso sustento”. “En el momento en que estéis de viaje, no hay problema en que abreviés la azalá, si teméis un ataque de los infieles. Los infieles son para vosotros un enemigo declarado”. “¡Quienes cambian la vida de acá por la otra combatan por Alá! A quien, luchando por Alá, sea muerto o salga victorioso, le daremos una espléndida recompensa”.

«Dios quiere a los que enfrentan en su camino, en fila, tal y como si fueran un edificio de plomo» (Corán 109/61,4). Lucha contra los descreídos y los hipócritas, y sé duro con ellos. «Los que han creído, migrado, y combatido en el camino de Dios con sus fortunas y sus personas tienen un grado mucho más alto ante Dios. «Los que han creído, migrado, y combatido en el sendero de Dios, tal como quienes los han albergado y auxiliado, estos son los verdaderos creyentes» (Corán 88/8,74). «La remuneración de los que guerrean contra Dios y su enviado, y los que se ocupan de corromper en la tierra, es que sean matados, o crucificados, o que se les corten las manos y los pies opuestos, o que sean desterrados del país. Salvo los que se arrepientan antes de caer en vuestro poder» (Corán 112/5,33-34).

«Entre los judíos están esos desplazan las palabras de sus posiciones» (Corán 92/4,46). «Entre la gente del libro hay quienes creen en Dios, en lo que descendió sobre nosotros y lo que descendió sobre ellos, postrados ante Dios, que no cambian los signos de Dios por un bajo precio. Dios es puntual en ajustar cuentas» (Corán 89/3,199). «Quienes ocultan lo que Dios hizo descender del libro y lo cambian por un bajo precio, estos solo ingerirán fuego en su vientre.