Su pasión por un hombre contraindicado, por un héroe romántico, embelleció su padecimiento. Jamás se resignó a ser un modelo de mujer tradicional y esclava de una sociedad patriarcal y machista, quiso sobrepasar a los hombres para probar su igualdad como de este modo fue. El 11 de enero de 1540 la expedición salía de Cuzco hacia lo desconocido .Varios de los expedicionarios hasta sumar en torno a un centenar de infantes y caballeros acamparon ese verano en Chiu Chiu. Con una al azar más que sospechosa, un tal Pedro Sánchez de la Hoz, apareció por aquellos pagos con un cuarteto de calaveras con mal aspecto y peores intenciones.
Una noche, este cetrino sujeto de aviesas pretenciones, acompañado de sus secuaces, se acercó taimado a la tienda en la que dormía Valdivia, con tan mala fortuna que Inés de Suarez empezaría a vocear acudiendo presto el alguacil y doce de soldados deteniendo a los conspiradores. Enterado Valdivia del extraño intento ocurrido en sus dependencias privó al conspicuo Sánchez de los beneficios de la compañía y con suerte además de esto, ya que el próximamente de Valdivia era sobradamente conocido, pero creyó que cinco soldados mucho más sumaban. Llegando a Perú, le informarían de la muerte de su marido en la primavera de aquel hemisferio, era abril de 1538. Siendo viuda de militar (el mercader había fallecido en combate) recibió una confía que velozmente transformó en una fértil cooperativa de producción agrícola rodeada de nativas que se llevaban un porcentaje de las ventajas aparte de construirles una modesta casa a cada una de ellas. Valdivia y Jerónimo Alderete eran buenos amigos y en compromiso en la causa común de la amistad; los dos, se habían embarcado para llevar a cabo las “américas”.
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Inés Suárez nació en 1507 en Plasencia, ciudad que por entonces era la más poblada de Extremadura y se encontraba en pleno auge económico y popular. Poco o nada se conoce de sus años en España, que debieron ser los de cualquier joven de origen humilde y temerosa de Dios. Con 19 años se casó con un tal Juan de Málaga en la localidad que daba nombre a su marido. Este era mercader de buena posición y, si bien no debía faltarles el dinero, deseó evaluar suerte en el Nuevo Planeta y partió ordenando a Inés que esperara a su regreso o a que la llamara para reunirse del otro lado del océano. Si hubo una cantidad enorme de españoles que eligieron atravesar el charco por oro, ella fue la primera en hacerlo por amor.
Además, parece ser era hija única y sus progenitores, 2 venerables ancianos, eran una razón mayor para retenerla. Valdivia lo comprendió y aunque la amaba intensamente aceptó aquel imperativo mayor. Una vez llegado a Venezuela y desembarcado, encaró la muy, muy dura travesía por los Andes para llegar hasta Cuzco.
Mujeres Visibles En La Conquista: Las Españolas Del Nuevo Planeta
Para adentrarnos en la vida de Inés de Suárez desde su nacimiento hasta su fallecimiento, os aconsejamos la lectura de la novela Inés del Alma Mia de la autora Isabel Allende. Esta autora hace un exhaustivo estudio de los hechos que influyeron con mayor fuerza en la vida de esta mujer, tan desconocida, pero a quien tanto debe la historia de España y de Chile. Al poco tiempo del enlace, su marido partió hacia América en busca de popularidad y fortuna. Hasta entonces, ella continuó en España, esperándola sola, durante diez largos años. Habiendo recibido noticias de su marido desde Venezuela, y cansada de esperar, Inés se resolvió a viajar a América para hallarlo.
Desde entonces han sido decenas las novelas históricas que han replicado esta historia. No obstante, autores como Garvi son incondicionales de que podría haber sido exagerada. «El testimonio, aparte de poner de manifiesto una extremada crueldad, parece un poco exagerado . Resulta bien difícil opinar que una mujer que había dado tantas muestras de generosidad y compasión ayudando a los demás, se mostrase capaz de cometer siete crímenes a sangre fría, exhibiendo un accionar brutal propio de un individuo sin piedad», destapa. Con todo, el creador también acomete con cautela estas afirmación, ya que sabe que el mismo Valdivia aseveró en su exposición posterior de los hechos que « ella les ayudó a ello ». Como si de una película de america se tratara (no en vano se suele afirmar que la realidad sobrepasa la ficción), nuestra Inés cayó rendida a los encantos de Valdivia, veterano de peleas como la de Pavía .
Según la que recoge Góngora Marmolejo, los indios llevaron a Valdivia a riberas de un lago, le quitaron la ropa y con unas cáscaras de almeja le cortaron los músculos de los brazos desde el codo hasta la muñeca, los asaron y se los consumieron. Participó en la conquista de Chile y la fundación de Santiago. Las hazañas de Inés Suárez mencionadas por los cronistas de la temporada, fueron casi olvidadas por los historiadores a lo largo de más de cuatrocientos años. Y desenvainando la espada los mató a todos con tan varonil ánimo como si fuera un Roldán o Cid Ruy Díaz. Los días fueron pasando entre mucho más conquistas, batallas sanguinolentas y conspiraciones para intentar quitar el poder a Valdivia. De esta forma llegó septiembre de 1541, un mes aciago para Inés y su amante, pues fue en el que los originarios eligieron sumarse en torno a la figura del cacique local Michimalonco para asaltar Santiago y pasar por la espada a todo aquel conquistador español que hubiese en su interior.
Inés De Suárez
«Frente a la escasez de españoles suficientes para rechazar los continuos asaltos de los indios, la española animaba a los heridos a los que había prestado primeros auxilios para que, sin pérdida de tiempo, volvieran a ocupar su puesto en la empalizada», añade el autor español. Como si no fuera sufisciente, cuando la situación comenzó a ser agobiada, se puso una coraza y se dedicó a alentar a los combatientes y a instarles a sostener su posición. En el final, sin embargo, los peninsulares terminaron reculando ante el empuje de los enemigos. En cualquier caso, lo que está claro es que, como señala Baeza, Inés «habría optado por trabajar cuidando a los soldados heridos, lavando y componiendo sus ropas».
Pedro de Valdivia ha podido haberla popular en Venezuela, aunque lo más probable es que la conociera en el Cuzco. Al resolverse a arrancar la conquista de Chile, tarea en la que había fracasado Diego de Almagro, resolvió llevarla en su compañía. Debió de solicitar la autorización del obispo Valverde, pretextando que deseaba llevarla en calidad de “sirvienta”, si bien estaba unido a ella por una relación de afecto que era conocida de todos.
En Perú, Inés se dedicó a remendar ropa y a proteger y curar las heridas de los soldados. Inés se enamoró perdidamente de este conquistador, al que le unió una relación sentimental durante décadas. Pronto se unió a sus huestes y se transformó en la única mujer blanca que integraba la expedición que acabó con la conquista de nuestro territorio. A lo largo de este tiempo, fue la amante del conquistador español, quien era casado con Marina Ortiz. Durante todo el asedio, doña Inés se dedicó, de entrada, a cuidar de los heridos y contribuir a los soldados en mitad del combate.
Valdivia asistió al rincón, Tucapel, adelante de 42 soldados y un contingente de indios yanaconas, con la intención de reconstruir la fortaleza, pero cuando atravesaba un bosque se vio rodeado por una cantidad enorme de mapuches. Lautaro los organizó en varios grupos compactos y los lanzó en oleadas sucesivas sobre los españoles. Sin tiempo para volver como estaba entre un ataque y el próximo, los españoles fueron cediendo hasta ser aniquilados totalmente. Todos y cada uno de los cronistas aseguran que Valdivia fue ejecutado tras padecer horribles torturas.
Todo ello, mientras su amante le contaba historias sobre sus andanzas pasadas. Anécdotas que hablaban, por servirnos de un ejemplo, de su ascenso como maestre de campo tras haber demostrado de sobra su valentía o de la guerra civil que se había desarrollado cuando el también conquistador Diego de Almagro se había enfrentado contra el mismísimo Francisco Pizarro . Diego de Almagro, el mismo que se encaró y perdió en su disputa con Francisco Pizarro, ya había fracasado años antes en su intento por recorrer y conquistar Chile. A Suárez y Valdivia les aguardarían inmensidad de riesgos en su sendero mediante los Andes, el desierto de Atacama o en la lejana Tierra de Fuego.