Lo que se discutía en el juicio era la verdad de la misión divina de la joven Juana. A principios de 1429, Juana se presentó en la corte de Carlos VII en Chinon y, tras ser examinada por una comisión de teólogos, los convenció de que Dios la había enviado para «librar al pueblo de Francia de las calamidades que padece». La prueba definitiva llegó cuando la Doncella se puso al frente de las tropas que lograron dejar en libertad la localidad de Orleans del asedio inglés y, unas semanas después, Carlos VII fue coronado solemnemente en la catedral de Reims en presencia de la joven predicadora guerrera. Juana de Arco pasó a la historia como una de las mujeres que se encaró a la sociedad de su temporada con mucho más valor y tesón. Sin embargo, a pesar del carácter prácticamente mítico del personaje y a existir diversas proyectos teatrales, cinematográficas y narrativas de la vida o de ciertos capítulos de la vida de Juana de Arco, hacia muchos años que no aparecía una novela sobre entre las mujeres mucho más fascinantes de la narración de Occidente. Además, la obra de Pamela Marcantel es la primera que aborda por riguroso y con aspecto toda la trayectoria escencial de la protagonista, y la única que no queda enturbiada por partidismos o trasnochadas reivindicaciones chauvinistas.
En la época del XVIII, Jean Marie Arouet se había transformado en entre los escritores con mayor prestigio intelectual de Francia. Había anunciado con enorme éxito una epopeya sobre Enrique IV y El siglo de Luis XIV lo había consagrado como historiador. Al tiempo, quizás como un divertimento pero también, desde luego, como provocación anticlerical, Voltaire compuso un poema épico burlesco en 21 cantos sobre Juana de Arco, La Pucelle d’Orléans, publicado en 1752. Más allá de que había defendido siempre su inocencia, se retractó y aseveró lo que el tribunal decía, lo que hizo que la pena capital se convirtiese en cadena perpetua.
Juana De Arco, Hereje Por Razón De Estado
Sin duda, los clérigos pretendían intimidar a la joven y también inducirla a aceptar las imputaciones, admitir su culpabilidad y conseguir una rápida condena. «Hacían a la pobre Juana interrogatorios muy difíciles, sutiles y ilusorios –afirma un contemporáneo–, hasta el punto de que muchos clérigos y letrados allí presentes habrían tenido inconvenientes para contestar, con lo que varios murmuraban». Vivió su niñez, y comienzos de su adolescencia en el momento en que su país no pasaba por buenos momentos, y Juana ahora a los catorce años sentía unas voces que la llamaban. Según sus visiones, eran llamadas del Arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita trasmitiéndole el mensaje de ser la indicada para salvar a la nación y al rey. Siendo mujer, la sociedad esperaba de ella que fuera una hija y esposa miedosa de Dios, respetuosa con su padre y obediente con su marido pero ella no temía a Dios, ella lo amaba. Y, según se dice, siguiendo sus designios desafió las convenciones y el lugar que un planeta opresivo le tenía cerrado para tomar las armas y combatir contra los contrincantes de Francia como una de las guerreras mucho más grandes de la historia.
Su historia, mil ocasiones contada, piensa una loseta para aquel que busque separar el mito de la realidad. Juana fue doblegada a mucho sufrimiento en prisión, así como también humillaciones e insultos todos los días y en todo momento. Y en estos tiempos se hace su tortura, en el momento en que encienden una enorme hoguera y la amarran a un poste y la queman de forma lenta, Juana muere rezando y su mayor consuelo es mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor.
Ático de los Libros edita en castellano la espléndida biografía de la historiadora británica Helen Castor sobre la legendaria adolescente que marcó el curso de la Guerra de los Cien Años. Siguiendo las «voces» de Dios, Juana de Arco guió a los franceses en su combate contra la ocupación inglesa. Capturada en 1430, sus contrincantes la sometieron a un desarrollo por herejía en Ruán que acabó con su condena a fallecer en la hoguera. Tal vez la corte tomó seriamente a Juana de Arco precisamente porque se vivían momentos de desesperación y se necesitaba alguna promesa, por mínima que fuera. El hecho es que su presencia iba a representar un punto de inflexión en el enfrentamiento. El rey, Carlos VII, la envía a Orleans, cercada por el enemigo, adjuntado con el ejército de socorro.
Juana De Arco: La Impactante Aventura De La Doncella De Orleans
Apúntate a los newsletter que más te interesen y recibe gratis los mejores reportajes, fotografías, y noticias cada semana en tu email. Versalles, un día en la corte de Luis XIV, el Rey SolLuis XIV convirtió el palacio de Versalles en el centro de poder de Francia. El día a día del rey era un ritual perfectamente planeado que señalaba la importancia de cada cortesano según su cercanía al monarca. En tiempos de Luis XIV, el palacio de Versalles se organizaba en una sucesión de espacios en los que tenían sitio las actividades diarias de la corte, siempre y en todo momento al ritmo que imponía la voluntad del soberano. La dura vida de los soldados de NapoleónLargas marchas, noches a la intemperie, pillaje y sanguinolentas batallas marcaban el devenir de las tropas del emperador francés en su ansia por expandir sus territorios.
François Villon, por ejemplo, solo le dedica 2 versos en su Balada de la damas de otrora, de hacia “Et Jehanne la bonne Lorraine, / Qu\’Englois brulerent a Rouan”- que recuerdan, sin más, su nacimiento y su muerte. Juana había entrado a ser parte de un tópico de la época, las “claras mujeres”, al lado de la cortesana egipcia -luego santa- Thaïs, la sabia Heloísa o la madre de Carlomagno. Eso sí, siempre en el reducido campo de la literatura francesa, donde el nombre de la Doncella de Orléans aún significaba algo. Juana de Arco es un relato verdadera, vigoroso, magnífico y evocador, que nos transporta al dramático contexto de la Guerra de los Cien Años, con la Europa cristiana en llamas y Francia en peligro de perder su territorio. La acción gira en torno de la figura sublime, insigne y valerosa de Juana de Arco, una muy, muy joven doncella de Orleans que, al escuchar la llamada de unas voces, se siente llamada por Dios, y pretende nada menos que solventar el conflicto participando de forma directa en la guerra. Más allá de que fue una heroína nacional, en este momento se trasformaría en una mártir, puesto que varios usados de la corte del rey le tenían celos de que ella llegara a ser bastante esencial y empiezan a hacerle la guerra.
Juana De Arco
Estos pusieron adelante del proceso a un clérigo francés de su seguridad, Pierre Cauchon, obispo de Beauvais; era un viejo servidor del duque de Borgoña que asimismo había sido integrante del consejo del rey de Inglaterra. Al lado de él se puso a un inquisidor, el dominico Jean Le Maître, que, no obstante, próximamente escurrió el bulto. Quedaba solo una ciudad esencial por caer a cargo de los ingleses, Orleans, la que estaba asediada por un fuerte ejército inglés, y para enfrentarlos Juana solicita permiso al rey Carlos para ponerse al mando sobre las tropas, con lo que es nombrada capitana. En este enfrentamiento animados por la joven capitana, los soldados franceses lucharon como héroes y expulsaron a los asaltantes y liberaron Orleans, continuando por otras ciudades que liberaron también. Juana de Arco, una mujer que ha hecho historia, nació en el año 1412 en Donremy, Francia.
El papa Pío XII la beatificó el 18 de abril de 1909, y fue canonizada el 16 de mayo de 1920, tras la victoria de Francia contra Alemania en la Primera Guerra Mundial. El desarrollo duró tres meses y fue declarada culpable de los cargos de brujería y herejía el 25 de mayo de 1431. Fue un juicio que no dejó opciones de defensa a la acusada y además se fundamentó en argumentos enclenques y sin fundamento.
Una oportunidad única para apasionarse y conocer intensamente un personaje y una época expepcionales. En cuanto a la Literatura, la fortuna de Juana de Arco como motivo artístico fue asimismo fugaz. De esos meses de 1429 data ahora el Dit de Jeanne d’Arc de Christine de Pizan, de contenido sobre todo político -una encendida defensa de Carlos VII que aparece de su propia corte- y, de muy pocos años después al parecer, el Mistère du siège d\’Orléans, primera pieza de un larguísimo, como veremos, repertorio. A pesar de todo, tras la desaparición de la Pucelle, y a pesar de su rehabilitación, la literatura solamente echa tienes Juana.
Esta mujer creció en el campo, perdiendo la oportunidad de aprender a leer y a redactar. Una comisión pontificia rehabilitó su figura el 7 de julio de 1456, centrándose su culto en la ciudad de Orleans. Juana se convertiría en heroína francesa tras la derrota francesa de 1870.
Durante el asedio de Compiégne fue capturada por el duque de Borgoña el 24 de mayo de 1430 para ser vendida después a los ingleses. La desaparición de Juana de Arco Leer artículoEl 21 de febrero, Juana compareció por vez primera frente al tribunal. Junto a Cauchon participaban varios asesores –clérigos, obispos, teólogos y abogados en su mayoría–, de modo que, en conjunto, Juana tuvo en frente de ella a un centenar de jueces a lo largo de los cinco meses que duró su desarrollo.