Salieri Amadeus

Salieri nunca ha podido valorar su capacidad para comprender en profundidad las cualidades de la música de Mozart, lo que más allá de que se mira no es poca cosa. Porque es simple extasiarse con la música del profesor de Salzburgo; pero, ¿cuántos tienen la posibilidad de alcanzarla con la hondura en que lo logró Salieri? Es precisamente en esa aptitud donde radicaba su don, del que él mismo abjura al final del drama, en el momento en que le increpa a Dios no solo por haberle otorgado a Mozart la divina inspiración, sino más bien, mucho más todavía, por haberle dado a él, a Salieri, el don de apreciarla. De una manera que puede sonar sofisticado, vamos a decir que Mozart fue tan grande para Salieri porque, al valorarlo en su interior, no solo reconoció su grandeza sino que también se la otorgó.

Si aceptas el reto, aquí tienes el test Mozart contra Salieri. Yo he sacado un 50% de aciertos, pero admito que ha sido mucho más por casualidad que por conocimiento, ya que he tenido serias inquietudes en algunas de las respuestas. Puedes señalar tu puntuación en los comentarios, si te gusta. Simkin publica un comprendio de las estadísticas en su producto «Scientific comparison of Mozart and Salieri,» ArXiv, 24 Jul 2011. Pensamos que en los autores contemporáneos existe una preocupación por lograr descripciones mucho más correctas de la envidia y las defensas a las que da lugar, tanto como al papel que esta juega en el deterioro de las relaciones de objeto y de las posibilidades creativas del sujeto.

Mozart, Salieri Y `amadeus´: La Verdad Conjugada

Y esa noche, Salieri se declara enemigo de Jesucristo, que le dio la capacidad de admitir en otro lo sublime de su obra, pero no el talento para crearla, prometiendo hacerle el mayor daño posible a Mozart. El Emperador escoge encomendarle a su sobrina para que Mozart le dé clases de música, si bien el celoso Salieri recomienda que para ello pase una prueba, que Mozart se niega a realizar, con lo que finalmente no le encomiendan el trabajo, lo que hace que el compositor pase por graves adversidades económicas. Él por el contrario no era apoyado por su padre frente a su deseo de ocuparse a la música, pidiéndole a Dios que le ayudara a ser el más destacable músico, ofreciéndole a cambio su celibato. Salieri le cuenta que fue el compositor más famoso de su época, habiendo escrito 40 óperas, con las que triunfó, si bien el sacerdote no es capaz de identificar ninguna de sus melodías, si bien en el momento en que al final reconoce una, esta no es de él, sino de Mozart. El adulto mayor Antonio Salieri es encontrado por sus sirvientes tras haber intentado suicidarse cortándose el cuello, lo que provoca que lo lleven a un manicomio, donde recibe la visita del padre Vogler, un joven sacerdote que trata de confesarle frente su insistencia en afirmar que él mató a Mozart.

La visión que planteamos en este trabajo, debe comprenderse como un intento de comprender mejor las complejidades de la envidia y hacer más operante la forma de interpretarla. Solo en el momento en que la envidia ha sido analizada en sus aspectos, puede el paciente capturar la hermosura del procedimiento analítico y hasta “apreciar” la aptitud del analista, reconociendo en sí la virtud de poder hacerlo. Propone que la envidia está dirigida al objeto en su función de vincular, función que él asigna no sólo al pecho, sino más bien asimismo al pene y al lenguaje verbal. En este sentido, la función vincular se considera por Bion como una pareja y en consecuencia para él, la envidia principal estaría dirigida a los aspectos creativos de exactamente la misma. Algo más que ‘darse vuelta y reposar’ ya que piensa no entorpecer con el exitación y la actividad reparatoria de la pareja.

Detalla aspectos concientes de la envidia (impenitente o egosintónica) y otros inconcientes (egodistónica), que están involucradas en las relaciones de ofrecer y recibir. Desde sus primeros escritos Bion comienza a realizar el tema de la envidia, sus orígenes y efectos en pacientes psicóticos. El hallazgo de la envidia temprana por Melanie Klein y la descripción del modo en que ésta trabaja dio un enorme ímpetu al trabajo analítico. Que ella tiene la capacidad no sólo de reconocer sino más bien asimismo de apreciar esas virtudes. Incluiremos en este punto un material clínico del cuarto año de análisis, en el instante en que esta configuración a la que nos referimos como ‘el dilema de Salieri’ comenzó a hacerse mucho más visible y más accesible. Tanto tenía resueltos todos y cada uno de los problemas, desde lo familiar a lo económico.

¿fueron Enserio Enemigos Mozart Y Salieri?

“Visualmente impresionante, el reparto es espectacular y Forman hábilmente acompaña la historia con un empleo delicioso de música.” “Esta \’Amadeus\’ es impresionante y es posible que aun sea más humana que la obra teatral y aunque el encontronazo no es siempre menor, es sin duda diferente.” Este producto se publicó en el número 629 de la gaceta Historia y Vida. Ese trágico y prodigioso acto final, el fecundo año 1791, también brindó patentizas de una relación quizás dificultosa entre Mozart y Salieri, pero inclinada por lo menos a la camaradería profesional. Así se trasluce que, con motivo del ascenso de Leopoldo II al trono bohemio, el primero compusiera La clemenza di Tito, al no poder hacerlo el segundo por compromisos anteriores. Ópera aparte, Mozart consiguió gracias a Salieri la inclusión en la coronación de tres piezas sacras.

salieri amadeus

Cae en este momento en la cuenta que ella ha de ser insoportable para la analista y se hace evidente que ella tampoco la soporta. Difícil percatarse de que las defensas maníacas, que tan bien describió, no solo se usa para eludir el mal depresivo sino también para agraviar al objeto de amor, con lo que se reabre el círculo del amor y la culpa intensamente sepultados. Hubo que esperar, pues, a 1957 para que Melanie Klein introdujese el controvertido concepto de envidia principal. Un operista austriaco apadrinó a lo grande a este huérfano de 16 años al avisar su talento musical. Le dio acceso a la mejor formación libre en Viena y a una deslumbrante agenda de contactos. Salieri actuó de esta manera desde muy joven en los recitales de cámara que organizaba el emperador José II. Con el tiempo, se convirtió en compositor de la corte y sucedió a su mentor adelante de la influyente y bien remunerada ópera italiana.

Amadeus Mozart Y También Salieri

Si retomamos esta pregunta es pues consideramos que indirectamente este cuestionamiento infiltra y en cierto sentido distorsiona la recurrente discusión entre las llamadas causas endógenas y exógenas (respuesta a la frustración) de la envidia. Esta adecuada interpretación no admite que, sin embargo, en la verdad psíquica de la paciente, el analista efectivamente ‘lo tiene todo’, y que algo de esta situación psíquica almacena un cierto correlato con la verdad externa. Hijo en un momento completamente inapropiado para su historia profesional. Hasta la resolución de no realizar un aborto era visto negativamente, sólo como indicio de una falta de valor.

Aún cuando la obra teatral y la película tienen dentro elementos históricos, ambas se alejan de la historia para explorar temas que se refieren a problemas humanos escenciales y universales. En este sentido, la relación entre Mozart y Salieri consigue el carácter de un mito, crisol de historias, sucesos y ficciones que los seres humanos consideran como demostraciones del significado emocional de su vida. La otra escena esencial añadida en el «montaje del director» (al parecer, la original también tenía «demasiadas notas») es una secuencia más larga del estreno de La flauta mágica, donde se recurre al inglés como idioma «de pueblo», para contraponerlo al italiano y alemán de la alta ópera.

Envidia Y Situación Depresiva

Dicho en otros términos, la capacidad para reconocer las admirables caracteristicas del objeto no puede ser admitida como un aspecto valioso del propio self. Por contra, como un rendimiento peculiar de la envidia, se transforma en prueba de la propia minusvalía. La idea de Shaffer para su obra no era original ni mucho menos, sino para escribirla él se subió a hombros de verdaderos colosales en lo propio, como eran Alexander Pushkin y Nikolai Rimsky-Korsakov.