Tipos De Histeria

Realizar la situación depresiva supone admitir a la madre como un elemento total, esto es, una madre diferenciada del niño, fuera de su control, con una vida propia que incluye eminentemente la relación con el padre. Este reconocimiento piensa abandonar la idea de la posesión única y permanente de la madre y requiere afrontar los sentimientos de exclusión, envidia, celos y rivalidad con un padre por el otro (Segal, 1989; Britton, 1989). Las neurosis de renta se incluyen en la clasificación internacional de enfermedades de la OMS dentro de la elaboración psicológica de síntomas somáticos (F68.0). Se describen como un trastorno en el que síntomas somáticos compatibles con un trastorno, enfermedad o incapacidad física, confirmados y inicialmente debidos a uno de ellos, son excesivas o prolongadas debido al estado psicológico del enfermo. De este modo se desarrolla un síndrome comportamental de búsqueda de atención (histriónico) que con frecuencia incluye también protestas que no son de origen somático (y por lo general no específicas).

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Esta tolerante evolucionó clínica y estructuralmente de manera muy efectiva durante cinco años de terapia. James Morrison , en su resumen del DSM-IV, define al trastorno límite como un trastorno caracterizado por un control de impulsos, autoimagen, estados de ánimo y relaciones entre personas inestables. Los sujetos que sufren este trastorno procuran desesperadamente evitar el abandono, tienen inconvenientes en la definición de su autoimagen, impulsos autodestructivos, sentimientos crónicos de vacío y aburrimiento así como reacciones de enfado inadecuadas y también incontroladas.

Así, Freud se desesperaba cuando, en sus comienzos, y más allá de sus intentos de verse como un médico bondadoso, no dejaba de ser visto por sus pacientes histéricas como una presencia masculina provocadora con la que era casi inevitable sufrir, discutir o, a veces, rendirse al enamoramiento. Es muy frecuente hallar en el bagaje biográfico de individuos heterosexuales de rasgos histéricos sucesos externos o actitudes del ambiente que indican con claridad que, durante la infancia, se otorgaba un valor y una relevancia muy diferente a la gente según cuál fuera su sexo. De esta forma, una chavala probablemente halla percibido de modo visible que su hermano era el favorito en casa, o que sus padres habían querido siempre tener un hijo varón. Igualmente, puede haber quedado muy claro en la atmósfera de la familia que se apreciaban positivamente algunos aspectos de fachada femenina (el aspecto físico, un desempeño no amenazante o infantil, la amabilidad o la inocencia) al tiempo que se connotaban de forma negativa otros elementos en teoría femeninos (como la carencia de empuje o de determinación).

Caso Anna O

Vallejo Nájera destaca en su Tratado de psiquiatría que la tendencia a la patonimia es caracteristica de la naturaleza humana , pero destaca que esta inclinación es mucho más fuerte en personalidades histéricas, psicopáticas y en oligofrénicos3,6. La simulación se distingue del trastorno de conversión y de otros trastornos somatoformos por la producción intencionada de síntomas y por los obvios incentivos externos socios a ella. En la simulación, a diferencia de lo que pasa en los trastornos de conversión, los síntomas no ceden por sugestión o hipnosis. Es importante para nosotros, los clínicos, rememorar la existencia de trastornos graves socios a las neurosis de renta. En algunas indemnizaciones, la lucha adopta un carácter activo y los afectados, no solamente se sienten emotivamente perjudicados, sino creen recibir un trato injusto por la parte de los profesionales, los peritos o la justicia, defendiéndose contra ello sin escatimar ofensas y amenazas6. Años más tarde, a partir de 1926, la escuela alemana propuso la expresión de neurosis de renta para referirse a esos cuadros clínicos a raíz de un incidente en los que primaba el deseo ilegítimo de indemnización sobre los trastornos orgánicos5.

Kernberg llama a los pacientes con una organización neurótica, trastorno histérico de la personalidad exactamente; los del segundo tipo, trastorno histriónico de la personalidad. Por tanto, como antes otros autores (Zetzel, Easser y Lesser, etc.), Kernberg cree que hay diversos tipos de pacientes histéricos. Sus pacientes histriónicos corresponden a los pacientes histeroides de Easser y Lesser , o las clases 3 y 4 de Zetzel , o a la histeria borderline de que hablan Brenman o Rupprecht-Shapera . Es cierto que por el momento no es hoy tan frecuente como otrora el atribuir cualquier síntoma físico desconcertante a algún conflicto inconsciente.

Gaceta Clínica De Medicina De Familia

El apoyo de un profesional en salud mental es primordial para avanzar en el régimen de este tipo de trastornos. Las técnicas de Psicoterapia son las más óptimas para conducir el dolor del paciente. Tizón se pregunta si los histéricos tienen la posibilidad de alucinar, como pensaban antes los psicoanalistas, o se habla más bien de alucinemas, es decir, comunicaciones fantásticas con el propósito de dramatizar o cautivar. Nos evoca el ejemplo de un paciente varón, en la mitad de los 40, con anteriores tratamientos de psicoterapia por un periodo de sobra de diez años. Sospecha que varias personas de su familia han llamado a clientes suyos para desprestigiarle y dejarle sin trabajo.

Brenman describió una madre histerógena, incapaz de llevar a cabo frente a la escalada de demandas del bebé que le engendran una angustia desastrosa aplastante. Éstas no pueden ser contenidas ni transformadas en una actitud de entendimiento, ocasionando una reacción de negación masiva y de falso reconocimiento. La madre da al niño una pseudorrelación, negando las ansiedades desastrosas con falsas tranquilizaciones y sensualidad. El bebé recibe el mensaje de que todo va bien, pero inconscientemente se le da a comprender de que se puede ocasionar una catástrofe a la menor perturbación . Riesenberg Malcom , ha descrito una madre histerógena indiferente, inútil de reconocer y responder a las necesidades del bebé. Ute Rupprecht-Schampera , a su vez, describió una madre simbiótica que obstruye el desarrollo de individuación.

Psicoabreu Gabinetes De Psicología Y Psicoanálisis

Comenta haber tenido alucinaciones complicadas de que iba al cielo y hablaba con Dios o con Jesucristo y que era capaz de prever el futuro, con cosas que luego, bajo su punto de vista, se han cumplido. A lo largo de una crisis, según él de esquizofrenia, estuvo ingresado una semana en una planta siquiátrica. En el contacto, en cambio, no genera en lo más mínimo la sensación de extrañeza, distancia, o “falta de sintonía” que caracteriza a los esquizofrénicos y nos queda la duda sobre la verdad de las alucinaciones aunque el paciente parezca sincero.

El trastorno histriónico de la personalidad se ajusta a lo que otros autores han denominado trastorno «infantil», «histeroide», «histeroide disfórico», «emocionalmente inestable» e “histérico de las clases 3 y 4 de Zetzel» . Se ajusta a una organización límite de la personalidad, o sea, se caracteriza por un síndrome de difusión de la identidad, patología severa de las relaciones objetales y predominio de la operación protectora primitiva centrada en la escisión, sin perder la prueba de realidad. Exactamente, la vinculación con el complejo de Edipo explica que esa experiencia de carencia –castración, incompletud, inferioridad, etcétera.– involucre siempre la identidad sexual y se exprese como un no tener lo que se debe tener para formar parte de la pareja idealizada que fantasea el tolerante histérico, lo que le condenará a la carencia de reconocimiento y la exclusión.

La Experiencia Del Sí Mismo Y De La Identidad En El Paciente Histérico

Si el actor transfigura, recreándolas, sus conmuevas, el histérico las desfigura, transformándolas en caricaturas, de manera que se distancia de la experiencia sensible y deforma su significado. Reisenberg Malcom , basándose en la transformación en hipérbole de Bion, abundó en este aspecto. El enfoque kleiniano, desarrolló y radicalizó la asociación entre histeria y narcisismo, llegando a entender la histeria como un tipo de organización narcisista al servicio de la “solución” del conflicto edípico, o como una manera de poner la triangulación al servicio del narcisismo. No es papel del médico castigar o disciplinar al tolerante, sino comprender, ayudar y aconsejar en libertad8. Se define la patonimia clínica como la producción de síntomas psíquicos y/o somáticos, obedeciendo a tendencias conscientes o inconscientes dirigidas a la consecución de un preciso propósito3. Posteriormente el término sinistrosis se asemejó en la escuela francesa al de neurosis de renta.

Antasmáticas tan verdaderas y eficaces en el plano psíquico como lo eran las ocasiones traumáticas acontecidas en la realidad. Por medio de ese drama, la tensión deseante se templa, y toma la forma de angustia merced a su integración en el libreto fantasmático al que se limita. Claro está, siempre que la criatura humana disponga de expresiones, de piezas de lenguaje con las que construir una historia; de elementos retóricos con los que poder articular, simbolizar, dramatizar la tragedia mítica donde se ponen en juego los deseos inconscientes incestuosos y parricidas. Y de esta manera, de esa forma, se muestra y se constituye la histeria como elemento central en el primero de los pasajes a los que se hacía referencia al principio de este apartado.

Con el PH, existe siempre el riesgo de que el análisis devenga un cobijo psíquico en el que pueda cultivar la ilusión de que está en la otra habitación, la ilusión de que tiene una relación secreta y especial con el analista. Y existe siempre el riesgo de que el juego del psicoanálisis de paso a la colusión. Desde lo previo podemos resaltar las importantes diferencias que separan el actuar del PH –la actuación histérica, que puede aparentar un jugar– de la genuina actividad de jugar. Lo que sugiere el trabajo de Crastnopol es que en cada uno de ellos se organiza de manera propia la autoexperiencia. Podría decirse que cada uno se refugia o se busca en un dominio de la autoexperiencia, según las peculiaridades de su personalidad, introduciendo, naturalmente, pretensiones defensivas. Para el PH, “el planeta se divide (…) entre poseedores y desprovistos de falo, entre poderosos e impotentes, entre fuertes y débiles” ; entre los privilegiados y los que no lo son; entre los que tienen lo que se debe tener para formar parte de la escena primaria y los que no tienen lo que hay que tener y que, por tanto, serán excluidos (Schaeffer,2000; Freixas, 1997).