Desastre del transbordador espacial Challenger
A las 11:38 a.m. del martes 28 de enero de 1986, el transbordador espacial Challenger fue lanzado desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida. Mientras el mundo miraba por televisión, el Challenger se elevó hacia el cielo y luego, sorprendentemente, explotó sólo 73 segundos después del despegue.
Los siete miembros de la tripulación, incluyendo a la profesora de estudios sociales Sharon «Christa» McAuliffe, murieron en el desastre. Una investigación del accidente descubrió que las juntas tóricas del cohete propulsor sólido derecho habían funcionado mal.
Contenidos
Tripulación del Challenger
- Christa McAuliffe (Maestra en el espacio)
- Dick Scobee (Comandante)
- Mike Smith (Piloto)
- Ron McNair (Especialista de Misión)
- Judy Resnik (Especialista en Misión)
- Ellison Onizuka (Especialista de Misión)
- Gregory Jarvis (Especialista en carga útil)
¿Debería haber lanzado el Challenger?
Alrededor de las 8:30 a.m. del martes 28 de enero de 1986, en Florida, los siete miembros de la tripulación del transbordador espacial Challenger ya estaban amarrados a sus asientos. Aunque estaban listos para partir, los funcionarios de la NASA estaban ocupados decidiendo si era lo suficientemente seguro para despegar ese día.
Hacía mucho frío la noche anterior, lo que provocó la formación de carámbanos bajo la plataforma de lanzamiento. Por la mañana, las temperaturas todavía eran de sólo 32° F. Si el transbordador se lanzaba ese día, sería el día más frío de todos los lanzamientos de transbordadores.
La seguridad era una gran preocupación, pero los oficiales de la NASA también estaban bajo presión para poner el transbordador en órbita rápidamente. El tiempo y las averías ya habían causado muchos aplazamientos desde la fecha de lanzamiento original, el 22 de enero.
Si el transbordador no se hubiera lanzado antes del 1 de febrero, algunos de los experimentos científicos y arreglos comerciales relacionados con el satélite estarían en peligro. Además, millones de personas, especialmente estudiantes de todo Estados Unidos, esperaban y esperaban el lanzamiento de esta misión en particular.
Un maestro a bordo
Entre la tripulación a bordo del Challenger esa mañana estaba Sharon «Christa» McAuliffe. McAuliffe, un profesor de estudios sociales en Concord High School en New Hampshire, había sido elegido entre 11.000 solicitantes para participar en el Proyecto Maestro en el Espacio.
El presidente Ronald Reagan creó este proyecto en agosto de 1984 en un esfuerzo por aumentar el interés público en el programa espacial de Estados Unidos. El profesor elegido se convertiría en el primer ciudadano privado del espacio.
Una maestra, una esposa y madre de dos hijos, McAuliffe representaba al ciudadano promedio y de buen carácter. Se convirtió en la cara de la NASA durante casi un año antes del lanzamiento, y el público la adoraba.
El lanzamiento
Poco después de las 11:00 a.m. de esa fría mañana, la NASA le dijo a la tripulación que el lanzamiento estaba listo.
A las 11:38 a.m., el transbordador espacial Challenger fue lanzado desde la plataforma 39-B en el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida.
Al principio, todo parecía ir bien. Sin embargo, 73 segundos después del despegue, el Control de la Misión oyó al piloto Mike Smith decir: «¡Oh, oh!». Luego, la gente del Control de la Misión, los observadores en tierra y millones de niños y adultos de todo el país vieron cómo explotaba el transbordador espacial Challenger.
La nación estaba conmocionada. Hasta el día de hoy, muchos recuerdan exactamente dónde estaban y qué estaban haciendo cuando se enteraron de que el Challenger había explotado. Sigue siendo un momento decisivo en el siglo XX.
Búsqueda y recuperación
Una hora después de la explosión, aviones y barcos buscaron supervivientes y restos. Aunque algunos pedazos de la lanzadera flotaban en la superficie del Océano Atlántico, gran parte de ella se había hundido hasta el fondo.
No se encontraron sobrevivientes. El 31 de enero de 1986, tres días después del desastre, se celebró un servicio conmemorativo para los héroes caídos.
¿Qué salió mal?
Todos querían saber qué había salido mal. El 3 de febrero de 1986, el Presidente Reagan estableció la Comisión Presidencial sobre el Accidente del Transbordador Espacial Challenger. El ex Secretario de Estado William Rogers presidió la comisión, cuyos miembros incluyeron a Sally Ride, Neil Armstrong y Chuck Yeager.
La «Comisión Rogers» estudió cuidadosamente las imágenes, el vídeo y los escombros del accidente. La Comisión determinó que el accidente fue causado por una falla en las juntas tóricas del cohete propulsor sólido derecho.
Las juntas tóricas sellaron las piezas del propulsor de cohetes. De usos múltiples y especialmente debido al frío extremo de ese día, una junta tórica en el propulsor derecho del cohete se había vuelto quebradiza.
Una vez lanzada, la débil junta tórica permitió que el fuego escapara del propulsor del cohete. El fuego derritió una viga de apoyo que mantenía el elevador en su lugar. El elevador de presión, luego móvil, golpeó el tanque de combustible, causando la explosión.
Después de más investigación, se determinó que había habido múltiples advertencias no escuchadas acerca de los posibles problemas con los anillos tóricos.
La cabina de tripulación
El 8 de marzo de 1986, poco más de cinco semanas después de la explosión, un equipo de búsqueda encontró la cabina de tripulación; no había sido destruida en la explosión. Los cuerpos de los siete miembros de la tripulación fueron encontrados, aún atados a sus asientos.
Se hicieron autopsias, pero la causa exacta de la muerte no fue concluyente. Se cree que al menos parte de la tripulación sobrevivió a la explosión, ya que se habían desplegado tres de los cuatro paquetes aéreos de emergencia encontrados.
Después de la explosión, la cabina de tripulación cayó más de 50,000 pies y cayó al agua a aproximadamente 200 millas por hora. Nadie podría haber sobrevivido al impacto.